sábado, 13 de febrero de 2021

Reflexion sobre la impermanencia y la muerte para la filosofia budista

REFLEXION SOBRE LA IMPERMANENCIA  y LA MUERTE.



• Porque es importante la reflexión sobre este principio para el budismo?

La contemplación sobre la impermanencia y la muerte constituye el segundo de los pensamientos fundamentales que orientan la mente, que motivan el Ser, hacia la liberación y la iluminación.
Se constituyen en el gran remedio o antídoto contra la tendencia natural a la ilusión de la permanencia del mundo, del yo y de las ideas. Estas se sanan con la impermanencia burda, sutil y la más sutil.
Tanto el apego como la aversión surgen de la ilusión de ver como reales y permanentes a los distintos fenómenos del mundo exterior o interior.
El buda al respecto afirma: “todo lo que a nacido morirá, todo lo que se a generado degenerara”, y respecto a ello también afirma que los vínculos son como un encuentro del mercado frente al infinito.
Cuando logramos, a través de la meditación sobre la impermanencia y la muerte, comprender y hasta realizar la impermanencia en nuestra vida, podemos dejar de apegarnos a un fenómeno presente y realmente abrirnos para la realización de la infinitud de posibilidades del espacio y el tiempo.
Entonces surge una pregunta naturalmente: porque todo es impermanente?, porque al final hay muerte?
Porque esta en la naturaleza misma del samsara el sufrimiento.
Aquí vale la pena mensionar al menos la concepción del budismo del bardo como de transición , que se aplica a los distintos estadios desde la muerte hasta la reencarnación, para el estado del sueño  y de la misma manera para la transición desde el nacimiento hasta la muerte, de manera que no es considerado como permanente este mundo ni otro , sino en realidad ninguno, siendo el sufrimiento del cambio el fundamento del Samsara en general y en el reconocimiento de esta realidad que se inicia el camino a la liberación y la iluminación.
Esta es la primera noble verdad que da inicio al giro de la rueda del Dharma budista, luego de la iluminación del príncipe Sidharta Gautama.
El reconocimiento de la impermanencia lleva naturalmente al reconocimiento de la interdependencia de todo lo compuesto y por ello a la vacuidad esencial de todos los fenómenos, y al percibir esto se percibe el Dharma, el percibir la realidad fenoménica como una espontánea e interdependiente realidad es la iluminación misma para el budismo.
En la tradición budista y más específicamente Sogyal Rimpoche, cuenta la historia de Krisnagotami, quien había perdido a su hijo, y no podía aceptar esta pérdida, Buda le desafió a que trajera un puñado de granos de mostaza de un hogar donde no hubiera muertes. La mujer fue de hogar en hogar tomando conciencia de que en todos lados estaba la muerte y fue así que emprendió, como discípula de buda, el camino de la liberación, había tomado conciencia de la omnipresencia de la muerte.
Podemos reflexionar sobre las veces que estábamos apegados a un proyecto o vinculo y lo vimos terminar, como en la ilusión, le dábamos consistencia y por ello nos aferrábamos.
Es en la reflexión sobre la impermanencia que podemos reconocer que podemos abrirnos a una realidad más amplia, como si dejáramos ir las fugaces nubes y pudiéramos así abrazar el infinito cielo.
En la mencionada presentación de las cuatro nobles verdades, la primera verdad que es la verdad del sufrimiento de la existencia, tiene como fundamento el sufrimiento del cambio o la impermanencia inherente de todo lo que existe.
Una de las tantas preguntas que podemos formularnos es porque hay impermanencia;  la impermanencia tiene como origen la interdependencia de todo lo compuesto, el estado de condicionalidad de todo lo existente.
El hecho de que todo lo que aparece desaparece, de que todo lo que nace en realidad ya en ese surgir condicionado, está la causa de su muerte.
Esta realidad que es fácilmente asumida intelectualmente, se presenta de forma completamente diferente en la percepción y en las conclusiones que nos presenta la vivencia inmediata.
Tenemos la tendencia natural a percibirnos y a consecuencia de ello a vivir, como si hubiese realidades seguras a las cuales agarrarse, como si fuéramos un ser estable y permanente.
Mahagara, un discípulo de buda, le pregunto una vez sobre cómo es posible para un hombre normal alcanzar la sabiduría: “ Mahagana, un hombre normal alcanza la sabiduría si contempla que todo lo que aparece, desaparece”.
El budismo afirma que tanto la realidad interior como la del mundo exterior, se encuentran siempre en un estado de cambio permanente.
La estabilidad, ya sea en la forma de átomos, cordilleras montañosas o nosotros mismos, es una ilusión.
Ninguno de nosotros es, física, emocional ni mentalmente, la misma persona que éramos hace años, ni hace días o minutos.
Ocurre que la ilusión del tiempo nos genera la falsa vivencia de la consistencia de todo lo que vivenciamos o percibimos empíricamente o como el yo o ego individual.

RAZONAMIENTOS  PARA UNA CONTEMPLACION  SOBRE LA MUERTE (LAM RIM).


1) Aceptar el hecho de que vamos a morir es definitivo.

Todos los que nacemos vamos a morir, no importa quienes seamos o cual sea la condición de nuestra existencia.

Podemos, con tranquilidad, tomarnos un tiempo para reflexionar sobre el hecho de que vamos a morir, y los seres queridos de quienes cuidamos también lo harán.
“El hecho de que voy a morir es definitivo”.
También podemos reflexionar sobre el hecho de que todas las personas que vivieron en la época del buda y el mismo también murieron.
El hecho es que grandes imperios desaparecieron, grandes seres humanos, ante la muerte y la impermanencia omnipresente se encontraron.
Cuál es la razón para pensar que yo sea la única excepción que vaya a sobrevivir?

En el Sutra “Dirigido a un rey”, se dice que la muerte es como cuando una montaña se derrumba por los cuatro costados.
“La vejez es inamovible como una montaña, y el decaimiento también lo es, las enfermedades son inamovibles como una montaña, y la muerte también lo es”.

Meditación:”  El hecho de que me voy a morir es definitivo y no hay nada que pueda impedirlo”.
“Donde sea que nazca, ya sea en un estado de existencia afortunado o desafortunado, es seguro que voy a morir”.
Tanto si nazco en el estado más feliz de la existencia cíclica, como si termino en el más profundo de los infiernos, estaré siempre sometido a la muerte.
Por muy lejos que me traslade, aunque viaje a los confines del espacio o al fondo de la tierra, nunca encontrare un lugar donde pueda esconderme de la muerte.

Segunda meditación: La duración de mi vida no puede aumentar y se va acortando continuamente.

Desde el momento en que fuimos concebidos, nos precipitamos de manera inexorable hacia la muerte.
El séptimo Dalai lama dijo:
“ Una vez que hemos nacido somos incapaces de detenernos ni siquiera un solo minuto, vamos acercándonos a los brazos del señor de la muerte, rápidos como un corredor en su carrera.
Creemos que pertenecemos al mundo de los vivos, pero nuestra vida es el sendero mismo que conduce a la muerte”.

Respecto al hecho de sentirnos pertenecientes al mundo de esta vida, es bueno recordar que la impermanencia para el budismo abarca todos los planos y los bardos del samsara, de forma tal que el transcurrir entre el nacimiento y la muerte es en realidad una transición, un recorrido, como todos los bardos.

Naturalmente nos puede resultar difícil meditar en el acercamiento irreversible a la muerte, entonces podemos contemplar el paso del tiempo escuchando el tic tac de un reloj, interpretando cada sonido como un paso más que nos acerca a la muerte.
Atisha solia hacer esta meditación con el caer de las gotas de agua, cada gota era un paso del señor de la muerte que se acercaba a su cueva.
En el Sutra del gran deleite, buda dice:
“Estos tres mundos son impermanentes como las nubes de otoño.
La muerte y el nacimiento de los seres son como la entrada y salida de los actores de un escenario”.
También cambian los actores de disfraz o rol.
El Sutra continua diciendo: ” La vida de un ser sintiente es breve como la luz del relámpago y se agota como el agua que cae de la alta montaña”.

Tercer razonamiento: “La muerte llega sin esperar a que practique el dharma”.

Aquí vale la pena aclarar que la reflexión es hecha en un marco de formación de estudiantes del dharma de budismo y más concretamente de budismo gelupha.
Sin embargo queda claro que en realidad es un claro aviso a que llega sin considerar la realización o no de nuestro Ser, en este sentido se puede hablar de un estímulo claro a vivir desde la autenticidad al considerarnos como seres mortales en nuestra naturaleza humana.
Al considerarnos como seres eternos, erróneamente priorizamos lo que es lo evidente y no lo trascendental.
El sendero del dharma budista busca el trascender los polos del idealismo y el nihilismo.
El asumirnos como seres para la muerte es lo que en realidad va a permitir una motivación trascendental y real hacia el mundo.

Es frente a la muerte que Hamlet se cuestiona sobre el engaño que nos sume en una actitud nihilista de confiar en la compensación de lo eterno : “Ser o no ser, esa es la cuestión.
Se es más noble por sufrir en el atico los tiros y flechazos de la insultante fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitación, y desafiándolas, luchar con ellas.
Morir, dormir, nada más, y con un sueño decir que acabamos con el sufrimiento del corazón y con los golpes naturales que son herencia de la carne, esta es una consumación piadosamente deseable.
Morir, dormir… dormir y tal vez soñar, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos que sueños podrán llegar en este sueño de muerte, cuando nos hallamos deshechos de este embrollo mortal, he aquí el pensamiento que nos hace tan interminable el vivir. Pues, quien soportaría los latigazos e insultos del tiempo, el agravio del opresor, la burla del orgulloso, los espasmos del amor despreciado, el retraso de la justicia, la insolencia del poder supremo y las patadas que el paciente merito recibe del indigno; cuando incluso uno mismo podrá procurarse el eterno reposo con un simple puñal.
Quien aguantaría cargas?, gruñiendo y sudando sin cesar bajo el peso de la vida, sino fuera porque espera que halla algo después de la muerte?.
El país de cuyos límites ningún viajero regresa jamás, desconcierta a la voluntad y nos obliga a soportar los males que día y noche nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos.
Así, la conciencia nos convierte a todos en cobardes, y así, el colorido natural de la resolución se debilita ante la pálida tonalidad del pensamiento, y las empresas de mayor importancia y empuje, por esta consideración incluso tuercen su curso y pierden el nombre de la acción.
El budismo más filosófico no estimula ninguna acción o vida nihilista y por el contrario estimula la autenticidad.
Es el propio Sidarta Gautama que en la comprensión de la necesidad de trascender los polos del materialismo y nihilismo encuentra la vía a la iluminación, encuentra el vacío de toda la existencia, y la liberación.
Heidegger, un filósofo existencialista del siglo XX , afirmaba que al asumirnos como seres para la muerte , es como podemos desarrollarnos auténticamente, liberándonos de la prisión del “ se dice” público y compartido.
En su texto más importante: “Ser y tiempo”, afirma: “Ver la muerte como la posibilidad más propia de cada ser, el morir es algo que cada Ser ahí, tiene que tomar y asumir sobre sí mismo.
La muerte es en la medida en que “es”, esencialmente en cada caso mía”. Y al asumir la muerte se asume la propia existencia.

Tres razonamientos para convencernos de que el momento de la muerte es incierto.

1) El espacio de vida de los seres de este mundo no es fijo.
2) Hay muchas más condiciones que nos conducen hacia la muerte que hacia la supervivencia.
3) El cuerpo del ser humano es muy frágil.

• El espacio de vida de los seres de este mundo no es fijo:

Solemos alimentar la consoladora e ilusoria idea de que se sintetizaría en la expresión: “Hoy no me voy a morir”. En base a la experiencia repetida de no morir en diversas situaciones, y esa afirmación conduce a una serie de afirmaciones de postergación; eligiendo el tentador o consolador no ser que se deriva de esta conclusión.
Con la meditación en la incertidumbre de la muerte el irracional y evasivo “hoy no me voy a morir” que nos apega a lo experimentado, es sustituido por el “hoy puedo morir” que nos abre a abrazarnos al infinito cielo de todas las posibilidades de Ser.

2) Hay muchas mas condiciones que conducen haica la muerte que hacia la supervivencia.

A pesar de que la muerte es definitiva y el espacio de vida es no definido, tanto las condiciones externas como internas que conducen a la muerte son innumerables.
Nagarjuna al respecto afirmaba: Nuestra vida está rodeada de miles de condiciones que la amenazan con la muerte, nuestra fuerza vital es como una llama expuesta al viento, la llama de nuestra existencia se apaga con facilidad , pues el viento de la muerte sopla en todas las direcciones
“.
3) El cuerpo del ser humano es muy frágil.

Nagarjuna en su “carta amistosa” afirmaba: “Hay muchos destructores de la fuerza vital, el cuerpo del ser humano es como una burbuja de agua”.
Está claro que los seres humanos tenemos, en general la tendencia a desarrollar un mecanismo de negación, para evadir como realmente es la condición de nuestra existencia.

Meditación: Mi muerte es inevitable y no puedo impedir que mi cuerpo degenere.
Día a día, momento a momento, mi vida se va consumiendo, la hora de mi muerte es incierta, puede llegar en cualquier momento.
Hoy puedo morir.

 Reflexión y meditación sobre la muerte en sí:

Ante la pregunta sobre: “ Que es la muerte?”, hay distintas respuestas, como la que describe un pasaje liberador a una realidad superior y paradisiaca, como la extinción de toda forma de existencia y otras.
Para el budismo la muerte es más bien como cuando un pájaro cambia de nido, cuando la conciencia deja el cuerpo seguimos padeciendo miedos, sufrimientos y necesitamos cuidado y orientación.
La práctica del Dharma u otra forma de disciplina espiritual nos permite generar hábitos que nos acompañaran en la transición y la siguiente vida.
Con el objetivo de prepararnos para la muerte, tenemos que meditar, imaginando que a llegado la hora de morir, también puede irse a un cementerio o un lugar donde halla cadáveres y reflexionar, sobre,”. Yo estaré en ese estado, yo seré un cadáver, voy a morir.”.

Esta es una meditación llamada: “meditación sobre los aspectos de la muerte”, fue recomendada por muchos maestros dentro de la tradición del dharma budista como Yhe Pabongkhada, en la misma se comtemplan los siguientes cuatro aspectos: 1) la muerte es definitiva y está por venir,2)las causas de la muerte, 3) el modo en que moriremos, 4) lo que ocurre cuando morimos.
Meditación: comenzamos contemplando un cadáver o su fotografía y reflexionamos: “pronto seré como él”, y meditamos de la siguiente manera: “El hecho de que me voy a morir es definitivo, sea debido a una enfermedad o accidente.
Cuando comience el proceso de mi muerte, mi cuerpo se ira enfriando, mi lengua se acortara y no podre hablar con las personas que me rodean.
Si mis familiares y amigos están junto a mí, no los podre reconocer, me daré cuenta de que estoy muriendo y el miedo me embargará: “que maravilloso seria seguir viviendo” pensare, la memoria ira siendo cada vez más débil, y con ello surgirá el desconocimiento de lo que vivimos en esta vida.
Las vivencias de esta vida desaparecerán por completo, todo lo que me une con esta existencia desaparecerá.
El imaginar constructivamente la propia muerte, tomando como referencia la forma de reflexión que se llevó aquí , o tomando las descripciones del bardo, es algo que siembra positivamente la experiencia de la impermanencia en la conciencia.
Otras formas de meditación que se recomiendan por parte de los maestros budistas es el realizar visitas a cementerios o morgues y tomando como referencia cualquier cadáver reflexionar: “así como esta juan, así estare yo, es solo una cuestión de tiempo la diferencia”.

Reflexiones finales: La temática es difícil pero justamente es en la medida que se puede reflexionar sobre esto cada vez más desde un lugar de visión clara se va comprendiendo la relación permanente con todo de la impermanencia.
Es lo que configura el tiempo y la forma de existencia humana en definitiva.
Claramente es el inicio de un proceso, en el budismo tibetano se realiza esta forma de practica como una preliminar y también a hasta el final. Según los sutras, el buda tuvo un recuerdo claro de sus vidas pasadas y una síntesis de ellas en las cuales tomo conciencia de la ilusión de cada una de las formas de ego que había construido y la futilidad de los mismos.




https://www.youtube.com/watch?v=NRTuZfg0VWw

Aqui hay una serie de videos que desarrollan esta misma tematica que se publicaron.