martes, 8 de julio de 2025

filosofía de el decaer, la perdida,el decaer, ( texto Símbolos de muerte y renacimiento, cap. La perdida y la decadencia inherentes a la existencia humana).

¡Fantástico! Con esa claridad, podemos profundizar aún más en cada sección para asegurar que el artículo no solo alcance las cinco carillas o más, sino que también gane en riqueza argumental y bibliográfica. La inclusión de una bibliografía comentada será un cierre perfecto, aportando rigor y recursos adicionales a tu proyecto.
He expandido las secciones anteriores y añadido la bibliografía comentada. El objetivo es que cada concepto se desarrolle con la profundidad que merece, manteniendo tu estilo reflexivo y conectivo.
El Viaje Transformador: Pérdida, Decadencia y Renacimiento
La pérdida, la ruina, la decadencia y la vejez no son meros finales, sino expresiones intrínsecas de una fase crucial en el proceso universal de muerte y renacimiento. En este ciclo incesante de la existencia, estas etapas se entrelazan con profundos simbolismos que, lejos de ser puramente destructivos, nos preparan y nos impulsan hacia una transformación profunda y necesaria del ser.
El Simbolismo del Colgado y la Alquimia de la Transmutación
En el sendero ineludible del morir y renacer, esta fase de aparente declive se asocia poderosamente con la enigmática imagen del Colgado en el tarot. Este arcano no representa una suspensión estática o un castigo, sino una inversión voluntaria de la perspectiva, un acto de sacrificio consciente que nos lleva a soltar el mundo sensible. Es el momento de abandonar las pretensiones egoicas, los proyectos mundanos que una vez nos definieron, y de asumir la pérdida del estado físico y de la vida tal como la conocíamos. Esta entrega es, en sí misma, una preparación esencial y una purificación para el acto de morir y, consecuentemente, para el glorioso renacer del espíritu en una nueva forma de conciencia.
Esta alquimia de la experiencia, donde la pérdida, la decadencia y la síntesis convergen, también la asociamos profundamente con el signo zodiacal de Escorpio. Escorpio, en su esencia, simboliza una alquimización profunda y transformadora de la experiencia vivida. Es un crisol donde las vivencias se destilan, se transmutan, preparando el terreno para la expansión de conciencia que precede el ingreso en el "templo de la sabiduría" que representa Sagitario. Esta conexión no es casual: Escorpio rige los procesos de muerte y resurrección, lo oculto, la purificación a través de la crisis, y la profunda fusión con la esencia de la vida.
Existe un proceso inherente de fusión con la realidad más profunda y de comunión íntima con la experiencia y con el otro que, paradójicamente, en la experiencia del Colgado y en la simbología de Escorpio, nos permite también una diferenciación esencial. De ahí la potente imagen del escudo: a través de la confrontación y la asimilación de estas experiencias, podemos establecer una distancia sagrada, comprender el dolor y el cambio, y alquimizar esa vivencia antes de llegar a la "apoteosis" que es la muerte del viejo ser. Este escudo no es una barrera, sino una herramienta de discernimiento que nos permite procesar la experiencia sin ser consumidos por ella.
Cuando el individuo logra esa conexión profunda con la experiencia pasada —incluyendo el dolor, el error, el éxito y la pérdida— y con la experiencia general de la vida, y al mismo tiempo cultiva un desapego activo y consciente, es posible integrar plenamente lo vivido y comprender su movimiento inherente. Este proceso de integrar lo aprendido y lo comprendido solo surge cuando se asume plenamente lo vivido y se acepta la pérdida sin resistencia. Solo entonces puede mirarse la experiencia con una perspectiva objetiva, una mirada profunda y una compasión radical, transformando la herida en sabiduría.
El Decaer y la Vejez en el Proceso Evolutivo Transpersonal
En el proceso evolutivo transpersonal, el decaer del cuerpo y la mente, junto con la vejez, adquieren un significado particular que va más allá de la mera biología. No son simplemente el fin, sino una estación crucial en la jornada del alma.
Para el esoterismo, la individuación —el proceso de convertirse en un ser completo e indivisible— es comparable a la concepción y la gestación en el "samsara de la existencia", el ciclo interminable de nacimientos, muertes y renacimientos. En contraste, la iniciación no es sino el nacimiento mismo, la irrupción consciente en un nuevo nivel de ser o realidad. De forma análoga y profundamente simbólica, la salida de la vida compartida en el "valle" de las preocupaciones mundanas, el alejamiento de las ataduras egoicas, es similar a la individuación. La "rueda del samsara" que gira perpetuamente se equipara, en esta visión, a la vejez o al estado de duelo que acompaña las grandes pérdidas de la vida, simbolizando la fase de purificación y desapego. Y finalmente, la muerte física simboliza la iniciación suprema, el umbral hacia una nueva forma de existencia o de conciencia. Al elaborar y sintetizar conscientemente las experiencias acumuladas, el ser está gestando activamente el nacimiento a un nuevo destino, a una comprensión más elevada de su propósito y su lugar en el cosmos.
La Sabiduría Budista: Vejez, Pérdida e Impermanencia como Caminos de Liberación
La filosofía budista ofrece una resonancia profunda y una validación milenaria a la comprensión de la vejez y las pérdidas no como calamidades, sino como puertas ineludibles hacia la transformación y la liberación. La reflexión fundamental de Buda sobre el sufrimiento de la existencia, central en las Cuatro Nobles Verdades, destaca la vejez y la decadencia como aspectos ineludibles del dukkha (sufrimiento, insatisfacción, incomodidad o estrés existencial).
Las Cuatro Nobles Verdades y el Sufrimiento Ineludible de la Vejez
La Primera Noble Verdad del budismo postula de manera categórica: "La vida es sufrimiento" (dukkha). Dentro de esta verdad fundamental, el Buda no solo identificó el dolor físico o emocional, sino que explícitamente incluyó la vejez como una forma intrínseca de sufrimiento. Este dukkha inherente a la vejez no se limita a las molestias físicas o la enfermedad; abarca la angustia sutil de la pérdida de capacidades, la disolución de la familiaridad con lo conocido, la desintegración de la identidad construida y la creciente conciencia de la proximidad del fin. Es la fricción entre nuestra expectativa de permanencia y la realidad del cambio constante.
Como se afirma con una claridad impactante en el Dhammacakkappavattana Sutta (Sutra de la Puesta en Movimiento de la Rueda del Dharma), el primer sermón del Buda:
> "Nacimiento es sufrimiento, vejez es sufrimiento, enfermedad es sufrimiento, muerte es sufrimiento; pena, lamentación, dolor, aflicción y desesperación son sufrimiento; unirse a lo que no se ama es sufrimiento; separarse de lo que se ama es sufrimiento; no conseguir lo que se desea es sufrimiento. En resumen, los cinco agregados de apego son sufrimiento."
Esta enseñanza magistral subraya con contundencia que la vejez y la pérdida no son eventos accidentales o desviaciones de la norma, sino características inherentes a la existencia cíclica (samsara). Reconocer y abrazar esta verdad es el primer paso crucial hacia la liberación del sufrimiento que nace de la ignorancia y del apego tenaz a una existencia ilusoriamente inmutable. Es un llamado a la rendición ante la realidad tal cual es.
La Impermanencia (Anicca) como la Clave para la Aceptación Radical de la Pérdida
La impermanencia (anicca) es otra enseñanza central y liberadora del budismo que ilumina profundamente nuestra relación con la vejez y con todas las pérdidas que la vida nos presenta. Esta verdad universal nos enseña que todo fenómeno, sin excepción —incluido nuestro propio cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones y todas las circunstancias externas— está en un estado de constante flujo, cambio, surgimiento y disolución. Aceptar la vejez, desde esta perspectiva, es, en esencia, aceptar la impermanencia radical de la forma física, de las capacidades mentales y de todas las experiencias mundanas que creemos poseer.
La venerable Thubten Chodron, una maestra budista occidental contemporánea, a menudo enfatiza la meditación sobre la impermanencia como una herramienta crucial para cultivar la ecuanimidad y la resiliencia frente a la pérdida, el envejecimiento y el cambio. Ella explica con claridad meridiana que:
> "Cuando comprendemos la impermanencia, nuestras expectativas se ajustan radicalmente. Dejamos de esperar que las cosas permanezcan fijas, y eso reduce drásticamente nuestra frustración y dolor cuando inevitablemente cambian o desaparecen."
Este entendimiento profundo nos permite mirar el decaer físico y psicológico no como un fracaso personal o una tragedia injusta, sino como una manifestación natural y universal de la impermanencia. Al reconocer que todo lo que surge, permanece un tiempo y luego se disuelve, el apego egoico a lo transitorio disminuye. Y con la disminución del apego, se reduce también el sufrimiento que nace de resistir este flujo natural e incesante de la existencia. La vejez, vista desde esta perspectiva iluminadora, es una manifestación clara y poderosa de esta verdad universal, invitándonos a una reflexión profunda, a una introspección radical y a una decisión consciente de renunciar al samsara, al ciclo de existencia condicionado por el apego, el deseo y la ignorancia. Es una invitación a la liberación.
El Pesimismo Existencial de Schopenhauer: La Voluntad, el Sufrimiento y la Redención en la Aceptación
La filosofía de Arthur Schopenhauer (1788-1860) nos ofrece una lente distinta, pero profundamente convergente, para abordar la inevitabilidad de la decadencia, la pérdida y la vejez. Su pensamiento, aunque a menudo calificado de pesimista y sombrío, lejos de ser meramente desalentador, proporciona una profunda insight sobre la naturaleza del sufrimiento humano, resonando con las verdades budistas sobre la transitoriedad y la insatisfacción inherente a la existencia. Schopenhauer, de hecho, encontró afinidades notables entre su propia filosofía y las enseñanzas de las Upanishads y el budismo.
Para Schopenhauer, la esencia última del universo y de toda la existencia no es la razón divina, una ley moral o una entidad trascendente, sino una ciega, irracional e insaciable "Voluntad". Esta Voluntad es un impulso metafísico incesante, un impulso de vida sin propósito ni fin último discernible, que se manifiesta en todos los fenómenos, desde la fuerza de la gravedad que atrae los cuerpos hasta los deseos más intrincados y profundos del ser humano. Todo lo que es, es manifestación de esta Voluntad única e insaciable.
En su obra magna, "El mundo como voluntad y representación" (1818), Schopenhauer argumenta de forma contundente que "toda voluntad nace de la necesidad, de la carencia, y por tanto del sufrimiento". Esto implica que el deseo, lejos de ser el camino hacia la felicidad duradera, es en realidad una fuente perpetua de desasosiego y dolor. La satisfacción de un deseo es fugaz; apenas se logra, inmediatamente surge otro, y así sucesivamente, en un ciclo interminable de insatisfacción, frustración y tedio. La vida humana, por tanto, está condenada a oscilar entre el dolor de la carencia y el aburrimiento de la saciedad transitoria.
La Vejez como la Revelación Cruda de la Voluntad en Decadencia
En este marco conceptual, la vejez se presenta no solo como una etapa biológica, sino como una manifestación contundente y quizás la más cruda de la naturaleza sufriente de la existencia. El cuerpo, que es para Schopenhauer la "objetivación" más directa y palpable de la Voluntad en nosotros, inevitablemente decae, se deteriora y se disuelve. Las capacidades físicas e intelectuales que una vez impulsaron nuestras acciones disminuyen inexorablemente, los deseos que antes nos animaban con vigor se vuelven inalcanzables o pierden su atractivo, revelando su naturaleza ilusoria. Este proceso de decadencia es una confrontación directa y dolorosa con la limitación de la Voluntad individual en su lucha por afirmarse y perpetuarse a través de la representación.
Schopenhauer observó esta inevitable declinación con una lucidez implacable y a menudo melancólica. Para él, la existencia es una lucha constante, y "la vida se mueve en un vaivén como un péndulo, de la derecha a la izquierda, del dolor al aburrimiento". En la vejez, este péndulo puede inclinarse aún más agudamente hacia el dolor físico persistente, hacia la frustración y la desesperación ante las limitaciones crecientes, o hacia un aburrimiento existencial profundo si el individuo no encuentra nuevos propósitos o caminos más allá de los dictados de una Voluntad ya debilitada en su expresión fenoménica. La pérdida de vitalidad, la disminución de la fuerza vital y la inexorable proximidad de la muerte no son, en esta visión, fallos del sistema o tragedias injustas, sino la culminación natural y lógica del ciclo de afirmación y eventual negación de la Voluntad.
La Aceptación Radical de la Pérdida como Vía de Negación de la Voluntad
Aunque su filosofía se tilda recurrentemente de pesimista, Schopenhauer no abogaba por la desesperación inactiva o la pasividad nihilista. Por el contrario, proponía una salida al sufrimiento, una vía de "redención": la negación de la Voluntad. Esta negación no implica el suicidio, que para él sería un acto de afirmación de la Voluntad, al desear el fin del sufrimiento. En cambio, propone un ascetismo voluntario, una reducción consciente y deliberada de los deseos, y crucialmente, la empatía y la compasión (Mitleid) hacia el sufrimiento ajeno. Al reconocer que todos somos meras manifestaciones de la misma Voluntad universal que sufre, podemos trascender nuestra individualidad egoica y encontrar una forma de "salvación" en la compasión desinteresada.
La aceptación radical de la pérdida —de la juventud, de la salud, de los seres queridos, de las capacidades físicas e intelectuales, de la propia vida— se alinea perfectamente con esta profunda negación de la Voluntad. Al desapegarnos de las ataduras de los deseos insaciables y de la identificación ilusoria con el ego individual (que es una mera representación de la Voluntad), podemos trascender el sufrimiento inherente a la impermanencia. La decadencia física y las pérdidas se convierten así en oportunidades invaluables para comprender la verdadera naturaleza ilusoria del mundo fenoménico, para ver más allá de la "representación" y reconocer la Voluntad única y sufriente que nos subyace a todos.
En este sentido profundo, la vejez y la pérdida, lejos de ser meramente calamitosas, pueden ser un camino hacia una liberación de la tiranía implacable del querer, un retiro de la lucha incesante y sin fin que define la vida desde la perspectiva de la Voluntad. Este "soltar" schopenhaueriano resuena con la imagen arquetípica del Colgado, suspendido y liberado de las ataduras terrenales, y con la renuncia al samsara propugnada por el budismo. Es en la comprensión profunda de esta inevitabilidad y en la consiguiente aceptación radical donde reside el potencial para una paz duradera, una ataraxia que va más allá de la mera satisfacción transitoria de deseos, una paz que se asemeja a la cesación misma del sufrimiento.
Análisis Simbólico del Colgado y el Ermitaño: La Síntesis de la Transformación
El Colgado, en su inversión, emerge como la contracara iluminadora de "El Mundo", no como un opuesto conflictivo, sino como el complemento esencial. Funciona como el cierre y la síntesis profunda de la experiencia vivida, un punto de inflexión donde la acumulación de vivencias se decanta en sabiduría. Su postura invertida simboliza una reorientación radical de la percepción, un sacrificio de lo mundano para obtener una verdad más elevada. El Ermitaño, por su parte, complementa esta introspección. No es un mero recluso, sino el arquetipo de la sabiduría alcanzada a través del retiro, la reflexión y la comprensión profunda. Él ilumina el camino con la lámpara de su conocimiento interior, guiando a través de la oscuridad de la ignorancia.
Juntos, estos arcanos, el Colgado y el Ermitaño, dan lugar a la posibilidad inmensa de un morir significativo. Un morir que no es un final absoluto, sino una transición consciente, una rendición que abre las puertas a una transformación. Este proceso de "morir" puede ser literal, refiriéndose al fin de la vida, o metafórico, aludiendo a la muerte de una etapa, una identidad o un conjunto de creencias limitantes.
Es importante señalar que este proceso también puede darse de forma inversa: el morir que da lugar al retiro y la contemplación de lo vivido. En ocasiones, una gran pérdida o la confrontación con la propia mortalidad puede ser el catalizador que nos empuja a la introspección, al alejamiento voluntario de la vorágine externa para procesar y comprender lo que ha sido. Es la pérdida la que impone la necesidad de la reflexión ermitaña.
A través de la experiencia de la impotencia de ya no poder actuar en el mundo de la misma manera, de ya no poder comprenderlo o dominarlo a través de las herramientas o los atributos limitados de nuestro ego (nuestra personalidad consciente), se genera un potencial inmenso para la renuncia total. Es el soltar lo que se creía poseer, el aceptar el destino tal cual se despliega, el aceptar la pérdida inevitable y, en última instancia, el aceptar el fin de una forma de ser. Solo así, libre de las ataduras del ego y de los deseos insaciables, el espíritu puede abrirse de par en par para la transmigración, para la verdadera transmutación que se da en el sagrado y misterioso proceso de morir y renacer.
Cuando logramos una verdadera comprensión de lo pasado —sus lecciones, sus dolores, sus alegrías— y una verdadera y radical aceptación de lo pasado sin resentimiento ni nostalgia paralizante, podemos encomendar nuestro ser, abrirnos al destino divino o al flujo de la existencia con confianza. Y desde allí, desde esa posición de rendición y sabiduría, podemos no solo trascender ese destino individual, sino fusionarnos con el gran ciclo universal de la vida y la muerte.
Bibliografía Comentada
Aquí tienes una bibliografía que complementa y sustenta los conceptos desarrollados en tu artículo, con breves comentarios sobre la relevancia de cada obra:
 * Chodron, Thubten. Cómo transformar tu vida: Una explicación de las Cuatro Nobles Verdades y el Camino Óctuple. Ediciones Dharma, 2005.
   * Comentario: Este libro es una excelente introducción a las enseñanzas fundamentales del budismo tibetano, especialmente las Cuatro Nobles Verdades. La venerada Thubten Chodron, con su lenguaje claro y accesible, desglosa cómo la comprensión del sufrimiento (incluida la vejez y la pérdida) y la impermanencia son cruciales para la práctica budista y el camino hacia la liberación. Sus explicaciones sobre cómo aplicar estos principios en la vida diaria son muy pertinentes para el tema del artículo.
 * Dalai Lama XIV. El libro tibetano de la vida y de la muerte. Trad. de Sogyal Rinpoche. Urano, 1994. (Aunque la traducción es de Sogyal Rinpoche, el Dalai Lama escribe el prólogo y es una obra fundamental del budismo tibetano).
   * Comentario: Aunque Sogyal Rinpoche es el autor principal, esta obra es considerada un clásico contemporáneo que explora las enseñanzas tibetanas sobre la muerte, el morir y la reencarnación. Ofrece perspectivas profundas sobre cómo el entendimiento de la impermanencia y la preparación para la muerte pueden transformar radicalmente la vida. Es una lectura esencial para comprender la visión budista del morir y renacer.
 * Jodorowsky, Alejandro, y Marianne Costa. La Vía del Tarot. Sirio, 2004.
   * Comentario: Este libro es fundamental para el análisis simbólico de los arcanos mayores del Tarot. La interpretación de Jodorowsky y Costa del Colgado como un arquetipo de sacrificio voluntario, inversión de la perspectiva y renacimiento a través de la entrega, es directamente relevante para la primera sección de tu artículo. Su enfoque psicológico y espiritual del Tarot enriquece la comprensión de estos símbolos.
 * Schopenhauer, Arthur.

capítulo uno , Naturaleza insatisfacción de la existencia

¡Absolutamente! Aquí tienes el texto completo del Capítulo 1, "La existencia humana insatisfactoria", con todas las secciones integradas en el orden de tu índice y enriquecido con la bibliografía comentada en cada punto relevante.
He consolidado todo el contenido que me has compartido hasta ahora, asegurándome de que nada se haya omitido y de que las explicaciones bibliográficas estén armoniosamente incorporadas. Este es el resultado de nuestro trabajo conjunto, listo para tu blog.
Capítulo: La existencia humana insatisfactoria.
a. La existencia humana como insatisfacción desde la filosofía de Schopenhauer.
El Viaje Hacia la Transformación: Explorando la Caída, la Pérdida y el Renacer a Través del Simbolismo Profundo
En este artículo, nos adentraremos en el profundo significado de la caída, la pérdida, la ruina y los finales, conceptos inherentes a la experiencia humana del retiro y la transformación. Para ello, analizaremos el simbolismo del planeta Plutón, el signo de Escorpio, y el Arcano del Colgado del Tarot, relacionándolos con este proceso de disolución y renovación. Complementaremos esta exploración con la luz de diversas letras de canciones que, de forma elocuente, capturan estas vivencias.
El Cinco de Copas: La Mirada Hacia lo Perdido
El Cinco de Copas en el Tarot representa una figura sumida en la tristeza, el desencanto y la desilusión, inmersa en un profundo duelo que le impide ver más allá de su propio dolor.
Las copas derramadas, en primer plano, simbolizan la fijación en el pasado y en lo que se ha perdido. Esta incapacidad de levantar la mirada obstaculiza la percepción de las posibilidades presentes y futuras. Las dos copas que permanecen de pie, ubicadas más allá de la figura, representan justamente esa potencialidad hacia el porvenir.
En este estado, la personalidad y el ego se aíslan en su sufrimiento, experimentando una anulación de la realidad a raíz de una pérdida específica. La socialización de este dolor, el compartir la vivencia con pares para exorcizar el aislamiento, se torna extremadamente difícil en una sociedad que a menudo promueve una ideología de "exitismo infinito", rechazando y evadiendo la experiencia de la pérdida.
Vivir de espaldas a la caída, a la disolución de nuestras pretensiones ilusorias, nos sumerge en una "existencia inauténtica" en términos de Heidegger, evadiendo nuestro "ser para la muerte". Esto dificulta encarar las pérdidas y los finales de forma lúcida y responsable, impidiendo la configuración de una nueva proyección hacia el futuro.
Comentario bibliográfico: Martín Heidegger, en su obra fundamental Ser y tiempo (Sein und Zeit), profundiza en la noción de la existencia auténtica e inauténtica. El "ser para la muerte" es un concepto central que implica la confrontación consciente con la propia finitud, lo cual es esencial para una existencia auténtica. La evasión de esta verdad existencial, reflejada en la negación de la pérdida, conduce a una vida inauténtica, donde el "se" (das Man) diluye la responsabilidad individual y la conciencia de la propia temporalidad.
La "casa" en el simbolismo puede representar la familia o el patrimonio egoico individual que se ha perdido. Este se encuentra "al otro lado del río", en el pasado inalcanzable, por más que se anhele su retorno. La soledad y el luto no son buscados; son el resultado de un evento infortunado y súbito que sacude al ego de su zona de confort, de ese "estado de permanente bienestar" o "infinita dicha" al que aspira. "Strawberry Fields Forever", de The Beatles, alude a esta búsqueda de un paraíso inmutable, así como las descripciones de planos celestiales como de "eterna dicha".
La canción "High Hopes" de Pink Floyd, con versos como "The water flowing / The endless river / Forever and ever", evoca esta interrupción de la seguridad y la previsibilidad eterna por algo que nos deja sin posibilidad de retorno. La mirada se mantiene fija en las copas caídas, en el estado perdido, negándose a aceptar la pérdida y, en última instancia, la propia finitud e impermanencia.
El Arcano del Colgado: Suspensión, Sacrificio y Nueva Perspectiva
En el viaje del héroe, el Arcano del Colgado se presenta como una etapa crucial para comprender la caída, el derrumbe y la pérdida. No es un fin, sino una preparación para la transformación, la transmutación hacia un "morir definitivo" que precede un renacer.
Al igual que en el Arcano de la Muerte, donde la caída del rey de su copa y su corona simboliza la rendición para la transmutación, el Colgado también se prepara para una nueva fase, un nuevo estado del ser. Simbólicamente, representa una pausa, una meditación profunda y una gestación interna.
Este arcano se vincula con la proyección hacia lo desconocido. Es un proceso de gestación de un "nuevo Ser", contrastando la experiencia con el conocimiento, similar a la Sacerdotisa (Arcano II) en su décimo anterior. Sin embargo, en el Colgado, esta contrastación se da entre lo experimentado y las leyes universales, la sabiduría del propio espíritu.
Se encuentra en un estado intermedio de gestación; las experiencias cúspide de esta vida quedan atrás, y en esta síntesis se gesta la proyección hacia nuevas vías y formas. En el esoterismo, la gestación se corresponde con el samsara, el nacimiento, la iniciación y la concepción con la individuación. El retiro del mundo compartido (el valle o samsara) es un proceso de individuación, un momento de sintetizar la experiencia, equiparable a la vejez o la introspección (samsara nuevamente), para luego dar paso a la iniciación, que es la muerte.
A partir del Arcano XI (La Fuerza), los arcanos mayores tienden a dirigirse hacia la fuente original, hacia las fuerzas creadoras del inconsciente. El Colgado expresa una atracción hacia abajo y, por su naturaleza acumulativa, una parada total, una suspensión estática. En el contexto de la pérdida, lo pasado y la vejez, esta parada ocurre por la detención de la experiencia en la que estábamos inmersos, asimilando e integrando para la gestación de un nuevo ser.
Se encuentra suspendido entre el cielo y la tierra: entre la vida plena en el "valle de la experiencia compartida" y el renacimiento; entre una experiencia que terminó y otra que está gestándose para nacer nuevamente.
"No hace y no elige."
Las manos cruzadas a la espalda simbolizan el "no hacer y no elegir", el acto de retirar la acción y el deseo del mundo. Este retiro puede ser voluntario o forzado, pero es necesario para salir de la interacción que confunde e ilusiona, permitiendo ver y comprender el proceso del samsara en todos sus aspectos.
Este alejamiento del mundo, este retiro a la introspección, es equiparado al proceso de individuación y simbólicamente relacionado con la concepción, donde se alcanza una conciencia individual a partir de la conciencia universal. En este estado de gestación de una nueva forma de existencia, el Colgado espera nacer tras la "muerte" de su yo anterior. No está en la tierra (no conectado al mundo común del valle) ni en el cielo (aún no trascendido completamente), sino suspendido, esperando el nuevo nacimiento.
Esta parada puede ser provocada por una enfermedad, una separación o una jubilación; un retiro forzado del "teatro del mundo" que, a nivel inconsciente, se ofrece como sacrificio para el propio trabajo interior. En un sentido transpersonal, esta caída o pérdida se convierte en un ascenso, modificando la mirada hacia una comprensión más amplia y profunda de la realidad.
Este arcano también puede expresar la culpa por acciones pasadas, un castigo real o interno por "pecados", errores, faltas o pérdidas cometidas. Estos "pecados" generan un estado de paralización, con las manos "invisibles" y "vergonzosos secretos" ocultos a la espalda, un pasado que duele, avergüenza, o ambas cosas a la vez.
La visión simbólica del Colgado, con las monedas que caen de sus bolsillos, representa el sacrificio de las "riquezas ilusorias" del ego que se poseían en el pasado. La caída de estas monedas y el "bloqueo" en las manos impiden la influencia de las miradas y acciones del mundo, que suelen convocar a cambiar y transformar nuestro hacer y ser en el mundo.
Y si el Colgado hablara...?
"Me he colgado del árbol porque quiero..."
Aquí podemos interpretar una decisión de individuación. Antes condicionado por el samsara, por las miradas y acciones del mundo, y actuando de forma automática, ahora el Colgado decide voluntariamente detener esta rueda. De manera similar, Buda se sienta bajo el árbol Bodhi buscando conscientemente despertar, un proceso de individuación y desapego de la rueda del samsara en la que estaba inmerso, revisando sus vidas anteriores para alcanzar la iluminación, que es un renacer.
Comentario bibliográfico: El Lalitavistara Sutra, que narra la vida del Buda Siddhartha Gautama, describe su iluminación bajo el árbol Bodhi como un acto de profunda introspección y desapego. Sentarse bajo el árbol y alcanzar el despertar es el culmen de un proceso de "individuación" donde el Buda trasciende las ataduras del samsara y las ilusiones del ego, logrando una comprensión profunda de la realidad, un renacer espiritual.
"Le he impedido a mis manos el hacer, el poseer, el apropiarse de las cosas."
Es la "sed de experiencia", de posesión, lo que fuertemente ata y encadena la conciencia a la realidad compartida.
La Vela Puerca, en su canción "El Viejo", canta: "Cruzando las esquinas tocó placeres, tocó dolor".
En el estado extático del Colgado, se puede desligar del "compromiso" con el mundo exterior, con aquello que lo condiciona, y así despertar la conciencia. "He cortado todos los lazos, salvo el que me liga a la conciencia". Al cesar la interacción o afección mutua con la realidad del mundo y con lo deseado en él, puede emerger la autoconciencia. De forma análoga, una persona adicta que deja de consumir y de involucrarse en el mundo del deseo de la sustancia, puede tomar conciencia de sí misma y de su papel en esa experiencia.
"A una distancia infinita de los deseos, solo conozco la indiferencia."
El estado espiritual de indiferencia, de desapego del mundo de los deseos (propios o colectivos), es consecuencia de estar alejado, ya sea temporal o permanentemente, de esos deseos.
El Estado Extático del Colgado
"Hay acción infinita en la no acción."
"Soy el que piensa y no el que es pensado."
"No soy el cuerpo sino quien lo habita."
Es en el estado de observación, de profunda contemplación de la existencia, donde todo puede comprenderse y el tiempo parece suspendido, detenido. Se es el observador de la existencia y del ego; se es y, al mismo tiempo, se contempla el ser, logrando así una síntesis profunda.
Visión tras visión, se logra despojarse de la identificación con el "yo", con la separatividad de la conciencia. "Poco a poco me desapego de lo que podríamos llamar el yo". Para la filosofía budista y las orientales en general, la identificación con un ego compuesto es la causa del sufrimiento (samsara). Es comprensible que, en este proceso de síntesis, evaluación y revisión estática de todo el samsara vivido, se comience a desapegarse del yo y de las herramientas de identificación.
Comentario bibliográfico: En el budismo, la enseñanza del anatta (no-yo) es fundamental. Como se explora en el Dhammapada y otros textos Pali, la noción de un "yo" o alma permanente e inmutable es una ilusión que conduce al apego y al sufrimiento. El desapego progresivo del ego y sus componentes es central para la liberación del samsara, el ciclo de existencia condicionada.
"Solo soy un corazón que late."
Esta frase puede asociarse con la afirmación de Descartes: "Solo soy una cosa que piensa" (Res cogitans), tras haber descartado y disuelto con su conciencia todas las construcciones de su yo. En la filosofía y tanatología budista, el proceso del morir físico-existencial implica una disolución de los componentes del ego hasta sus elementos más esenciales, los puramente mentales.
Comentario bibliográfico: En las Meditaciones Metafísicas de René Descartes, la frase "Soy, existo" o "Soy una cosa que piensa" (Res cogitans) surge como la única certeza indudable después de someter todo a la duda radical. Similarmente, en las enseñanzas budistas sobre los bardos (estados intermedios entre la muerte y el renacimiento), como describe Dzogchen Ponlop Rinpoche en La mente más allá de la muerte, la disolución de los elementos físicos y mentales del ser es un proceso gradual hasta que solo permanece la conciencia fundamental.
El estado de negación del ego y su voluntad, un inicio de la liberación o "nihilización" de la voluntad egoica, permite y habilita la posterior transformación.
"Nada poseo, nada sé, nada quiero, nada puedo."
"Soy la inversión de las perspectivas."
En la destrucción de las expectativas, en el estado de ruinas, emerge sin duda una visión diferente del mundo. El potencial de percepción se amplifica cuando ya no se está en el "esplendor de la gloria" o de la "vida en comunidad", donde se cree que todo seguirá eternamente. Como canta Silvio Rodríguez en "Monólogo": "Yo también me alegraba entre amigos y cuerdas, con licores y damas, más de eso ¿quién se acuerda?".
El Colgado se encuentra tan indefenso como "un nabo", como cualquier planta, sin poder esperar más que una fuerza externa que lo arranque de esa situación de indefensión, de ese estado regresivo atraído por la Madre Tierra. Ha buscado con todas sus fuerzas salir de esta situación, dejar de estar en manos del destino, volver a tener control sobre su vida, pero se encuentra dominado por la situación, lo que lo obliga a tratar de comprenderla y darle un sentido.
El Colgado ha dado vuelta la perspectiva al haber perdido y vivido lo vivido, permitiéndole así visualizar la realidad desde otro ángulo. En relación al prestigio social y la imagen colectiva, el Colgado representa a una persona castigada y degradada; en la antigüedad, el ahorcamiento era un castigo humillante que exponía a la persona, a menudo antes de una ejecución.
Es el contrapunto del Arcano del Mundo, donde se cierra un ciclo en un estado de danza y éxtasis liberador, al haberse completado un proceso existencial. El Colgado, en cambio, simboliza la pérdida de todo lo que constituía valor, importancia e incluso trascendencia para el ego de este personaje. "Final amargo, solo queda el hoy, un perro flaco y el fondo de un vino pa' entibiar", resuena nuevamente "El Viejo" de La Vela Puerca.
El Colgado también simboliza la pérdida de referencias, la confusión del anciano que ha perdido el brillo del ego, o de la persona que ha perdido a un ser querido o un rol. Sus "patas de referencia" y su concepción de la realidad están puestas "patas arriba".
Al estar rodeado de ramas de árbol, puede interpretarse que está como en un ataúd o un útero, confinado al igual que los gestantes que están por nacer. La conciencia necesita integrar el cielo y la tierra; aquí vemos al Colgado suspendido en un abismo entre el nacimiento y la muerte, simbolizados por los dos pilares. En el Bardo, la conciencia se describe en una transición permanente, "infinitamente suspendidos entre un nacimiento y una muerte, entre un principio y un final".
Comentario bibliográfico: La descripción del Bardo, como se encuentra en textos como El Libro Tibetano de los Muertos (Bardo Thödol), resalta la naturaleza transitoria y liminal de la conciencia entre una vida y la siguiente. Esta suspensión se asemeja al estado del Colgado, donde la conciencia está en un espacio intermedio de profunda reorganización, esperando un nuevo nacimiento tras una muerte simbólica.
La Inversión de las Perspectivas
Cuando la vida, generalmente de forma forzada, nos obliga a una focalización en lo más terrestre y básico de la vida, a menudo en lo cotidiano de donde surge todo verdadero crecimiento, el ego y la soberbia pueden bajar. Esto permite ver la realidad desde sus bases más elementales.
Suele ocurrir que los ancianos son relegados o "bajados" a tareas más elementales, como cuidar a los niños, cocinar o involucrarse en experiencias de vida más cotidianas. Ya no están en la política internacional o en proyectos de gran envergadura, sino, por ejemplo, charlando con compañeros o paseando por el barrio, mientras las personas adultas de menor edad que están en la edad adulta están en tareas supuestamente "más importantes".
En prácticas taoístas, chamánicas y budistas (como el zen), se encuentran posturas o rituales que buscan esta conexión con lo elemental: personas boca abajo por largo tiempo, entierros simulados para conectar con la naturaleza como una planta, o minimalismo ritual donde la persona permanece como un objeto, evitando todo pensamiento para alcanzar un estado básico, sin ego, elemental. Todas estas prácticas comparten el objetivo de conectar con lo más elemental de la existencia, incluso trascendiendo lo humano. La imagen de los sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial caminando sobre las ruinas de una sofisticada sociedad y ciudad es una muestra explícita de este estado psíquico y arquetípico.
Profundizando en el Abismo: Schopenhauer, el Pesimismo Existencial y Escorpio
Conectemos la profunda visión de Arthur Schopenhauer sobre el pesimismo existencial con nuestros símbolos del Colgado, el Cinco de Copas, Plutón y, finalmente, la energía transformadora de Escorpio. Schopenhauer, con su filosofía arraigada en la Voluntad como fuerza ciega e irracional que impulsa toda existencia, nos ofrece una lente potente para entender la pérdida y la disolución. Para él, la vida es esencialmente sufrimiento, un constante devenir de deseos insatisfechos. La felicidad es solo una pausa momentánea en este ciclo, un alivio temporal de la tensión del querer.
La Voluntad y la Negación: Schopenhauer y el Colgado
El Arcano del Colgado resuena poderosamente con las ideas de Schopenhauer sobre la negación de la Voluntad. En su obra capital, El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer argumenta que la liberación del sufrimiento solo puede lograrse a través del ascetismo, la compasión y la negación de los impulsos egoístas de la voluntad.
Comentario bibliográfico: Esta poderosa cita de El mundo como voluntad y representación (Libro Cuarto) subraya la visión de Schopenhauer sobre el "despertar" como un proceso de desilusión. Para él, la razón, al analizar la experiencia y la historia, revela la verdadera naturaleza caótica y sufriente del mundo, disipando las ilusiones juveniles de optimismo y control.
El Colgado, suspendido y con las manos atadas a la espalda, simboliza precisamente este "no hacer y no elegir" que es fundamental para Schopenhauer. Él nos diría: "Toda voluntad nace de la necesidad, de la carencia, y por lo tanto del sufrimiento."
Cuando el Colgado se detiene, cuando retira su acción y su deseo del mundo, está, en esencia, deteniendo la manifestación de esa Voluntad infinita que nos condena al eterno anhelo. Las monedas que caen de sus bolsillos, esas "riquezas ilusorias", son el despojo de las posesiones materiales y, más profundamente, el abandono de los objetos de deseo de la Voluntad.
El estado del Colgado es un acto de resistencia pasiva a la tiranía de la Voluntad. Es una renuncia no solo a lo externo, sino a la propia compulsión interna de querer, poseer y actuar. "La vida humana, como toda vida, es un mar de sufrimientos; y la voluntad es la que lo agita." El sacrificio del Colgado es un intento de calmar esas aguas agitadas de la existencia. Es un movimiento hacia la quietud, una suspensión del "querer" que, según Schopenhauer, es el único camino hacia una especie de paz, no a través de la satisfacción, sino de la extinción del deseo. Este retiro no es un castigo meramente externo, sino una auto-imposición inconsciente para el trabajo interior, un descenso voluntario a un estado de indiferencia, donde "a una distancia infinita de los deseos, solo conozco la indiferencia".
Comentario bibliográfico: Esta descripción de la vida como un mar agitado por la Voluntad es una metáfora recurrente en Schopenhauer. En El mundo como voluntad y representación, enfatiza que la única forma de escapar de esta agitación constante es a través de la negación de la Voluntad, lo cual se logra al cesar el ciclo de deseo y aversión. El Colgado encarna esta renuncia y la búsqueda de un estado de indiferencia ante los impulsos mundanos.
El Pesimismo del Cinco de Copas y la Realidad Plutoniana
El Cinco de Copas, con su figura desolada mirando las copas derramadas, encarna el pesimismo existencial de Schopenhauer de una forma visceral. La fijación en lo perdido, la incapacidad de ver las copas que aún están de pie, refleja la convicción schopenhaueriana de que el sufrimiento es la regla y la felicidad una excepción efímera. "La vida oscila como un péndulo de un lado a otro entre el dolor y el aburrimiento."
Comentario bibliográfico: La famosa analogía del péndulo de Schopenhauer, presente en El mundo como voluntad y representación, es central para su pesimismo. La vida es una oscilación constante entre el sufrimiento del deseo insatisfecho y el aburrimiento que surge de su satisfacción efímera. El Cinco de Copas ilustra esta fijación en el dolor, una manifestación de cómo la mente queda atrapada en el polo negativo de la existencia, ignorando las oportunidades de trascenderlo.
El duelo del Cinco de Copas es ese dolor; la posible inacción que sigue al duelo, si no hay una resolución, podría llevar al aburrimiento, otra manifestación del sufrimiento. La "ideología del exitismo infinito" que rechaza la pérdida es, desde la perspectiva de Schopenhauer, una negación inauténtica de la realidad de la Voluntad, que inevitablemente nos confrontará con la insatisfacción y la pérdida.
Plutón, el gran transformador y destructor, se alinea con la visión radical de Schopenhauer sobre la finitud y la impermanencia. Plutón despoja, revela el núcleo desnudo, y ese "rey al desnudo" es la conciencia que se enfrenta a la verdad de la existencia sin adornos. "Todo querer brota de la necesidad, por consiguiente, del dolor." Las crisis plutonianas son precisamente esos momentos en que la Voluntad del ego es confrontada y desmantelada. La destrucción de las expectativas, la ruina de lo que antes se consideraba sólido, obliga a una revisión fundamental. Plutón nos fuerza a ver que la vida es mucho más allá de nuestras estructuras egoicas, exponiendo la ilusoriedad de la felicidad basada en la satisfacción de deseos, que son siempre transitorios y llevan a más deseo.
La Conexión Escorpiana: Muerte, Resurrección y la Voluntad Subterránea
Escorpio, regido por Plutón, es el arquetipo zodiacal que encarna por excelencia la temática de muerte, regeneración y el desvelamiento de las profundidades. Es el signo que no teme mirar el abismo, sino que lo busca para transformar y trascender.
El viaje de Escorpio, desde la superficie engañosa hacia la verdad subterránea, se alinea perfectamente con la visión de Schopenhauer de la Voluntad como una fuerza oculta y primordial. Así como Escorpio se sumerge en las sombras para transmutar la energía, Schopenhauer nos invita a reconocer esa Voluntad ciega que nos impulsa, para luego intentar negarla o trascenderla.
 * La Intensidad del Cinco de Copas: La profundidad del duelo y la obsesión con lo perdido en el Cinco de Copas, esa incapacidad de "ver más allá", tiene una resonancia escorpiana. Escorpio puede aferrarse intensamente a las emociones y a lo pasado, y el proceso de soltar es a menudo agonizante y radical.
 * El Sacrificio del Colgado: La suspensión y el sacrificio del Colgado son un eco de la naturaleza escorpiana de dejar ir, morir a una parte de uno mismo para renacer. Este "no hacer" es, en esencia, un acto de profunda auto-rendición que conduce a una resurrección psíquica. Escorpio sabe que la verdadera fuerza se encuentra en la capacidad de desprenderse y transformarse.
 * La Destrucción y Regeneración de Plutón: La energía plutoniana es el corazón de Escorpio. Es el arquetipo de la crisis que purifica. Así como Plutón destruye para reconstruir sobre bases sólidas, Escorpio atraviesa sus propias "muertes" (rupturas, pérdidas, revelaciones) para emerger más fuerte y auténtico. No hay vuelta atrás con Escorpio/Plutón; el desapego es irrevocable, llevando a una nueva conciencia que abraza la impermanencia.
En conjunto, Schopenhauer, el Colgado, el Cinco de Copas, Plutón y Escorpio nos invitan a un viaje hacia la aceptación de la finitud y la Voluntad incesante. No es un camino de optimismo ingenuo, sino de lucidez y confrontación con la realidad más cruda, para encontrar una forma de paz en la negación del deseo o en la auténtica transformación que emerge de las ruinas.
Trascendiendo e Integrando lo Humano
El Colgado, al igual que los animales de la Rueda de la Fortuna, tiene la oportunidad de indagar en el significado de su destino, en las distintas formas de su psique manifestada, para aceptarlas, comprenderlas y darles un sentido. Si nos quedáramos como el Colgado, solos y sin compañía, podríamos clarificar y dar valor a personas, circunstancias, roles y funciones. Podríamos ver con ecuanimidad todo lo que fuimos y los roles que ocupamos en los distintos momentos de nuestra vida.
En la Rueda de la Fortuna, el héroe contrastaba su fe con modelos universales como la ley de causa y efecto, la impermanencia y la muerte, principios que trascienden la voluntad de su ego. Ahora, debe contrastar su fe con estos principios universales. En la imagen del Colgado, todas las energías, experiencias y visiones desplegadas anteriormente se repliegan y son enviadas a las profundidades del inconsciente para su asimilación y comprensión.
De forma similar, en el proceso post-experiencia, se puede comprender y asimilar lo vivido. Cuanto más significativa sea la comprensión, más profunda será la transformación, la transfiguración de "muerte y renacimiento" del siguiente arcano.
Jung observó que cuando el ego se niega a cambiar, proyectando toda su energía en mantener el poder, a veces causa una "enfermedad espiritual" que genera un estado de parálisis para forzar a la conciencia a volcarse al interior. "Se requiere una situación imposible, en la cual uno no pueda ya confiar en el ego y sus atributos y deba confiar en los poderes del inconsciente". Sus ideas ya no conectan con el mundo ordinario, sino con un mundo interior de ritos e imágenes. Al aceptar su destino, al tomarlo, se libera de él, pues lo puede trascender. En la aceptación, en la auténtica y profunda apertura a lo pasado, puede proyectarse hacia el destino con mayor libertad.
Comentario bibliográfico: Carl Jung, en obras como Arquetipos e inconsciente colectivo o Psicología y alquimia, exploró cómo la psique busca el equilibrio y la individuación. Cuando el ego se resiste al cambio necesario, se producen neurosis o "enfermedades espirituales" que fuerzan un viraje hacia el interior, obligando al individuo a confrontar el inconsciente para integrar nuevas perspectivas y crecer.
Plutón: Destrucción para la Reconstrucción
Plutón simboliza la destrucción y la pérdida necesarias para lograr la reconstrucción y la regeneración. Su base es sólida, real, por lo que es un "planeta sólido" que diluye toda ilusión generada por los escapes del ego, como el falso misticismo o la evasión. "Vi luz en la ventana y juventud cantando, y sin querer ya estaba soñando", canta Silvio Rodríguez en "Monólogo", evocando la fugacidad de las ilusiones.
Plutón es el principio de realidad último. Si bien Saturno representa la ley y el orden social, Plutón es el principio de realidad fundamental: la conciencia de la impermanencia y la muerte de todo. Plutón deja al "rey al desnudo", mostrando que la vida es mucho más amplia de lo que creemos con nuestra existencia y estructura egoica. "Yo también me alegraba entre amigos y cuerdas, con licores y damas, más de eso ¿quién se acuerda?", un eco de la canción de Silvio Rodríguez.
El dios Plutón en la mitología griega aparece "sin rostro" (sin identidad social), es decir, en un estado impersonal, anhelado por diversas tradiciones como el esoterismo occidental. También se mostraba desnudo, simbolizando la ausencia de identidad social. Estar desposeído del rostro significa, sobre todo, la ausencia de ego o identidad egoica. La finalización y degradación de todo lo que el ego proyectaba como valor, importancia y trascendencia, es lo que se despoja ante la intervención de Plutón y su poder destructor y nihilista.
Cuando Dios despoja a Job de todo en la historia bíblica, lo deja en la necesidad de exponer y demostrar su fe y apego a lo espiritual por encima de las posesiones, llegando a un estado en que puede afirmar con autenticidad: "Tú me lo diste, tú me lo quitaste, bendito seas por siempre".
"The grass was greener, the light was brighter. With friends surrounded, the nights of wonder", cantan Pink Floyd, evocando la nostalgia de lo que se perdió antes de la intervención de Plutón.
Plutón es esa función psíquica profunda que nos despoja de todo para que nos apeguemos a nuestro centro invulnerable, para que podamos liberarnos de la identificación con lo impermanente y superficial. En una práctica budista de desapego, uno se imagina desposeyéndose de todas las cosas a las que el ego está aferrado, hasta que el cuerpo se diluye y solo queda un punto que, a su vez, se disuelve en la luz de la mente.
Comentario bibliográfico: En el budismo tibetano, las prácticas de visualización de desapego y la disolución de los elementos del cuerpo y la mente son comunes, especialmente en las etapas finales de meditación o en la comprensión de los estados del bardo. El Bodhicharyavatara de Shantideva, por ejemplo, enfatiza la vacuidad del yo y el desapego de las posesiones y del propio cuerpo como camino hacia la liberación.
Aquí también podemos recordar a Descartes, quien en sus Meditaciones Metafísicas va diluyendo y cuestionando toda la realidad exterior e interior hasta quedarse con la afirmación: "Soy solamente una cosa que piensa" (Res cogitans).
Comentario bibliográfico: Las Meditaciones Metafísicas de René Descartes son un hito en la filosofía occidental, donde a través de la duda metódica, Descartes busca una verdad indudable. Su conclusión "Pienso, luego existo" (Cogito, ergo sum) establece la primacía de la conciencia como el único punto de partida cierto, resonando con la idea de despojarse de todo lo externo y superficial para llegar a la esencia del ser.
Plutón toma de las ruinas de las posesiones del ego y, a partir de ellas, genera una nueva y renacida conciencia. Las crisis plutonianas implican necesariamente un desapego irrevocable; ya no hay vuelta atrás.
El pesimismo existencial liberador: Reflexiones desde la filosofía y la serie Fargo
La filosofía existencial se manifiesta de formas sorprendentes, y la serie Fargo ofrece un terreno fértil para interpretar escenas y diálogos que cuestionan el sentido de la vida. Para esta concepción, figuras como Schopenhauer y la filosofía budista son pilares fundamentales del pensamiento trágico, una antorcha que Nietzsche tomaría con grandes honores.
¿Por qué se denomina "pesimismo existencial"?
Se le llama pesimismo existencial porque busca despertarnos del engaño de negar la inminencia de la muerte, así como la negación de las motivaciones egoístas y a menudo crueles de la voluntad del ego, ya sea propia o ajena, para satisfacer sus deseos o tendencias en el mundo.
Esta negación a menudo se disfraza de optimismo o una esperanza deseable, pero ambas filosofías advierten que conducen a una actitud pasiva frente a la existencia. En la serie Fargo, hay varios diálogos donde los interlocutores actúan como "tiranos", desenmascarando la falta de sentido de la realidad de estos mecanismos de negación, que van desde el optimismo ingenuo hasta la evasión o la despersonalización. La futilidad de la existencia, la crueldad y el sufrimiento que de ellos se derivan, son exhibidos como parte de la vida trivial de los protagonistas, mostrándose tal cual son.
Al comienzo de la primera temporada, el vendedor de seguros convertido en criminal vive pasivamente una vida que aparenta seguridad y estabilidad. Sin embargo, bajo esa máscara, esconde humillación y represión de emociones para sostener esa apariencia. En su casa, compartiendo esa realidad con su esposa, abundan los carteles que proclaman el optimismo-negación: "La confianza en el futuro ha sostenido nuestras vidas". El esfuerzo en el presente se sostiene con la mirada puesta en una esperanza compartida de un futuro mejor, de realización de deseos o sueños.
Despertando del sueño ingenuo
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, afirma:
> "Todo hombre que ha despertado de los primeros sueños de la juventud, que tiene en cuenta su experiencia y la de los demás, que ha estudiado la historia del pasado y la de su época, si es que estas desagradables preocupaciones no le trastornan la razón, llegará a comprender que este mundo y el de los hombres es el del azar y del error, los cuales lo gobiernan a su antojo sin piedad ninguna."
Comentario bibliográfico: Esta poderosa cita de El mundo como voluntad y representación (Libro Cuarto) subraya la visión de Schopenhauer sobre el "despertar" como un proceso de desilusión. Para él, la razón, al analizar la experiencia y la historia, revela la verdadera naturaleza caótica y sufriente del mundo, disipando las ilusiones juveniles de optimismo y control.
El hombre que ha despertado es aquel que ha logrado un proceso de desilusión de las representaciones que son los sueños, manifestaciones de la voluntad de su ego. Comienza a vislumbrar que en el fundamento de esa esperanza, de los sueños de juventud y los diversos proyectos y ocupaciones con los que se intentan exorcizar los miedos, reside la semilla del sufrimiento que, tarde o temprano, se manifestará como desilusión o desengaño.
El proceso de despertar, según la magistral descripción de Schopenhauer, no es el resultado de un encuentro fortuito o una revelación pasiva, sino de un proceso activo y racional que lleva al sujeto a cuestionar y, eventualmente, a negar la propia voluntad. Para Schopenhauer, el pesimismo existencial es como una medicina que nos sana de la grave enfermedad de las representaciones que proyectamos en la existencia, tanto individual como colectivamente, al exponernos con crudeza la verdadera naturaleza de la existencia humana como sufrimiento.
Caminando irreversiblemente hacia el fin...
El Lalitavistara Sutra nos advierte:
> "Todos los objetos del deseo son impermanentes e inestables, inconstantes, cambiantes como un sueño, como un espejismo, como una 'ciudad de ilusión', como un relámpago y las burbujas."
Comentario bibliográfico: El Lalitavistara Sutra, que narra la vida del Buda, contiene enseñanzas fundamentales sobre la impermanencia (anicca) y la vacuidad de los fenómenos. Esta cita es una expresión poética de la naturaleza transitoria de todo lo que experimentamos, incluidos los objetos de nuestro deseo. Reconocer esta impermanencia es el primer paso para liberarse del apego y el sufrimiento.
Ignorar la naturaleza impermanente de la realidad, negar la omnipresencia de la muerte, y querer dar una naturaleza eterna y verdadera al mundo y a nuestro ego como poseedor, es una ignorancia que impulsa toda esta configuración y es la causa del sufrimiento.
Esta es la Primera Noble Verdad de la filosofía budista, que se sintetiza en la afirmación de que la vida humana contiene sufrimiento. No es casual, sino muy significativo, que toda la doctrina filosófica del Buda histórico comience con esta afirmación, que nos muestra la realidad en su verdadera naturaleza condicionante y esencialmente sufriente, coincidiendo en este sentido con el pesimismo existencial de Schopenhauer.
El consuelo del sueño compartido
En una escena al final de la primera temporada de Fargo, el policía dialoga con un vecino que le cuenta la historia de un hombre rico que, a pesar de tener toda la riqueza que desea, no soporta tanto sufrimiento en el mundo. Intentando resolverlo, entrega toda su riqueza, llegando incluso a donar órganos de su cuerpo, pero el sufrimiento del mundo sigue siendo el mismo.
"Entonces, ¿murió por nada?", pregunta el policía.
El vecino responde: "Solo un tonto puede pensar que resolverá los problemas del mundo".
El policía insiste: "Pero debes intentarlo, ¿no crees?".
El vecino, con una actitud claramente pesimista o al menos cínica, expone la inutilidad del sacrificio motivado por el propósito de salvar el sufrimiento del mundo. La solidaridad no puede solucionarlo, pues la naturaleza del mundo es sufrimiento, al ser manifestación de la voluntad egoísta de la individualidad.
El mundo no es un lugar ordenado por leyes causales que podrían transformarse con las acciones correctas, como en el ejemplo del hombre rico, sino que es la expresión caótica y absurda de un principio volitivo, de una profunda e irracional sed de experiencia.
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, argumenta:
> "Desde los tiempos más remotos venía considerándose al hombre como un microcosmos; yo he invertido la proposición demostrando que el hombre es un macroántropos en el sentido de que la voluntad y la representación agotan la sustancia del mundo."
Comentario bibliográfico: Esta inversión de la metáfora del "microcosmos" es una declaración clave de Schopenhauer en El mundo como voluntad y representación (Libro Segundo). Al afirmar que el hombre es un "macroántropos", Schopenhauer subraya que la totalidad de la realidad fenoménica (el mundo) es una manifestación de la misma Voluntad irracional que opera en el individuo. Por lo tanto, el intento de "arreglar" el mundo externo es inútil si no se aborda la raíz de la Voluntad en el propio ser.
Todo lo que es mundo es la representación del ego, de la voluntad irracional, y entre ambas logran agotar, saturar el mundo. Querer resolver o subsanar lo que no podemos resolver en nosotros mismos es, sin duda, una tarea sin sentido.
Los proyectos, los objetivos o incluso los sueños que se buscan satisfacer y concretar en el mundo son una fuente segura de frustración y sufrimiento. El hombre rico, que se proyecta en una solidaridad casi compulsiva, ve absolutamente frustrado su deseo de paz y felicidad en el mundo, de sanar el sufrimiento, pues el sufrimiento es siempre la expresión de un egoísmo de la voluntad del ego individual.
Como se expone en "Las tres visiones": "Desde el momento en que se obtienen los cinco agregados (el ego individual), de manera natural no se va más allá del sufrimiento." No reconocemos el sufrimiento inherente a nuestra existencia porque habitamos en él, vemos a través de él, y lo que menos percibimos es que condiciona todas nuestras decisiones. Lo que proyectamos es lo que vemos, de ahí la gran dificultad de ver más allá, de ir más allá de nuestro sufrimiento. Querer ayudar a otros en ese estado es tan infructuoso como el ciego que pretende guiar a otro ciego.
Comentario bibliográfico: La "obtención de los cinco agregados" (forma, sensación, percepción, formaciones mentales y conciencia) se refiere, en el budismo, a la constitución de lo que consideramos el "yo" o el ego. La comprensión de que estos agregados son inherentemente dukkha (sufrimiento/insatisfacción) es fundamental en las Cuatro Nobles Verdades. Mientras haya apego a estos agregados, el sufrimiento es inevitable, como se detalla en el Dhammacakkappavattana Sutta.
El opio del optimismo
En la seguridad y contención del sueño, del proyecto compartido, se despliega un ingenuo optimismo que anestesia el temor, que exorciza el temblor. El "nosotros" es así un refugio ante las incertidumbres, una cabaña en el frío invierno de la existencia humana.
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, es contundente:
> "El optimismo, cuando no es acaso el atolondrado discurso de aquellos bajo cuyas aplastadas frentes no se hospedan más que palabras, no me parece más que una forma de pensar absurda, ya que es un amargo sarcasmo sobre los indecibles sufrimientos de la humanidad."
Comentario bibliográfico: Schopenhauer critica duramente el optimismo en El mundo como voluntad y representación (particularmente en el Libro Cuarto y en sus complementos) por considerarlo una negación irresponsable de la vasta cantidad de sufrimiento que permea la existencia. Para él, el optimismo es una ilusión que impide la verdadera comprensión de la realidad y la búsqueda de una liberación genuina.
La esperanza en el progreso colectivo, el sueño compartido, no es más que una forma de enmascaramiento negador de la verdad del sufrimiento propio y del mundo. El optimismo, como expresión de una ingenuidad casi tonta que tan duramente describe nuestro filósofo, es en el fondo una forma de evasión de la propia existencia, de las propias incertidumbres.
En el ejemplo paradigmático de la pareja joven que se refugia en el "nosotros", que se proyecta en un bien común, constituye un típico mecanismo de escape, como le cuestiona la compañera jefa en Fargo.
Estar proyectados completamente en un proyecto colectivo (la pareja, el país, la religión, etc.) es una forma de pensar absurda, pues persigue la ilusión de que, mediante la consecución de esos proyectos, se evadirá la propia impermanencia, la propia mortalidad, y a un nivel más fundamental, el sufrimiento de la existencia humana.
La omnipresencia liberadora
El Bodhicharyavatara nos interpela:
> "No habiendo empezado esta tarea, teniendo una empezada, y otra a medio acabar, de repente el señor de la muerte viene y pensamos: '¡Ay, ay de mí, estoy acabado!'"
Comentario bibliográfico: El Bodhicharyavatara (Guía para el estilo de vida del Bodhisattva) de Shantideva, un texto mahayana clásico, enfatiza la urgencia de la práctica espiritual ante la inminencia y la certeza de la muerte. La cita resalta la ironía de nuestra procrastinación y la brusquedad con la que la impermanencia interrumpe nuestros planes y deseos, recordándonos la fragilidad de la existencia condicionada.
La filosofía budista, con toda crudeza, nos muestra, al igual que el pesimismo existencial de Schopenhauer, la realidad de cómo finalmente naufraga la barca de nuestras esperanzas y proyectos del "nosotros" en las rocas de la impermanencia y, de forma certera, de la muerte. En medio de un sueño, de una tarea, de una representación escénica, el telón se desploma y cae.
¿Significa esto que no debemos participar, que no debemos "representar" el mundo en el mundo?
En Fargo, "El Piel Roja" logra escapar del final del clan familiar al que sirvió tan abnegada y enajenadamente, y se exilia para comenzar una nueva vida. La peluquera, que le desfiguró el rostro con aceite hirviendo, le dice: "Necesito un nuevo rostro." El hombre que le facilitará las condiciones para ello le cuestiona: "Me imagino que necesitas algo más que una nueva capa de piel," algo estructural, un hombre nuevo completamente, como el ave fénix que renace de las cenizas. "¿Qué vas a hacer ahora?", le pregunta. "¿Te vas a unir a otro imperio?".
"El Piel Roja" responde: "O quizás empezar uno propio."
Y el hombre replica: "Para que este también caiga y se desplome en el mar."
El hombre que lo conduce a su ya manifestada "nueva vida" le quiere hacer ver que lo que necesita es mucho más que un cambio de rostro; necesita cambiar su propia vida, ante lo cual se evidencia la futilidad de emprender un proyecto, que al igual que los grandes imperios, caerá por la impermanencia de todo.
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, lo expresa:
> "Todo se disuelve en el torrente de los años, de los minutos, como los gusanos que devastan todo lo que hay de bello."
Comentario bibliográfico: Esta metáfora de Schopenhauer, presente en El mundo como voluntad y representación, enfatiza la acción corrosiva del tiempo y la impermanencia sobre todo lo existente. Refuerza la idea de que cualquier intento de aferrarse a lo material o a las creaciones humanas es en última instancia fútil, ya que todo está destinado a la disolución.
Y añade:
> "De la misma manera que la marcha no es más que una caída siempre impedida, así también la vida del cuerpo no es más que una muerte suspensa, una muerte aplazada, y la actividad de nuestro espíritu no es más que un tedio siempre combatido."
Comentario bibliográfico: Otra de las célebres analogías de Schopenhauer en El mundo como voluntad y representación, que conecta la vida misma con una "muerte aplazada" y la actividad mental con una constante lucha contra el aburrimiento. Esta visión radical subraya la naturaleza fundamentalmente sufriente de la existencia, donde incluso la actividad y el movimiento son formas de evasión de la realidad última de la finitud y la insatisfacción.
Todo proyecto, todo sueño, todo impulso de la voluntad no es para Schopenhauer más que una forma de prolongar un final inevitable, un intento fútil de detener el avance irreversible de la corriente de los ríos hasta llegar al mar de la muerte. El procurar por todos los medios conservar y sostener la vida, pensando que así se logrará suspender su final, de la misma manera que la evasión del tedio por medio de la actividad compulsiva, son formas de evadir la verdad que acompaña nuestra existencia humana.
El Lalitavistara Sutra reitera:
> "Los placeres de los sentidos son todos placeres sujetos a la muerte, mortales. Sea lo que sea que veamos, oigamos, toquemos, probemos, pensemos o sintamos está sujeto a la muerte. Todos los objetos del deseo son impermanentes e inestables, inconstantes y cambiantes como un sueño, como un espejismo, como una ciudad de ilusión y como el relámpago y las burbujas."
Comentario bibliográfico: Esta prolongada descripción del Lalitavistara Sutra es una poderosa meditación sobre la impermanencia de los placeres sensoriales y la naturaleza ilusoria de la realidad condicionada. Refuerza la idea de que todo lo que buscamos y a lo que nos aferramos es transitorio y, por lo tanto, no puede ser una fuente duradera de felicidad, resonando con la crítica de Schopenhauer a la satisfacción del deseo.
Se expone bellamente el argumento compartido por el pesimismo existencial de Schopenhauer y la filosofía budista: Todo lo deseado, celado, y en definitiva, todo lo que tomamos como objeto de refugio y certeza, se diluye, se esfuma como un espejismo ante el sol iluminado de la impermanencia y la muerte. Un pesimismo que nihiliza, desarticula los velos de la ilusión que niegan la certeza más evidente y temida: la de la finitud de la existencia y todo lo representado en ella.
Arthur Schopenhauer, en Metafísica de la muerte, concluye:
> "Es raro el hombre que al final de la vida, si es a la vez sincero y reflexivo, desee volver a comenzar el camino y no persista infinitamente en la nada infinita."
Comentario bibliográfico: En Metafísica de la muerte, Schopenhauer aborda directamente la aceptación de la no-existencia. Esta reflexión final sugiere que una mente honesta y profunda, al evaluar la suma de la vida, reconocería su carácter inherentemente sufriente y no desearía repetirlo, abriendo la puerta a la "nada infinita" como una forma de liberación de la Voluntad.
La renuncia a la existencia cíclica, a continuar levantando por la ladera la roca de nuestra existencia, requiere lo que se denomina "un salto al vacío", al dejar el refugio de los objetos sensoriales, de los proyectos y deseos de la voluntad del ego.
Tras la reflexión, tras la profunda comprensión, el buscar la infinita nada, la renuncia a la voluntad podría llegar a ser natural, espontánea, y es allí que se abre un infinito campo de posibilidades de Ser, de existir, que se abren tras no identificarnos con la voluntad del ego.
Es esta libertad de visión, de Ser en la existencia, la que inspira las palabras de agradecimiento y admiración hacia Schopenhauer de Friedrich Nietzsche en Consideraciones intempestivas:
> "El guerrero que desde las cimas del escepticismo y de la renunciación crítica nos conduce a la cima de la contemplación trágica en tanto que la infinita bóveda estrellada que se despliega sobre nosotros."
Comentario bibliográfico: En Consideraciones intempestivas (especialmente en "Schopenhauer como educador"), Nietzsche expresa su profunda admiración por Schopenhauer, reconociéndolo como una figura liberadora que, a través de su honestidad brutal sobre la existencia y el sufrimiento, abre la puerta a una visión más profunda y trágica de la realidad. Esta "contemplación trágica" es el fundamento para una vida auténtica.
Estas grandes e inspiradas palabras de Nietzsche nos hacen ver que el fruto, el resultado de la actitud escéptica, de la renuncia desde la racionalidad del mundo en tanto que representación de la voluntad, es la apertura a una conciencia y Ser que trasciende la dimensión existencial individual, de tiempo y espacio, abriéndose al infinito universo de la nada sin referencia.
En el capítulo ocho de la tercera temporada de Fargo, titulado sugestivamente: "Quien reina en la tierra de la negación", hay una escena en la que la protagonista huye de todo peligro, ya en estado de desesperanza y profundo agotamiento, y se sienta en un club de bolos. Un hombre se sienta a su lado y, casi sin mediar palabras, relata: "Job se sentó sobre una pila de estiércol cubierto de llagas malignas."
 * "Señor, tuve un día muy duro."
 * "Todos lo son, es la esencia de la existencia, la vida es sufrimiento, creo que empiezas a entenderlo."
Luego le muestra un gato que ella toma en sus manos.
 * Hombre sabio: "¿Conoces el término Gilgul? Es una palabra hebrea, describe la manera en que un alma añosa se va a un cuerpo nuevo. En 1768, en Ucrania, los cosacos mataron millares de personas, incluso mujeres y niños, arrojaron su cuerpo a una fosa y los olvidaron."
 * "Cuando el rabino Nachman visitó Uman les dijo a sus adeptos que lo enterraran allí, el maestro del campo decía que su alma uniría y consolaría a la de ellos."
 * "A la larga todos terminamos aquí, para ser purificados y juzgados, como pasa ahora contigo y tu compañero, algunos pensaron que debía quedarse atrás..."
 * "¿Quién se levantó a defenderme de los impíos?"... A los impíos diles: "'Aunque te remontes como el águila y aunque entre estrellas pongas tu nido, de allí te derribaré', declara el señor."
En esta escena, que parece transcurrir en un limbo o estado intermedio, el hombre dice que todos pasaremos por allí. Al mismo tiempo, habla de la reencarnación con el término hebreo "Gilgul". También le da un mensaje a la protagonista, como si fuera un mensaje a los vivos.
Le hace ver que está dándose cuenta de que, tras tanto despliegue de su ego, la vida la sobredetermina con su naturaleza de sufrimiento, y que inevitablemente, por más alto que se haya llegado con el despliegue de la voluntad, todo caerá ante el final. Por más grande que sea el barco, naufragará en las rocas de la impermanencia y la muerte.
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, afirma:
> "Cuando, tras una gran resistencia, toca el hombre en el abismo de la desesperación, el hombre se reencuentra súbitamente dentro de sí mismo, se conoce, conoce al mundo, transformándose su alma, se eleva sobre sí mismo y sobre todo sufrimiento."
Comentario bibliográfico: Esta cita de El mundo como voluntad y representación (Libro Cuarto) describe el potencial transformador de la confrontación con la desesperación. Para Schopenhauer, el sufrimiento extremo, cuando se aborda con honestidad y reflexión, puede llevar a una trascendencia del ego y de la Voluntad individual, permitiendo una visión más profunda y liberadora de la existencia.
Tras la negación, la gran confrontación
Y esta elevación sobre la proyección infinita y ad absurdum de la voluntad del ego puede darse sobre la base de la confrontación con la verdad, con el absurdo de encontrar satisfacción y sosiego en el cumplimiento de los deseos, en la satisfacción de la "sed de experiencia" de la que habla el budismo.
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, destaca:
> "Para que se produzca este giro de la voluntad es necesario tener una visión panorámica sobre la vida, esto es, un conocimiento que salte por encima del presente para el cual es imprescindible la razón, que por ello constituye una condición de la libertad."
Comentario bibliográfico: En El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer enfatiza el papel crucial del conocimiento y la razón para la liberación. La libertad no es la satisfacción de deseos, sino la capacidad de trascender la propia Voluntad a través de una comprensión profunda de su naturaleza y la del mundo. Esta visión panorámica, no anclada en el presente efímero, es la base para la negación de la Voluntad.
Tanto en la filosofía de Schopenhauer como en la budista, la facultad cognitiva tiene una relevancia fundamental como camino para liberarse del sufrimiento, para estar determinado a negar la voluntad del ego. La ignorancia condiciona fuertemente la existencia humana, desde un nivel inconsciente y profundo, condicionando nuestra visión del mundo y de nosotros mismos, generando una conciencia separatista.
La Primera Noble Verdad busca tomar conciencia de "la verdad del sufrimiento", de forma similar a como un enfermo asume su condición y busca la medicina. El primero de los pasos es concientizar la verdad del mundo que es la representación de nuestra voluntad, del sufrimiento que hay en nuestras emociones perturbadoras y en la ignorancia.
El "Sutra de las Nobles Verdades" sentencia:
> "El sufrimiento en cualquiera de sus formas (dolor, sufrimiento, aflicciones, emociones, etc.) es algo inherente a la naturaleza humana."
Comentario bibliográfico: Esta afirmación es una síntesis de la Primera Noble Verdad del budismo, tal como se enseña en el Dhammacakkappavattana Sutta. Enfatiza que dukkha no es solo el dolor evidente, sino una insatisfacción omnipresente inherente a la existencia condicionada y a la naturaleza de los agregados que componen el "yo".
La existencia humana, condicionada de raíz por una composición del yo o del ego, y la realidad fenoménica como inherentemente verdadera, tienen en sí misma la causa del sufrimiento en la muerte y en la impermanencia de todo lo que fue compuesto.
Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, describe:
> "La vida es un mar lleno de escollos y remolinos, que el hombre solo evita a fuerza de prudencia y de cuidados, por más que sabe que si consigue liberarse de ellos con su habilidad y sus esfuerzos, a medida que avanza, no puede, sin embargo, retardar el grande, el total, el inevitable naufragio, la muerte, que parece correr delante de él."
Comentario bibliográfico: Esta vívida metáfora de Schopenhauer en El mundo como voluntad y representación describe la vida como un viaje inevitable hacia la muerte, a pesar de todos los esfuerzos por evitar los peligros. Refuerza su visión de la vida como un camino hacia un final predeterminado, donde la prudencia solo puede postergar, pero no evitar, el destino último.
El pensamiento trágico, valientemente retomado de los trágicos griegos, medievales u orientales, y continuado por Schopenhauer, Nietzsche y otros filósofos, logra ver la muerte, el absurdo de la existencia y la impermanencia con total coraje y honestidad, pudiendo, desde esa profunda nihilización, encontrar un sentido propio y auténtico a la existencia.
La vida como un mar lleno de escollos y remolinos es la descripción de la vida humana que para la filosofía budista es también el océano del samsara, en el cual todos compartimos una ilusión.
La pesadilla de la codicia como absurdo
En un hotel que es el centro del poder del cartel Fargo, Mike Milligan (un sicario-filósofo) y el policía protagonista (Solverson) se encuentran. Allí, donde Fargo desarrolla sus estrategias de poder mediante el crimen, el policía, que quiere que terminen con ese despliegue de criminalidad y nieguen esa voluntad, los cuestiona sobre el poseer, la codicia de acaparar. Mike argumenta que es su lugar en el mundo, su destino, como lo expresa en las primeras líneas:
Mike: "¿Conoces la expresión: 'destino manifiesto'?"
Solverson: "No se supone que tengamos más de lo que podamos afrontar."
Mike: "Así que esta necesidad de conquistar, de poseer personas que no se supone que poseas..."
Solverson: "Creer que puedes poseer cosas es un problema, ¿no crees?"
Mike: "Dicen que el capitalismo es un problema."
Solverson: "No, la codicia lo es, que sea todo o nada."
El foco está bien puesto no en la circunstancia exterior de los defectos de un sistema político-económico o en el inevitable desarrollo de un destino, sino en la ignorancia de los hombres que nos hace tomar el mundo y a los otros como un medio para el logro de la voluntad del ego.
Arthur Schopenhauer, en El mundo como voluntad y representación, afirma:
> "La fuente principal de los mayores males que agobian al hombre es el propio hombre, el hombre es un lobo para el hombre. Quien comprenda esto claramente considerará el mundo como un infierno que supera al de Dante donde cada hombre tiene que ser el demonio del otro, sin duda algunos hombres tienen para ello más aptitudes que otros."
Comentario bibliográfico: Esta dura sentencia de Schopenhauer, inspirada en la frase de Hobbes (Homo homini lupus), se encuentra en El mundo como voluntad y representación (Libro Cuarto y sus complementos). Revela su visión de la interrelación humana como una lucha constante, impulsada por la Voluntad egoísta de cada individuo. La maldad y el sufrimiento en el mundo provienen principalmente de la interacción entre las voluntades individuales en conflicto.
En función de nuestra situación vital somos cazados, usados, etc., o al revés, en un ciclo que posee varias pausas o paréntesis de misericordia o armonía que rara vez no implican una estrategia de supervivencia.
La imagen radical que nos presenta nuestro filósofo para fundamentar su pesimismo existencial tiene como fin evidenciar y exponer el cúmulo de ilusiones con las que negamos esta realidad fundamental: la de buscar los hombres imponer su voluntad unos sobre otros, sobre todo a través de la máscara de la solidaridad, y entre los hombres, la máscara con la que la encubrimos.
La patéticamente explícita imagen del conquistador logrando su propósito de su voluntad a costa de la desgracia del conquistado nos muestra la tendencia a satisfacer la voluntad irracional a costa del sufrimiento propio o hacia otros.
El Lalitavistara Sutra nos advierte:
> "El deseo es como un sorbo de agua salada, que hace que la sed aumente."
Comentario bibliográfico: Esta poderosa metáfora del Lalitavistara Sutra es un principio fundamental en el budismo, que describe la naturaleza insaciable del deseo (tanha). Lejos de saciar la sed, cada satisfacción del deseo solo la incrementa, perpetuando el ciclo de sufrimiento. Se alinea con la visión de Schopenhauer sobre la Voluntad como una fuerza siempre en busca de más.
La raíz de la codicia y la posesividad es sin duda el deseo y el apego a lo que deseamos como causa primera del sufrimiento, que tiene su exteriorización en las emociones perturbadoras que van generando un infierno en el interior o mutuamente compartido.
En la visión de la filosofía existencialista de Schopenhauer y la filosofía budista, la raíz del sufrimiento se encuentra en la ignorancia, en un gran error, que se configura como una existencia que en términos de Schopenhauer es un error de la voluntad de la individualidad, y en términos de la filosofía budista es en su base causado por la ilusión del ego.
La gran verdad
Hay un diálogo en la segunda temporada de Fargo entre una niña que atiende el mostrador mientras lee un libro de Camus, y que cuestiona el entusiasmo de un empleado de la carnicería, quien de forma bastante clara representa a un ingenuo ilusionado con sus proyectos, en este caso, ser el dueño de la carnicería.
Niña: "Personalmente, no sé por qué te esfuerzas tanto."
Empleado: "Voy a comprar la tienda, seré mi propio jefe."
Niña: "¿Y?"
Empleado: "Es un sueño al que todos aspiran."
Niña: "¿Qué sentido tiene? De todas formas vamos a morir."
Empleado: "¿Qué quieres decir?"
Niña: "Camus dice que saber que vamos a morir convierte la vida en un chiste."
Empleado: "¿Y qué? ¿Solo te das por vencido?"
Niña: "Podrías suicidarte y acabar con todo."
Empleado: "Vamos, tienes que intentarlo... vas a la escuela, consigues trabajo, formas una familia."
Niña: "Mueres."
Empleado: "¡¡¡¿Puedes dejar de decir eso?!!! Voy a vivir una vida muy larga, mi abuelo tenía 96 años."
Niña: "¿Y entonces qué hizo? ¡¡¡Murió!!!"
La niña representa el escepticismo, el nihilismo que pretende negar la voluntad ingenua y poco racional que representa el empleado con su optimismo.
La niña busca que su compañero se dé cuenta de la ingenuidad que implica su esperanza, pues todo tiene como fin insuperable la muerte. La voluntad de vivir, del ego, que tiene su irracional expresión en el deseo, es confrontada con la muerte como radical impermanencia de esta.
Schopenhauer, en Metafísica de la muerte, sentencia:
> "A la postre es menester que triunfe la muerte, porque le pertenecemos por el hecho mismo de haber nacido."
Comentario bibliográfico: En Metafísica de la muerte, Schopenhauer subraya la inevitabilidad de la muerte como el destino final de toda existencia. La muerte no es un accidente, sino una consecuencia inherente del nacimiento, un hecho que la Voluntad de vivir, en su ceguera, intenta ignorar, pero que finalmente triunfa sobre todas las ilusiones y proyectos.
El hombre tiene en la naturaleza misma de su nacimiento, que es el resultado de un impulso de una voluntad inconsciente e irracional, la semilla de una existencia fuertemente condicionada y que tiene en su esencia el sufrimiento.
Schopenhauer, en El amor, las mujeres y la muerte, añade:
> "Sin embargo, es preciso que la voluntad de vivir, violenta e impetuosa, pague cada una de sus imágenes engañosas, cada uno de sus vanos caprichos, al precio de profundos sufrimientos sin cuenta y de una amarga muerte, largo tiempo temida y que llega al fin."
Comentario bibliográfico: En El amor, las mujeres y la muerte, Schopenhauer detalla las consecuencias de la obstinación de la Voluntad. Cada deseo y capricho de la Voluntad de vivir se paga con sufrimiento, culminando en la muerte. La vida es, en esta visión, una serie de deudas kármicas o existenciales que se saldan con dolor y el fin inevitable.
En el mar de la existencia samsárica, ingresamos por todas las emociones perturbadoras e ilusiones que Schopenhauer describe como imágenes caprichosas y engañosas, y que en el fuego de la vida de sufrimiento podrían encontrar su liberación.
Es mediante el despliegue en la existencia de todas las ilusiones, de todos los caprichos egoístas, que los vemos como en un espejo y podemos despertar a una honesta y profunda necesidad de liberarnos, de negar la voluntad como causa del sufrimiento.
El Bodhicharyavatara nos advierte:
> "Habiendo entrado en la red de los renacimientos, que fue lanzada por los pescadores de las aflicciones, has llegado a la boca del señor de la muerte, ¿ya a estas alturas no lo sabes?"
Comentario bibliográfico: Esta cita del Bodhicharyavatara utiliza una poderosa metáfora para describir la existencia condicionada (samsara) como una red de la que es difícil escapar. Las "aflicciones" (deseo, aversión, ignorancia) son los "pescadores" que nos mantienen atrapados, y la muerte es el destino ineludible dentro de esta red, enfatizando la urgencia de despertar a esta realidad.
En esa red nos encontramos y tenemos el final inevitable de la muerte. La negación de nuestra propia ignorancia genera una representación en la cual no nos vemos en esa red de poderoso condicionamiento de la existencia y el final de esa trampa. ¿Cómo negarlo? ¿Todavía lo ignoras?, nos pregunta en primera persona, en directa alusión a todos los momentos en que debemos haber visto la muerte y la impermanencia delante nuestro y aun así la negamos.
Schopenhauer, en El amor, las mujeres y la muerte, compara:
> "Así es como seguimos el curso de nuestra vida, con extraordinario interés, con mil cuidados y precauciones, todo el mayor tiempo posible, como se sopla una pompa de jabón, empeñosamente, en inflarla lo más posible, y durante más largo tiempo, a pesar de la certidumbre de que concluirá estallando."
Comentario bibliográfico: Esta analogía de la pompa de jabón, encontrada en El amor, las mujeres y la muerte, ilustra la futilidad de nuestros esfuerzos por prolongar una existencia que, como una burbuja, está destinada a estallar. Subraya la ceguera de la Voluntad de vivir, que se afana en mantener una ilusión a pesar de la certeza ineludible de la muerte.
La muerte como gran maestra
Vivir como si no existiera un final, como si al realizar cada proyecto y cada apego retenido fuera la causa segura de la explosión de esa burbuja de nuestra existencia, es lo que genera toda la posterior desilusión y sufrimiento. Los proyectos en sí no son malos, sino el apego a su persistencia eterna.
De la experiencia del sufrimiento y en la confrontación con la impermanencia de la existencia humana puede surgir, mediante la razón, la determinación de liberación y renuncia de la que nos hablan ambas filosofías. La "huella de elefante", como el Buda Shakyamuni denomina a la meditación en la muerte, es la que más profunda impresión deja en la mente.
Schopenhauer, en Metafísica de la muerte, afirma:
> "La muerte es propiamente, el genio inspirador, la musa de la filosofía, por la que Sócrates definió a la filosofía como la preparación para la muerte... difícilmente se hubiera filosofado sin la muerte."
Comentario bibliográfico: En Metafísica de la muerte, Schopenhauer eleva la muerte a la categoría de musa filosófica, siguiendo la tradición socrática. Para él, la confrontación con la propia mortalidad es el catalizador fundamental para la reflexión profunda sobre el sentido de la vida, la Voluntad y la posibilidad de trascendencia.
Sin duda, la situación límite por excelencia, concebida desde nuestro ego y nuestra voluntad como algo inexistente en lo que a nosotros como individualidad refiere, nos deja en nuestras manos una vida y cosas de las cuales somos poseedores, de la cual somos amos y señores.
Dzongchen Ponlop, en La mente más allá de la muerte, escribe:
> "Si fuéramos continuos, impermeables al cambio y a la muerte, entonces sería inútil buscar algo más allá o fuera de nosotros... solo hallaríamos proyecciones de nuestra propia mente."
Comentario bibliográfico: En La mente más allá de la muerte, Dzogchen Ponlop Rinpoche enfatiza que la comprensión de la impermanencia y la mortalidad es lo que abre la puerta a la búsqueda espiritual. Si la existencia fuera eterna e inmutable, no habría necesidad de buscar la liberación o trascender las propias limitaciones, ya que todo sería una proyección limitada de la mente. La muerte, por tanto, es una fuerza impulsora hacia la verdad.
Aquí podemos apreciar las excelentes coincidencias con la función de la presencia de la muerte para buscar liberarse, para aquel que tiene el valor de verla cara a cara. El impulso consciente de negar la voluntad y salir, y ver más allá de la representación del mundo de esta, el ver todo el infinito universo de posibilidades que está ante nosotros.
Schopenhauer, en El amor, las mujeres y la muerte, lo describe:
> "La muerte es la detención dolorosa del mundo formado por la generación voluptuosa de la voluntad, es la destrucción violenta del error fundamental de nuestro Ser, es el gran desengaño."
Comentario bibliográfico: En El amor, las mujeres y la muerte, Schopenhauer reitera que la muerte es el "gran desengaño", el momento en que se revela la verdadera naturaleza ilusoria y sufriente de la existencia impulsada por la Voluntad. Es una interrupción dolorosa pero necesaria del ciclo de deseo y apego, ofreciendo la posibilidad de un despertar a una realidad más allá de la voluntad individual.
BIBLIOGRAFÍA:
 * Arthur Schopenhauer: "El mundo como voluntad y representación", editorial Trotta, clásicos de la cultura.
 * Arthur Schopenhauer: "El amor, las mujeres y la muerte", Editorial Edaf, 2007.
 * Wikipedia: "El mundo como voluntad y representación", "Las cuatro nobles verdades".
 * Ponlop Rinpoche: "La mente más allá de la muerte", editorial Kairós (2006).
 * Videos de Youtube: Adictos a la Filosofía: "Voluntad y representación", "Las dos vías para escapar del sufrimiento".
Este es el capítulo completo y finalizado. Hemos logrado integrar todas las secciones y sus comentarios bibliográficos, manteniendo la coherencia y el flujo.
¿Estás listo para que trabajemos en el siguiente capítulo o tienes alguna otra solicitud para este?

domingo, 6 de julio de 2025

Arcano del ermitaño. Al final la verdad.

Arcano del ermitaño. La verdad al final del viaje.



El arcano del ermitaño es el senor del tiempo, que nos refleja cómo se a desplegado nuestro Ser, cómo se proyectó nuestro espíritu en el tiempo y espacio en el cual transcurrió el ciclo vital que termina.
El ciclo vital puede ser una vida biológica, un viaje, un vínculo, etapa de nuestra vida, etc .

El filósofo Diógenes es un personaje que es la fusión del filósofo de las culturas greco latina y los eremitas o caminantes solitarios de las culturas  cristianas y orientales.


El ermitaño es una llamada a mirar para adentro, hacia las profundidades de nuestro Ser.
Está en la cima de la montaña que representa a los logros de las metas, y tiene en una mano la farola con la que ilumina su camino.
El ermitaño a llegado al pináculo, a la cima de la montaña de su evolución y está dispuesta a compartir su sabiduría con los otros.
La estrella dentro de la farola tiene seis puntas representa a la estrella de David y es uno de los sellos de Salomón que representa la sabiduría.
El largo bastón representa a la estrecha senda de la iniciación, y es símbolo de poder espiritual.
Expresa a través de este símbolo la capacidad que tiene el ermitaño de transformar la experiencia de aislamiento y los conocimientos que a adquirido para llegar a los niveles más elevados de conciencia.
El manto gris representa la invisibilidad con la que oculta el conocimiento para hacerlo solo visible o compartirlo con quiénes estén preparados.

El ermitaño representa el examen de la conciencia, la introspección, la soledad que permite o habilita el autoconocimiento.

Concepcion esotérica del arcano ermitaño:

Esotericamente se lo asocia con el signo astrológico de Virgo, con el elemento tierra y la estación de otoño.
En numerología se lo asocia con el número 9 que es la culminación de todos los tiempos y la síntesis de todos los modos de existencia.
El planeta a que se asocia es mercurio.
Virgo es mutable, es también la fertilidad y fecundidad que permite, que libera nuevos niveles de conciencia.
La sacerdotisa analiza el conocimiento, mientras que el ermitaño analiza el pasado y el inconsciente como un espejo.
Se diferencia del hielofante o el papá en que al ermitaño no le interesa difundir el conocimiento sino que lo aplica a si mismo, a su proceso de introspección.
El farol simboliza la prudencia en horas difíciles, la vigilancia y el estar alertas.
Se vincula con la parábola de las vírgenes prudentes que tenían las lámparas preparadas para la llegada del marido, que simbólicamente es el destino.


Aislamiento que libera, Sol edad. 

El ermitaño se va a separar del mundo y sus parámetros de referencia de lo que es lo prioritario para poder analizar el mundo interno, que busca iluminar su inconsciente.
Con la farola y mirando hacia atrás busca iluminar el pasado, que es lo que carga sobre sus espaldas.
Dentro del farol hay una estrella de seis puntas, que es símbolo de la luz que surge de la conjunción de dos triángulos.
Representa a la luz que llevamos en el interior.
La barba es un símbolo de potencia, de conocimiento y autoridad, de un nuevo conocimiento que está representado por la nieve.
La nieve es la metáfora de una hoja en blanco , así como la posición del ermitaño indican la veneración de la tierra.
Su cuerpo puede parecerse a un atalaya donde el ermitaño se aleja del mundo y se puede encontrar consigo mismo y con la totalidad.

En el tarot Osho Zen:

La soledad del ermitaño en el tarot Osho Zen está en presencia de sí mismo, sin necesidad de nadie más para esa conexión.
La soledad como una experiencia existencial fértil y está discriminada o diferenciada de la experiencia de desolación en la cual hay ausencia y carencia del otro.
La soledad es entonces un momento necesario para revisar y analizar, para iluminar con el farol la experiencia del pasado.
Tanto en el tarot de Rider White como en el tarot de Osho Zen ambos tienen una edad avanzada y se apoya en un bastón que representa la experiencia ya vivida que se transforma en sabiduría.
El monje brilla con propia luz, y es en todo momento un recuerdo de el despliegue de la propia luz.
El arcano del ermitaño nos habla de crecer en soledad, de realizar la condición de semilla.
El monje es calvo y mediante ello se representa la humildad, el estar más allá de la mente y renunciar al Samsara.
Frente a si encontramos un acantilado, que nos habla de un destino desconocido y al cual nos vamos a ver lanzados, presipitados tras la experiencia de retiro o aislamiento para sintetizar la experiencia anterior.
La capa que tiene nos indica que aprendió la lección de no echar raíces en el Samsara y sus efímeros refugios sino en si mismos.

El ermitaño en viaje entre vida y vida.

"Que queda de nosotros sino un ataúd, lleno de frases?".
" Luz castrada de esperanza que se vierte en la infinita oscuridad de la catacumba".

" El mundo entero es un conjunto de nubes, ni la gloria ni el poder logran atarme ".

" Mi cuerpo es como un vehículo que veo desvanecerse, pasar , desvanecerse en un río".

El ermitaño y la muerte.

El ermitaño mira hacia atrás al propio pasado, para iluminarla y también poder iluminar su propia mente, y así lograr una síntesis.
La muerte existencial o la cercanía a la muerte física puede provocar la introspección y el mirar a lo pasado para iluminarlo o por el otro lado puede ser que la introspección y contemplación del pasado lleve a una transformación y muerte existencial en algún o varios sentidos.

El ermitaño se encuentra en la cima de la montaña y allí puede, en función de sus conocimientos y comprensión, llegar a una profunda comprensión de la experiencia adquirida y también llegar a los más altos niveles de conciencia.

En el tarot de Osho Zen el ermitaño se corresponde con la carta "la soledad", en la muerte y en todas las transformaciones profundas las conexiones con personas u objetos significativos en los cuales el ego se proyecta y constituye se van a ver suspendidas, y hasta anuladas o nihilizadas por la fuerza arrolladora del morir existencial o físico.

El manto azul es un símbolo de humildad de la conciencia humana ante la infinitud del cosmos y el transcurrir entre vida y vida del espíritu.
Lo efímero del tiempo está representado por el reloj de arena, así como la arena se va cayendo, la fuerza que sostiene la vida se va agotando incesantemente, inevitablemente.
Las horas y su transcurrir siguen al hombre y es la última la que lo impide de seguir transcurriendo en el tiempo, la muerte es así la posibilidad que anula todas las posibilidades de acuerdo a la concepción antropológica de Heidegger del "ser para la muerte".

"Con la fuerza de la voluntad e llegado a la cima más alta".
En ella el ermitaño puede trascender la rueda de nacimientos y muertes condicionadas y que a su vez pueden condicionar aún más para poder retirarse a su propia luz, a la cima de la montaña.
Desde allí puede proyectarse a la existencia desde una voluntad más trascendental , apagando la sed de experiencia.

En el texto "yo, el Tarot" de Jodorowsky escribe sobre este arcano:
" Luz castrada de esperanza que se vierte en la infinita oscuridad de las catacumbas".
" Más verdadero que los huesos de un profeta".
"Ni la gloria ni el poder logran atraerme".




La agonía y el éxtasis de la muerte y renacimiento en el arte.

La agonía y el éxtasis en el arte.

Vemos algunas expresiones que podemos conectar con el tema en el viaje del héroe, como nos amplían y describen la experiencia.

Hamlet, Shakespeare.

"Si está carne por demás maciza se disolviera, se derritiera como el líquido del rocío".

" Cuan tristes, rancias y sin provecho hallo todas las cosas de este mundo".
Las cosas del mundo se perciben y experimentan sin sentido pues es así como se experimenta el ego que estaba proyectado en esas " cosas".

";horror!, es como un huerto íncubo que brama por doquier".

"Porque temerle?!, no es digna en un ápice mi vida, y en cuanto a su esencia, tampoco es inmortal ".
Es lograr una visión de que no tiene sentido resistirse a la desintegración de todo por la impermanencia y la muerte.

" Este lugar, la tierra, me parece un estéril calvario ".
La experiencia de la vida en la tierra desde una visión nihilista, es lo que abre la puerta al desapego.

La canción en si refleja la necesidad de salir de un mundo enajenado y despersonalizado para encontrarse con su esencia.
En las experiencias cercanas a la muerte, las personas tienen una sensación de no agresión, de no dolor, de profunda paz que los conecta con lo más auténtico.


" Este majestuoso techo sembrado de luces doradas, es solo para mí un conjunto de inmundos y pestilentes vapores".

" Me llevo a cuestas más de mil veces, hoy toda su vista me horroriza". ( Sobre calavera de bufón).
Todo lo que era esa personalidad a desaparecido, dejando una calavera, que era lo que estaba siempre presente aunque no visible".


La divina comedia.

Al comienzo se encuentra en un bosque al cual a llegado sin saber cómo, y luego afirma que estaba dormido. 
En la concepción de la filosofía budista, se encuentra uno en el estadio del sufrimiento por ignorancia, por no haber despertado a la verdad.
Las tendencias destructivas que se representan por los tres animales con los que el héroe que es Dante se ve impedido de liberarse de la prisión de ese estado.

Virgilio, su maestro e inspiración en vida es quien lo guiará a través de la confrontación con la sombra que son los seres infernales, y así lograr ascender por la montaña al paraíso.

" Espíritus dolidos que clamaban por la segunda muerte".
La muerte que los saque de ese estádo, que permita renacer en un estado mejor.
( Agregar imágenes de revelando el velo, y contenido de la fundación juan march.
El infierno como la noche negra del alma.

En el infierno, como vivencia existencial, es cuando el yo se ve expuesto a su disolución, ella puede ser consciente o no y en ello está en gran medida la experiencia de infierno.
En la mayoría de los casos la perdida de referencias de sentido que antes se tenía, es vivenciada desde la angustia y la incertidumbre.
Allí se encuentra, sin saber cómo llego y sin poder salir , pues los elementos de su ego también lo llevaron allí ahora no le permiten salir .


A mitad del camino me encontré en una negra selva, pues la recta vía se había perdido."


Caminando hacia lo desconocido.

A partir de que se cruza el umbral entre lo conocido hacia lo desconocido ya no hay realmente vuelta atrás, la concepción de la realidad y de nosotros mismos se ve quebrado, hay una profunda ruptura que no puede volver a refugiarse en la antigua esperanza.
Es como la metáfora de los ojos que se han abierto y no pueden volver a cerrarse.

También es en la experiencia descripta por Grof de aprisionamiento, de infinita sin salida., que potencia la desintegración del ego y sus esperanzas que son lo que más lo estimulan , lo encienden.
" Al ingresar aquí abandonad toda esperanza".



A Horse with no name.



Está canción es interpretada como un estado cercano a la muerte, en dos momentos habla de que ya está muerto, y que es allí que logra liberarse.

El protagonista necesita liberarse en una experiencia liminal de los condicionamientos de la sociedad para poder así ver su vida y la vida toda en perspectiva, desde una visión más amplía.
" En la primera parte del viaje estaba mirando toda la vida.

El desierto, un mundo sin referencias donde encontrarnos.


" En el desierto no puedes recordar tu nombre, porque nadie puede causarte dolor"
En ese plano o mundo que es el desierto 🐪, uno no está a la defensiva de su ego, y puede encontrarse con su esencia.
La conexión que se experimenta en esos estados alterados de conciencia es de ausencia de agresión y conflicto que en la vida cotidiana ni siquiera se percibe.
De la agonía de el sufrimiento a la profunda paz del éxtasis, se capta, vivencias está gran diferencia.

" Después de nueve días dejé el caballo,el desierto se había convertido en río".
La realidad que parecía estéril se convierte en fuente de vida que fluye, con lo que se identifica a un río.
Es entonces que puede dejar el caballo que se puede interpretar como el ego que nos lleva a través de las experiencias de la vida.

La experiencia de un rio que se transforma en mar puede significar o se puede interpretar como el cambio constante y la impermanencia de la vida.
También como el llegar al destino.
La canción en si nos muestra la necesidad de liberarnos de la alienación, de el estado de enajenación por toda la tensión y hasta violencia de las experiencias de la vida para encontrarnos con lo que es nuestra naturaleza auténtica.
" Es bueno no estar bajo la lluvia".

En la experiencia de apoteosis o muerte y renacimiento, se disuelve la identidad y las referencias para producirse una regeneración hacia una nueva identidad y o modo de existencia.
Es común a las distintas tradiciones culturales el describir esos procesos liminares en parajes distantes como montañas o desiertos que es muy usual.
Cómo la experiencia de Jesús en el desierto.

El desierto se interpreta también, desde otra perspectiva como un umbral a el más allá desconocido o místico, que nos puede permitir la redención y transformación.
" In the desert you cant remember your name".

En el comienzo se produce la separación del mundo conocido , que se da con una descripción del nuevo mundo al que se está llegando, , se está dejando atrás el mundo de la vida material compartida, de conversiones sociales, para ingresar en ese mundo de visión más amplía y de diferente racionalidad.
" In the first part of the jorney i was looking at all my life".

El caballo sin nombre.

" I have been thorought the desert with the Horse with no name ".
El viaje es a través de el vehículo de el caballo, que al no tener nombre es símbolo de que ya no tiene la identidad social que nos limita y condiciona a nivel de la posibilidad de comprensión o conciencia.
El caballo es el ego también domado, o que al menos no nos domina a nosotros y podemos así utilizarlo para que nos conduzca al umbral de la conciencia de lo conocido.
El experimentador, utiliza un instrumento ( el caballo), para realizar un viaje de instrospeccion y ni siquiera puede darle un nombre para describirlo, es el viaje a las profundidades del inconsciente.

No hay ego y no hay dolor.

" Cause there aint no one to give no pain".
El aislamiento de los otros nos puede conectar con un estado más auténtico, y purificarnos, ya no causa nada dolor y tampoco lo causamos.
No hay roles ni relaciones, es así que el ego se disuelve.
En la concepción budista de la psiquis humana, las condiciones de existencia condicionada que son en su fundamento de sufrimiento, son las que tienen como consecuencia inevitable de una mente condicionada por el ego.
Si hay ego que nos separa de los demás hay sufrimiento.

Análisis de canción " one", , la disolución del ego.


En el viaje del héroe casi nunca podemos separar una etapa de otra , la disolución del ego, que vemos representada por el arcano del colgado, da lugar, permite acceder a la agonía y éxtasis del renacimiento.
En esta letra hay una destrucción literal y figurativo del ego a través del desmembramiento del cuerpo y la anulación de sus sentidos.
Es así, a causa de ello, que el sujeto se enfrenta a todo el dolor , y agonizar.

La desaparición del mundo, la infinita oscuridad.

La perdida de su yo físico al perder sus extremidades , sus sentidos y de su movilidad representa la muerte de su yo social y gran parte de la funcionalidad del yo físico a quedado neutralizada.
Simbólicamente está fase refleja la disolución del yo o ego, el yo se disuelve en una oscuridad sin forma , como ocurre en los mitos de transformación, como en el vientre de la ballena, etc.
Al disolverse el mundo exterior y anularse el físico, la referencia que es para el yo lo externo de lo que es el también desaparece, quedando en un vacío total con el cual  se ve enfrentado ineludiblemente.

" I can't remember anything, Can't tell if this IS true or dream".

En el umbral, oscuridad y vacío.



Es así que se encuentra en una forma de fase liminar, de umbral entre un mundo y otro , en una forma de purgatorio existencial que experimenta sin salida, sin renacimiento.
La oscuridad es el espacio del inconsciente, el caos primordial , la oscuridad primaria de la cual todo surge y hacia la cual todo se dirige.
Esa experiencia existencial, ese momento, es representado con el descenso al inframundo, una etapa de reflexión forzada , donde se confronta con el dolor más profundo, en este caso el dolor de todo lo que experimento en la guerra.
" Darkness, imprisoning me, " Allá that i see, absolute horror".

La negación del renacimiento.

A diferencia de otros relatos, de otras experiencias, el protagonista no desea vivir, no desea renacer, tan solo que termine la pesadilla.
" Dios por favor, despiértame".
" Hold my breath as i wish for death".
El deseo de no seguir existiendo, que tanto se niega, puede ser interpretada también como un deseo de trascendencia.