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sábado, 13 de febrero de 2021

ser para la muerte y la impermanencia

 EL HOMBRE ANTE LA MUERTE




En la perspectiva de el existencialismo de Heidegger y la filosofia budista.




Hay varias similitudes y complementariedades en la perspectiva de el hombre contemplando su propia muerte, tambien en la descripcion de los distintos metodos para el proposito de contemplar la propia muerte hay en si lecciones importantes sobre como es cotidianamente esta relacion.

En el analisis de la concepcion antropologica del hombre ante la muerte nos nutriremos de dos grandes fuentes: Por un lado la milenaria filosofia de el budismo y su teoria y metodos para contemplar la impermanencia y la muerte como practica espiritual , por otro lado, desde el siglo XX tenemos el aporte de uno de los mas importantes textos de este tiempo llamado "Ser y tiempo" , del filosofo aleman Martin Heidegger y en particular la concepcion del hombre como un Ser ahi, o Dasein, como un Ser para la muerte.

Mas alla de las claras similitudes de estos dos conceptos o quizas hasta podriamos decir concepciones sobre el ser humano y su relacion con la muerte, sin dudas podemos ver la universalidad, de esta vision , concepcion sobre la propia finitud en cada instante de la vida de los seres humanos , mas alla de la clara distincion que podriamos hacer entre seres humanos mas concientes de la propia muerte y con mayor capacidad de reflexion o abstraccion respecto a la urgencia de lo cotidiano.


EL SER PARA LA MUERTE DE HEIDEGGER.


En el capitulo del texto importantisimo de Heidegger : "Ser y tiempo", sobre el ser para la muerte empieza a cuestionarse sobre si es posible para el hombre captarse en su totalidad. como un ser integral.
Siempre nos captamos en un Ser en situacion , en una particular actividad interior o exterior que lo involucra y sobre dimentsiona. Heidegger va a afirmar que es en la contemplacion honesta de la propia muerte que puede captarse como posibilidad, que es lo que somos en cada situacion, tambien hablo de captarse como un ser existente, que esta viviendo una existencia.
Al ser no lo conceptua como un ente abstracto ni tampoco como un ente material sobre determinado por las condiciones concretas, sino que lo va a definiir como un ser ahi, como un ser en situacion , a este ser ahi que es el ser humano lo define con el termino aleman Dasein.

 El ser para la muerte.


El dasein (ser ahi) es un ente existencial que esta arrojado al mundo, vive lanzado al mundo y proyectado a las posibilidades que nos plantea .
Tenemos muchas posibilidades de ser, pero tenemos un posible que habita y que fundamenta todos los posibles que es la posibilidades de morir.
En cada una de mis posibilidades yo puedo morir , tambien es posible en cada una de ellas no ocurra si es la muerte la que anula toda otra posibilidad.
El libro dentro del cual se desarrollan estas reflexiones es Ser y tiempo , que es su obra mas importante, el libro comienza reflexionando sobre el Ser, y quien es el que se pregunta por el Ser ?, es el hombre individual, concreto e historico, el que solo puede morir por si mismo.
Este concepto del ser humano implica el que no es el ser humano un ente exclusivamente concreto y fruto de causas especificas, tampoco es un ente espiritual que se expresa momentaneamente en el mundo, sino que es un ser en situacion , un Ser ahi, un Dasein.

Porque los  seres humanos somos seres para la muerte?

El morir del que trata Heidegger no es la muerte biologica de un organismo, todos los seres fallecemos, pero tan solo los seres humanos morimos como una experiencia anticipatoria.
La muerte no es un evento puntual que ocurrira al final de la vida, o que es la puerta de entrada para otra vida.
El estar refugiados en esta idea, justifica el que nos posicionemos en una actitud inautentica, nos oculta el verdadero significado para nuestro "ser en el mundo", el significado que Heidegger describe como la posibilidad siempre presente de la propia imposibilidad.
En el ejemplo de la obra de Cesare le pregunta cuando va a morir y cuando le dicen que morira mañana siente un terrible horror, porque? porque todos pensamos que los que mueren son los otros .

Vivimos refugiados en el " mueren los otros , yo no", tambien nos refugiamos en el " aun no", en la historia de Cesare , estas dos excusas o ilusiones en las cuales nos refugiamos se ven anuladas, nihilizadas.
El Dasman como lo define Heidegger es el ser inautentico que  vive proyectado en el colectivo " se dice", y en este caso se refugia en el "se muere", hay una banalizacion de la muerte por parte de el ser humano que le neutraliza todo poder de confrontacion con lo que somos. 
Vivimos refugiados en la idea de que estamos lejos de ese evento en funcion de la edad, de la salud, etc. Vivimos de una forma no conciente cultivando la irracional idea de que viviremos infinitamente.

La realidad es que no solo vamos a desaparecer como seres en el mundo que somos vamos a desaparecer sino que transcurre todo el tiempo lo que somos en el mundo y sus cambios.
Somos mortales, finitos, al cambiar las cosas como si fuera a empezar de cero, etc , y no solo cuando el corazon deja de latir.

En la filosofia budista, la muerte es considerada la culminacion explicita de un proceso que esta transcurriendo siempre desde el propio nacimiento.

Porque existe la muerte para el Dasein?

Vivimos arrojados , proyectados hacia nuestros posibles, hacia nuestras posibilidades de ser o existir.
Vivimos proyectados hacia nuestros posibles , lanzados hacia nuestra posible existencia. En cada una de las posibilidades esta siempre la posibilidad de morir, es siempre posible y nunca decimos sinceramente:"puedo morir".
El dasein muere pues esta arrojado hacia el futuro. Todos morimos, junto con los otros entes animales y mas , pero los seres humanos somos los que nos proyectamos hacia esta posiblidad.
En cada posibilidad del futuro siempre esta implicita la posibilidad de que deje de ser posibilidad , es por ello que esa posibilidad de muerte constituye a el Dasein como un ser frente a una existencia.que le es propia al igual que la muerte.

El ser para la muerte es un potencial del ser autentico que abre, que libera respecto a la vision banal de la existencia, la concepcion y coaccion del Dasmain ya no podria determinar nuestro ser pues se ve nihilizada ante la conciencia de la finitud de la propia existencia.
El ser para la muerte es como se ve afectada la existencia por el hecho de ser finita.


Para Heidegger la diferencia entre una existencia autentica y una existencia inautentica esta en que la existencia inautentica vive negando , de forma mas o menos inconciente, que va a morir, el hombre se atosiga de habladurias, etc para anesteciar, silenciar la idea de la muerte.
El ser autentico por el contrario asume honestamente: " voy a morir, y es mi muerte la que me es propia".

En que sentido la muerte implica un  dejar de Ser ?

El ser humano es el unico que puede morir por el mismo, la muerte es intranferible , no puede morir por los otros, los otros no pueden morir por mi. Este hecho , asumido, individualiza, aisla al ser en esta experiencia, en su propia existencia.
La posibilidad de la muerte la niega, la anestecia a traves de la habladuria, de la futilidad de la vida con los otros , a traves de un " aun no" y un " se muere" , buscando ocultarse la inminencia de su propia muerte , y por ende de su propia existencia individual.

La muerte no es para Heidegger la aniquilacion del ser, sino el dejar de ser, dejar de ser posibilidad. Al morir pasamos a ser una cosa, no mas un dasein, pues ya no tenemos posibilidad hacia cual vernos arrojados.

Que significa que la muerte sea una inminencia?
La muerte es una inminencia, pues esta implicigta en todas las posibilidades, hay muchas posibilidades , pero la que esta por detras de todas las posibilidades es la posibilidad del morir . Esta posibilidad actual de estar escribiendo y reflexionanado es posible, se realiza, pues la posibilidad de morir no se concreto anoche por poner un simpatico ejemplo.

Si el ser se asume como un ser para la muerte, va a asumirse como una totalidad unica, como un ser que se asume en relacion a su propio existir, a su propio Ser.

La angustia existencial ante el ser para la muerte.

La muerte no tiene referencialidad, no se refiere a nada especifico . 
El mundo de los entes , de los objetos es siempre referencialrcomo todo lo que hay en el universo simbolico que es el del hombre en la vida cotidiana, en la vida de la relacion con los entes, en esta relacion instrumental tambien se abarca normalmente a los otros seres humanos o Daseins como dice Heidegger en su lenguaje tecnico.

La muerte necesariamente se refiere a mi , a mi propio ser como posibilidad , a mi ser ahi  que es el que muere. 
Es irrebasable, pues mas alla de la muerte no hay nada, mas alla de mi ser ahi  ya deja de existir. Heidegger no ingresa, al igual que el existencialismo llamado ateo, en un debate falaz sobre si hay o no un mas alla, lo que no puede rrebasar la muerte es el ser en el mundo que somos nosotros y con lo cual nos vamos identificando mas alla de las variaciones y hasta cambios radicales que atravesamos a lo largo de un ciclo vital.

La angustia existencial surge al tomar conciencia de la propia irrebasabilidad, de que vamos a ser nada, tal como somos nosotros en el mundo, tal como somos en el mundo y con lo cual nos identificamos, por ejemplo, lo que soy ahora como persona, como profesor, con mis vinculos, y como es mi mundo y medio ambiente especificamente montevideano, todo eso desaparecera, dejara de ser, y por ello yo como ser en el mundo como ser ahora.
Tomar autentica conciencia de uno mismo como ser para la muerte, y mas especificamente del caracter irrebasable de la muerte para nosotros puede fuertemente ser una condicion para que ingresaramos en un estado de angustia existencial.
La angustia existencial puede llevarnos a asumir nuestro existente autentico como lo denomina Heidegger, en tanto que nos asumiriamos como seres finitos o seres para la muerte.

El existente autentico sera aquel que no se deja sofocar, anular, por las habladurias, por el ruido de lo colectivo, y no piensa lo que todos piensan, o no hace lo que todos hacen, que no vive en el se dice o se hace colectivo , que Heidegger denomina el Dasmain.

La angustia ante la propia muerte nihiliza, o al menos momentaneamente la sobredeterminacion, la forma como condiciona a los seres humanos de el ser en funcion de lo colectivo, de este Dasmain que puede abrirse para que el Ser autentico pueda ser.

La angustia ante la muerte priva al sujeto de toda referencia, el Dasein queda en estado de incertidumbre, ya no tiene referencia ya sea mundana, subjetiva u objetiva. 
Porque? Porque nos confronta con el caracter ilusorio de estas referencias, y la muerte que tiene el poder, la capacidad , de nihilizar, anulando todas las referencias pues se esfuman, futilizan ante la propia finitud.Es por esto que la angustia existencial es consecuencia, efecto de un movimiento de desposecion de si mismo, al anticiparnos a que hay finitud .
El sujeto queda ahogado en el sin sentido. Hay una configuracion de la realidad, del yo, que se sume en un estado de incompletud, en un estado de oscuridad como falta de forma nitida, como falta de claridad.

El estado es descrito por Heidegger como lo inhospito, "siniestro" (unheimlich), es un estado de desposecion de lo que nos es cercano, de lo que nos da calor y amparo normalmente, y ello genera una fuerte impresion de subito desamparo y logicamente miedo.

La angustia tiene que ver con la experiencia de la propia finitud, incompletud e insustancialidad del Dasein y por reflejo de la referencia que es el mundo.


El existente autentico asume su propia muerte y asi puede vivir con plenitud asumiendo con menos apego y superficialidad lo que va viviendo.
En la forma de existencia inautentica vamos evadiendo, negando la propia muerte y por ello le queremos dar una trascendencia que no la tiene a las relaciones romanticas, al sexo, a el prestigio, a lo material , etc.
Como si fueran situaciones o personas que puedan sustraerse a su caracter contingente.
El ser autentico vive sabiendo que va a morir, y en funcion de ello tiene en su ser autentico y su propia existencia la referencia de sus desiciones y Ser en el mundo, pudiendo asi trascender o nihilizar el deber ser compartido y logrando lo que se denomina una profunda y permanente individuacion.

La muerte es intransferible

La muerte es propia de cada Dasein, es intransferible, es entonces, la posibilidad mas propia.
La muerte de los otros , y sobre todo si son seres queridos o cercanos, nos permite comprender quizas pero la vivencia de la muerte como el fin de nuestro ser en el mundo es algo intransferible.
" Mi muerte es mia, es propia e intransferible".
Tan solo cada Dasein individual, puede vivir su propia existencia, en la misma medida, cada Dasein tan solo puede vivir su propia muerte.
La muete es la posibilidad mas propia, que da fin a toda potencialidad de ser.
Es la unica posibilidad de la cual tenemos total certeza, que como ya vimos anula todas las otras posibilidades de ser.
Yo manana tengo la posibilidad de estar escribiendo este texto , u otras posibilidades como viajar, etc, pero la posibilidad de morir en la noche por ejemplo seria la que anulara todas las otras posibilidades.

La muerte es irrebasable

La actitud ante el hecho de ser seres para la muerte puede ser evasiva, evadirnos en lo que Heidegger denomina el ruido del uno, evadiendo la propia muerte y por reflejo la propia existencia sumergidos en el "ser colectivo", 
Por el contrario podemos tener la actitud proactiva de lo que Heidegger denomina el precursar la propia muerte.
El precursar es el asumir que la muerte es parte de la propia existencia y concientemente concientizar la propia finitud. 
En la filosofia budista se considera que se puede asumir una actitud activa de concientizar la propia finitud a traves de practicas contemplativas.

La muerte individualiza porque luego de ella, no hay mas ser en el mundo tal como somos nosotros , todo nuestro ser en el mundo es en funcion de conexiones con otros de forma mas o menos directa. 
Toda esta estructura que nos constituye en el mundo desaparece y ello lleva a que se nihilize en el ser humano esas conexiones con otros.
Por ejemplo, concientizo que soy un ser para la muerte y que todos los vinculos terminaran, ello me individualizara en relacion a mi pareja o familia pues concientizo que hacen a mi ser en el mundo relativamente y no para siempre .Porque individualiza?

La muerte es no relacional.

Los objetos y entes del mundo estan necesariamente relacionados en terminos de sentido de ser en funcion de otros, en el mundo de los entes los objetos existen por otros y el sentido que tienen en la conciencia humana es por la relacion causal referencial . 
Esto los hace inteligibles , interpretables para la conciencia humana.Es el concepto de interdependencia de la filosofia budista , como una red que nos conecta en este ser en el mundo compartido, que son las causas y condiciones que permiten que surgan los fenomenos y se sostengan.
La muerte es irreferencial , no es causal en la linea de la cadena de causas y condiciones, frente a la propia muerte, el uno, el mundo en si, y nosotros mismos en el mundo somos nada, desaparecemos.
Las relaciones con los otros tambien se terminan, tambien se transforman en nada.
La  cualidad destructora, nihilizadora de la muerte, nos pone de cara frente a la futilidad , a la impermanencia del propio yo y del mundo.
Todo el mundo de objetos y referencias que constituyen lo que concebimos de forma mas o menos conciente como nuestro mundo, se ve subitamente, a veces sorprendentemente destruido, anulado, incluso ante la accion de anticiparnos precursoramente a la muerte como lo denomina Heidegger, comprendemos que todo ese mundo y nuestro ego como causa primera tienen razon de ser en funcion de nuestra existencia , es por ello que la muerte no tiene una relacion referencial, y nos muestra como un espejo la individuacion que somos.
El caracter no relacional , que no haga referencia a otras cosas, sino que sea en si mismo y por si mismo que nos ocurre a nosotros .
Es verdad que hay acontecimientos que pueden determinar nuestra muerte, como por ejemplo un conductor ebrio , y que afecta a los seres queridos, como por ejemplo los hijos, que necesariamente son causados y afectan a seres humanos, pero la muerte en si nos ocurre a nosotros , y lo que termina es nuestra existencia a causa de nuestra mas propia posibilidad.



La muerte como una inminencia

La muerte es conceptualizada como una inminencia, como algo que puede acontecer en cualquier momento, hasta el mas seguro, no es buscando un pensamiento morbido sino de valorar el potencial que tiene la existencia humana y de lo que puede ser como existente en el mundo compartido.
En la tradicion del budismo tibetano se establece un metodo para integrar esta verdad innegable a traves de la contemplacion de la afirmacion: "hoy puedo morir", en el avance de este capitulo iremos viendo otras meditaciones sobre la muerte de esta tradicion con la finalidad de integrar la muerte en la conciencia.
No es la muerte de los demas, sino la muerte propia la que se vive a cada instante, en cada posibilidad esta implicita la posibilidad de morir como la posibilidad que anula, que deja sin efecto todas las otras posibilidades, pues nuestro ser en el mundo se termina.

El anticipar la muerte, enfrentarnos a nuestra condicion de seres mortales, nos muestra de forma patente nuestra individualidad, tiene potencialidad de dar conciencia de nuestra existencia al tomar conciencia de nuestra mas propia posibilidad del morir.

Como veremos mas adelante en este mismo capitulo, una de las reflexiones sobre la muerte de la filosofia budista contemplando la muerte , , y anticipandose a ella precursora mente es el tomar conciencia de que nacemos y morimos solos, sin un sentido de existencia.

Heidegger realiza una clara diferenciacion entre la espera y la anticipacion de la muerte. La anticipacion es como se describe como una anticipacion honesta, autentica, en la cual nos confrontamos como seres para la muerte.
La espera es una forma racional de negarla y ocultarnosla en relacion a la propia existencia.


La muerte como espejo en que el ser humano  se capta como totalidad

Heidegger considera que el Ser que se capta como totalidad es un Ser incompleto , es un Ser ahi que siempre esta proyectado hacia sus posibilidades, es posibilidad de Ser. Al captarse, comprenderse como un Ser que es finito, que sus posibilidades de ser se verian anuladas, se ve a si mismo como totalidad.
Como totalidad el hombre es un Ser que esta siempre llegando a Ser, es en si como totalidad una posibilidad de Ser, en el momento del morir dejara de ser posibilidad de ser para ser una cosa , un cadaver mas concretamente.

El ser para la muerte totaliza al Dasein, y deja en estado de patencia, explicita ante la conciencia a el Dasein como totalidad.
Como es asi, que se explicita la totalidad al confrontarnos con la propia finitud?, El ser humano, es para Heidegger , como Ser ahi , un ser proyectado hacia sus posibilidades, al ver la muerte como el fin de toda posibilidad, se ve como lo que es en el espejo que como ya sabemos es la muerte.
 Pareceria contradictorio pues es un ser que no se posee, no se crea a si mismo, pues esta siempre arrojado en un mundo que lo va cocreando, la totalizacion esta dada en el hecho de que nos confronta con el limite de nuestras posibilidades, y por ello nos confronta como un espejo con nuestra existencia, como totalidad.
El ser humano es posibilidad, proyecto lanzado hacia sus posibilidades, al confrontarnos con el limite en que termina la posibilidad de ser.
Es en este sentido que le desoculta, le revela a la existencia como totalidad.
Aqui creo que es pertinente la metafora del limite territorial de un pais o estado , que me permite determinar que es un pais, en el miedio del pais sin dudas es parte del pais , pero es en el limite que se hace patente, evidente.





El Dasein es temporalidad, el Dasein es finitud.

El ser es siempre en una temporalidad, la temporalidad sintetiza los tres tiempos del pasado , presente y futuro. Esta temporalidad la capta, la comprende el hombre en tanto que Dasein o Ser ahi en un presente proyectado hacia un futuro, hacia sus posibles. 
Heidegger considera que el hombre despierta su sentido de cuidado de su propio Ser en la medida que puede ver que al proyectarse a su propio futuro tambien esta presente, como un limite irrebasable, la propia finitud , la finalizacion de la propia posibilidad de Ser.
Es en ese sentido que la temporalizacion de la existencia del hombre es caracterizada asi por Heidegger: " la existencia es la temporalizacion de si mosmo por parte del Dasein". El sentido de cuidado es la proyeccion cada vez mas conciente de si mismo, el hacerse responsable de su propio Ser en tanto que es en la temporalidad.
Es un Ser que que a sido , que es y sera, siempre en una unidad que es su propia existencia, de alli las preguntas filosoficas que no tienen respuestas concretas que son signos claros de un despertar y desarrolllo del sentido de cuidado; " cuando comence a ser?", " cuando y como dejare de ser?", " que pasa despues?".

El ser para la muerte despierta en el Dasein la resolucion precursora.

El cuidado del propio Ser emerge, se despierta, a consecuencia de un estar vuleto hacia la propia muerte, la resolucion precursora , de buscar su propio bien, de Ser desde su ser autentico, es solo posible para un ser que a asumido la inminencia de la posibilidad de dejar de Ser.

La resolucion precursora, es la desicion autentica, genuina sobre el propio Ser y la propia existencia de ser como referencia a su propio Ser autentico y no lo externo que es en si contingente, este lograr la propia referencia es lo que el Psiquiatra suizo C. G. Jung denomina el proceso de individuacion que paradojalmente libera del ego individualista que tambien se proyecta en lo colectivo.
Esta resolucion precursora, este sentido de cuidado se despierta a consecuencia de la comprension de la propia finitud en la temporalidad, de que dentro de la temporalidad infinita tenemos un tiempo finito, que estamos permanentemenete arrojados hacia esta finitud.
En la filosofia budista se considera otra reflexion en este sentido sobre el que cada tiempo que transcurre nos acercamos mas a la muerte , cada instante es asi un paso mas hacia esa muerte, que es asi no algo que ocurre subitamente en el final o extremo, sino que es algo siempre presente y hacia lo cual nos acercamos instante a instante, paso a paso.
Heidegger afirma : " El preser se manifiesta siempre en la posibilidad inminente de la muerte", cada uno de nosotros se asume como ser en una temporalidad y como parte indisoluble de ello la finitud . Por ejemplo, asumiento el fin de uno mismo antes que termine el año.

El enpoderamiento de la propia existencia es entonces sinonimo de el asumir la temporalidad de la propia existencia , y ello significa el asumir , el mirar a la cara al futuro hacia el cual nos vemos lanzados , proyectados inevitablemente.

Es en definitiva el ser para la muerte , el que lejos de nihilizar o vaciar de sentido el ser en el mundo , va a liberar al ser autentico. El anticipar la propia muerte activa la actitud que Heidegger denomina de cuidado del propio Ser y las posibilidades que tiene en la existencia.

El ser para la muerte libera, nihiliza, del discurso del uno, de lo que Heidegger denomina el Dasmain , que lo conduce a una existencia inautentica y lo confronta con su existencia y sus posibilidades reales.

La conciencia, al confrontarnos como seres para la muerte, nos viene a expresar un estado de extrañeza, de no identificacion, frente a las cosas.
El mundo es vivido como inhospito, y sera alli en ese estado de extrañeza y falta, que la llamada de la conciencia, (Schuld), que es como conciencia de culpa o estado de deuda.Cual es el estado de deuda o falta que hace patente el ser para la muerte?, es la conciencia de la condicion ontologica de estar arrojados al mundo y alli estar viviendo un no ser, el ser para la muerte entonces nos confronta con esto, lo hace patente.

El estar caidos en el estado de ser inautentico, nos constituye como seres, ontologicamente, desde un estado de culpla o deuda original, que es nuestro fundamento.
La llamada de la conciencia frente a nuestra propia finitud viene a atestigrar que cada uno de nosotros es nada en si mismo, que no hay nada consistente que hace a uno lo que es.
La existencia humana se revela como lo que es, como incompleta y siempre en estado de caida o falta.

Aqui es importante la aclaracion de que la llamada no es desde dentro, de mi mismo, de mi ser mas propio. Es una llamada a hacernos cargo de nuestro propio ser, de nuestra propia muerte.
La llamada es un acto de autoposecion, de cuidado del propio ser ante un Dasein que esta arrojado en el mundo.

El ser para la muete nos confronta, entonces, con un estado de autoposesion de nuestra existencia y nuestro Ser, de apropiacion de la potencialidad del Dasein.
La resolucion es lo que desoculta la situacion del ser en el mundo,  la existencia autentica se puede desplegar a partir de una clara conciencia de que tenemos una existencia en el mundo que nos es propia, de la misma medida que lo es su finitud.



REFLEXION SOBRE LA IMPERMANENCIA  y LA MUERTE.
 
Para la tradicion y cosmogonia budista, ningun estado es permanente, ya sea en un tiempo corto  o largo las situaciones cambian: " aunque uno nazca como monarca universal puede volver a nacer como ciervo".
Lo que podemos interpretar en definitiva es que cualquiera sea el estado de existencia en el cual estemos, aunque parezca ser muy solido e infinitto , es sin dudas futil, impermanente, todo lo fenomenico esta sometido a el principio del cambio sin lugar a excepcion.

El samsara, como concepto o doctrina oriental y que el budismo describe como el renacimiento en variados reinos, algunos de gran sufrimiento y otros de gran dicha como ser el de los dioses , implica siempre para esta concepcion metafisica una forma de renacimiento condicionado que tarde o temprano puede dejarnos, desembocarnos en una forma de existencia de sufrimiento. Es por ello y nada menos que por ello que la reflexion en el sufrimiento de la existencia humana, y especificamente el sufrimiento de la impermanencia y la muerte que nos sobredetermina inevitablemente busca despertar la renuncia conciente a este samsara, de buscar autenticamente la liberacion, que como vimos antes se puede asimilar a lo que Heidegger denomina la resolucion precursora que se despierta ante la conciencia de la propia finitud.

Dentro de este samsara y el sufrimiento del cambio general que implica, estan los cambios de una vida humana .
En la vida humana hay juventud que da logar a la vejez, la salud que es cambiada con la enfermedad y asi en todas las variedades de cambios humanos posibles.:
" Sentid tristeza por la existencia terrena, que es la fuente de mucho sufrimiento, tal como la carencia de lo que se desea, la enfermedad, la vejez y la muerte" La triple vision.
Se describe en muchos textos al samsara como un oceano que debemos atravesar, las olas que golplean a los seres humanos son el nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte.

El primer sufrimiento, del del nacimiento, es el que mas choca como algo disonante respecto a los esquemas endulcorados en la vida humana segun la cual el nacimiento y el bebe, hasta la infancia y se rechaza como indeceable la vejez y la muerte.
El nacimiento es considerado en la filosofia budista como la causa de todos los otros sufirmientos, el nacimiento humano, dependiendo de su condicion se considera una condicion que de acuerdo a la tradicion filosofica budista se debe evitar.
En el nacimiento en si, como acto biologico, hay sufrimiento para el bebe, por la presion, por las sensaciones y el nacimiento en si es una experiencia traumatica a nivel psicofisico.

El psiquiatra contemporaneo S. Grof  a desarrollado , en base a historias clinicas, que esta descripcion se confirma en varios testimonios, la experiencia del nacimiento y tambien antes en la vida intrauterina es vivida ya por el bebe como algo cercano a lo traumatico en la medida que se acerca el nacimiento. En el capitulo correspondiente desarrollaremos los aportes sobre estas etapas y la muerte misma con el fin de aportarnos a la concepcion antropologica sobre el morir y el nacer.

Llegamos asi a la ultima de las olas, la ola de la muerte, que azota a la vida humana, el bodhichkaryanatlara "camino del bodhkisattva" , expresa sobre este sufrimiento:" No habiendo todavia empezado esta tarea, teniendo una empezada y otra a medio hacer, llega el señor de la muerte y pensamos Ay de mi estoy acabado".
En el texto las tres visiones se describe como cuando surge a consecuencia de una infinidad de causas , y que buscamos evitar, casi instintivamente, esta experiencia extrema.

"no sabiendo a donde iremos a continuacion, todo nuestro trabajo queda inacabado, hay que marchar solos a alguna region desconocida, vacia".
En la descripcion de el sufrimiento de la muerte se dan varias verdades por hechas que para ciudadanos del siglo XXI pueden resultar cuestionables, como la vida en un mas alla de la muerte, etc, pero lo cierto, es que la vivencia de la total de, sposecion, de perdida, sumada a la incertidumbre sobre el destino que habra del otro lado?, desaparecere?.

La reflexion sobre la impermanencia

La reflexion sobre la impermanencia y la muerte es una practica fundamental  en el el sentido de cuidado o cura como lo denomina Heidegger a la determinacion conciente de vivir una existencia autentica o la renuncia al samsara como lo propone la filosofia budista y oriental en general.

La filosofia budista propone que ante los objetos de deseo o posterior apego , que son las causas de el sufrimiento, habiendo comprendido la impermanencia y la muerte, podemos llegar a un sentido de distancia, de ecuanimidad, limitando asi la expectativa ante un objeto que va a desaparecer y sin dudas la conexion con ese objeto .

Para la filosofia budista, si no hay una verdadera comprension de la impermanencia, el corazon esta todavia proyectado hacia el deseo de la vida, cualquier practica, aun la mas "espiritual" estara dirigida a perpetuar o lograr determinado status del ego en esta vida.


• Porque es importante la reflexión sobre  principio de impermanencia y muerte para el budismo?

La contemplación sobre la impermanencia y la muerte constituye el segundo de los pensamientos fundamentales que orientan la mente, que motivan el Ser, hacia la liberación y la iluminación.
Se constituyen en el gran remedio o antídoto contra la tendencia natural a la ilusión de la permanencia del mundo, del yo y de las ideas. Estas se sanan con la impermanencia burda, sutil y la más sutil.
Tanto el apego como la aversión surgen de la ilusión de ver como reales y permanentes a los distintos fenómenos del mundo exterior o interior.
El buda al respecto afirma: “todo lo que a nacido morirá, todo lo que se a generado degenerara”, y respecto a ello también afirma que los vínculos son como un encuentro del mercado frente al infinito.
Cuando logramos, a través de la meditación sobre la impermanencia y la muerte, comprender y hasta realizar la impermanencia en nuestra vida, podemos dejar de apegarnos a un fenómeno presente y realmente abrirnos para la realización de la infinitud de posibilidades del espacio y el tiempo.
Entonces surge una pregunta naturalmente: porque todo es impermanente?, porque al final hay muerte?
Porque esta en la naturaleza misma del samsara el sufrimiento.
Aquí vale la pena mensionar al menos la concepción del budismo del bardo. El bardo es un concepto que significa etimologicamente como espacio entre o transicion, y describe la transicion entre un estado , por ejemplo de nacer y el otro extremo en el cual termina este estado como ser en este fcaso la muerte fisica.
 Este estado es caracterizado como de transición , que se aplica a los distintos estadios desde la muerte hasta la reencarnación, para el estado del sueño  y de la misma manera para la transición desde el nacimiento hasta la muerte, de manera que no es considerado como permanente este mundo ni otro , sino en realidad ninguno, siendo el sufrimiento del cambio el fundamento del Samsara en general y en el reconocimiento de esta realidad que se inicia el camino a la liberación y la iluminación.
Esta es la primera noble verdad que da inicio al giro de la rueda del Dharma budista, luego de la iluminación del príncipe Sidharta Gautama.
El reconocimiento de la impermanencia lleva naturalmente al reconocimiento de la interdependencia de todo lo compuesto y por ello a la vacuidad esencial de todos los fenómenos, y al percibir esto se percibe el Dharma, el percibir la realidad fenoménica como una espontánea e interdependiente realidad es la iluminación misma para el budismo.
En la tradición budista y más específicamente Sogyal Rimpoche, cuenta la historia de Krisnagotami, quien había perdido a su hijo, y no podía aceptar esta pérdida, Buda le desafió a que trajera un puñado de granos de mostaza de un hogar donde no hubiera muertes. La mujer fue de hogar en hogar tomando conciencia de que en todos lados estaba la muerte y fue así que emprendió, como discípula de buda, el camino de la liberación, había tomado conciencia de la omnipresencia de la muerte.
Podemos reflexionar sobre las veces que estábamos apegados a un proyecto o vinculo y lo vimos terminar, como en la ilusión, le dábamos consistencia y por ello nos aferrábamos.
Es en la reflexión sobre la impermanencia que podemos reconocer que podemos abrirnos a una realidad más amplia, como si dejáramos ir las fugaces nubes y pudiéramos así abrazar el infinito cielo.
En la mencionada presentación de las cuatro nobles verdades, la primera verdad que es la verdad del sufrimiento de la existencia, tiene como fundamento el sufrimiento del cambio o la impermanencia inherente de todo lo que existe.

Una de las tantas preguntas que podemos formularnos es porque hay impermanencia;  la impermanencia tiene como origen la interdependencia de todo lo compuesto, el estado de condicionalidad de todo lo existente.
El hecho de que todo lo que aparece desaparece, de que todo lo que nace en realidad ya en el surgir condicionado esta la causa de su muerte o desaparicion.El buda historico, afirma que todo lo que fue compuesto o constituido sufrira inevitablemente la descomposicion.
Esta realidad que es facilmente asumida intelectualmente por ser logica consecuencia de lo que se puede percibir y comprender, es muy dificil de asumir por parte de la emocionalidad y la actitud existencial pues es que tiene el ego que asumir que esta cerca de desaparecer , cuando su naturaleza es el querer preservarse ad infinitum.
Tenemos la tendencia natural a percibirnos y a consecuencia de ello a vivir, como si hubiese realidades seguras a las cuales agarrarse, como si fueramos un ser estable y permanente.

Mahagana, un discipulo de el buda historico, le pregunto una vez sobre como es posible para un hombre normal alcanzar la sabiduria, y ante este interrogante afirmo: " Mahagana, un hombre normal alcanza la sabiduria si contempla que todo lo que aparece, desaparece".
El budismo afirma que tanto la realidad interior, como la del mundo exterior, se encuentran siempre en un estado de cambio permanente.

La estabilidad,, ya sea en la forma de atomos, coordilleras montañosas o nosotros mismos, es una ilusion. Ninguno de nosotros es, fisica , emocional ni mentalmente la misma persona que eramos hace años, ni siquiera hace dias o minutos.
La ilusion del tiempo en su lentitud nos hace percibir como que las cosas fueran iguales, incambiadas. A mi me gusta el ejemplo de las modernas tomas de fotografia de un animal, planta o paisaje y cuando se lo aselera en el tiempo se puede ver como lo que en el ojo humano y en el transcurrir del tiempo normal ante la conciencia cotidiana lo veriamos sin cambios y en estado permanente, va cambiando y mucho.
Ocurre que la ilusion del tiempo nos genera la falsa vivencia de la consistencia de todo lo que vivenciamo o percibimos empiricamente o como el yo o ego individual.


Contemplaciones sobre la muerte de Atisha:

En la tradicion budista se desarrollan varias practicas para integrar la impermanencia que en la seguinda parte de este texto abordaremos en la comprension de los distintos rituales sobre la muerte.
En estas contemplaciones hay un factor de reflexion filosofica y al mismo tiempo de comprension mas viviencial para que el ego pueda asi ir confrontando con estas comprensiones o inshgths las vivencias cotidianas.
El autor de estas reflexiones o contemplaciones fue un erudito budista que es fundador de una escuela de eruditos llamados los panditas.
Su presentacion de reflexiones abiertas nos permiten aqui analizarlos en conexion con la reflexion filosofica del existencialismo contemporaneo.


Primera reflexion : Aceptar el hecho de que vamos a morir.:" Yo, Rafael , voy a morir".


 Todos los que nacemos vamos a morir, no importa quienes seamos o cual sea la condicion de nuestra existencia.
El hecho de que vamos a morir es un hecho definitivo que nos iguala a todos como seres humanos , todos vamos a morir, ya sea que seamos reyes o esclavos, millonarios o pobres , etc. En las danzas macabras del ars morendi medieval se representaba a personas de distinta edad o condicion social danzando con la muerte , queriendo representar que todos ante ella nos encontramos en la misma situacion, de ser desposeidos de todo lo que tanto costo al ego obtener o a lo que se apego tanto.
Alejandro magno, instruyo que al morir se lo mostrara con las manos a la vista , para que quedara claro que se iba como habia llegado , con las manos vacias.
En la antigua roma, a los generales, cuando realizaban el desfile triunfal, en pleno momento de exaltacion del ego, tenian un esclavo a su lado que les repetia" Recuerda, tu tambien moriras".

Heidegger reflexiona sobre el hecho del cual tenemos absoluta certeza es la muerte, de todas las otras posibilidades , como vimos antes no podemos saber claramente si ocurriran , pero si respecto a la muerte.
Ocurrira y eso que esta tan claro y logico a nivel intelectual a un nivel inconciente lo negamos y segun vimos antes , nos lleva a estructurar una forma de existencia inautentica.
Moriremos nosotros y tambien los seres queridos de los cuales cuidamos o nos cuidan, murieron algunas personas de quienes nos sentiamos muy dependientes y nosotros tambien lo haremos.
Como complemento a este razonamiento, pensar en los seres humanos que en el pasado obstentaban un gran poder como emperadores y sus ejercitos, y hasta seres muy desarrollados espiritualmente tambien atravesaron la experiencia de la muerte, porque deberiamos nosotros sobrevivir y ser excepcion?.

En el Sutra "Dirigido a un rey" se dice que la muerte es como cuando una montaña se derrumba por los cuatro costados, la vejez es inamovible como una montaña , y el decaimiento tambien lo es , las enfermedades son inamovibles como una monteña y la muerte tambien lo es".
La muerte es inamovible como una montaña, es un hecho luego del cual no hay nada que se pueda anticipar o modificar, y luego, segun el existencialimo , respecto a lo que somos como seres en este mundo no hay nada.
Ya sea que este en una situacion infernal, o celestial, estare siempre sometido ante la muerte.
La reflexion nos conduce a la conclusion: "la muerte es entonces inevitable y yo tambien morire".
Nos vemos inevitablemente lanzados, en terminos de Heidegger hacia este final irrebasable, luego del cual no hay nada para este ser en el mundo que somos, para este dasein.
Una practica tan poderosa como radical que procede tambien de esta tradicion budista y segun alguna escuela seria una instruccion del propio buda es ubicarse real o mentalmente frente a una tumba o cadaver y contemplar como un espejo la propia muerte:" asi como el estaba vivo yo ahora estoy vivo, asi como el murio yo tambien voy a morir, yo rafael , voy a morir".
La muerte es parte de nuestra naturaleza humana, es , en terminos de Heidegger , la posibilidad que anula las posibilidades, y por ello somos , como ya vimos "seres para la muerte".

En un texto importante de la tradicion budista llamado el Jataka se expresa: " desde la noche en que entraron en el vientre, los setes de este mundo avanzan en camino de la muerte. Sin desviarse, dirigiendose inevitablemente hacia el señor de la muerte".


Segunda reflexion:" La extension de mi vida se va acortando continuamente". 
Desde el momento que fuimos concebidos, nos precipitamos inexorablemente hacia la muerte.
El septimo Dalai lama afirmo: " una vez que hemos nacido somos incapaces de detenernos si siquiera un solo minuto, vamos acercandonos a los brazos del señor de la muerte, rapidos como un corredor en su carrera".

A nivel logico conceptual nos resulta facil comprender que eso es un hecho, ya sea que la muerte se produzca en la ancianidad o el mes proximo, es un hecho que cada dia esta mas cerca, pero a nivel existencial es dificil y hasta puede ser angustioso asumirlo, verlo cotidianamente.
Lo vemos como espejo en la muerte de los otros, ya sea lejanos o cercanos, sabemos por experiencia que es un espejo mucho mas fuerte por la identificacion que implica la muerte de un ser querido o cercano que un ser lejano o desconocido y tambien es muy posible que nos identifiquemos con alguien de nuestra edad que de una edad muy lejana. Naturalmente nos recordara, nos hara patente la aproximacion cada vez mayor de el fin de la existencia.
Tambien sabemos que hay mojones en el ciclo vital, por ejemplo el nacimiento de nietos, la muerte de los padres, etc, que nos recuerdan que es cada vez mas cercana esta experiencia vital.
Esos mojones que estan presentes en nuestro ciclo vital, y esos espejos que son los otros seres humanos , tambien dejan en evidencia el mecanismo mas o menos conciente de negacion que nos impide tener una actitud anticipatoria frente a la propia finitud. 


El budismo tibetano plantea algunas tecnicas para superar esta negacion, por ejemplo el imaginarse que el sonido del reloj son pasos del señor de la muerte que se acerca a nosotros instante a instante.
A este respecto en el sutra del gran deleite el buda historico afirma:" Estos tres mundos son impermanentes como las nubes de otoño...el nacimiento y la muerte son como la entrada y salida de los  actores de un escenario".
Cambian los actores y de roles y disfraces y siempre suben por un tiempo limitado al escenario.
El sutra continua afirmando: " La vida de un ser sintiente es breve como la luz del relampago y se agota como el agua que cae de la alta montaña".

La extension de la existencia esta continuamente decreciendo. El dia de hoy estoy mas cerca de la muerte que ayer y asi sera mañana.
Entre el momento de la concepcion y el nacimiento y el de la muerte, el estado intermedio que como veremos mas adelante se llama en la filosofia budista como " bardo de la vida", puede ser de felicidad o sufrimiento, y cualquiera de los matices intermedios que la mayoria transcurrimos, pero lo que es certeza absoluta es que es un tiempo finito o limitado, que va decreciendo dia a dia, con cada exhalacion nos vamos acercando a lo que es la muerte biologica .
Heidegger afirma que la muerte es una inminencia, y es una inminencia cada vez mas cercana aunque nos cueste y querramos negarlo en la vida cotidiana.

Esta contemplacion o reflexion dificil como todas busca despertar en la tradicion budista la emergencia, la necesidad imperiosa de la practica espiritual ante la realidad de que la oportunidad que es una existencia humana se esta terminando .
Heidegger en este sentido afirma que la muerte es una inminencia pues no es algo presente al final de la existencia, sino que es siempre presente como inminencia cada vez mas cercana.
Nos hacemos mas concientes de nuestra existencia que transcurre en un tiempo y que dejara de transcurrir.
Sobre esta impermanencia de todo y el irreversible cambio y fin vemos esta reflexion plasmada en un sutra del mismo buda historico:
" Los tres  mundos son inpermanentes, como las nubes de otoño, el nacimiento y la muerte de los seres es como la vision de una danza.
La vida de los seres es como un relampago en el cielo, que pasa veloz como una cascada de montaña" Lalitavistara Sutra.

Ante esta segunda reflexion hay varias interrogantes que se abren , como por ejemplo: " que estoy haciendo para que tenga sentido esta vida?, estoy preparado para morir?.


Tercera reflexion: " la muerte llega sin esperar que realice mis proyectos".

En el texto de un filosofo muy importante dentro de la tradicion budista tibetana Shantideva , autor de "el camino del bodhisattva" se afirma sobre el momento de la llegada de la muerte: " No habiendo todavia empezado esta tarea, teniendo una empezada, y otra a medio acabar, de repente el señor de la muerte viene y pensamos:"Ay, ay de mi, estoy acabado".

Esta claro que llega sin esperar que realicemos o no nuestros objetivos o proyectos de vida. Esto que aparentemente esta claro no lo es tanto en el imaginario colectivo , en las fantasias que giran en torno al momento de el morir.
En los distintos momentos historicos se asocia un ciclo vital con lo que a podido realizar o no en esa vida, si la persona es anciana y logro realizar metas se habla de que murio pero logro sus metas.
Es el cualificar a la existencia humana como un espacio de tiempo en el cual se realizan objetivos y luego uno se va, como si fuera un viajero que llega con determinados objetivos a un pais y luego se retira de este.
El hecho es que la mayoria de las veces las personas mueren en medio de vinculos, de proyectos, mas o menos importantes para uno o los demas, y en eso puede influir logicamente la edad en la cual se encuentra.

Mas alla del contexto religioso en el cual se formula, hay una llamada clara a vivir desde la autenticidad, a darle valor a la vida de cada  dia pues podria ser el final de un ciclo de vida este dia. 
Tendemos naturalmente a negar esta posibilidad , de la sorpresa de la muerte, pues eso nos coloca frente a frente a el absurdo de la existencia que el existencialismo enuncia que tendemos a evadir tambien, si la muerte no espera a que terminemos los objetivos o propositos y puede aparecer en cualquier momento pues como Heidegger lo califica es una inminencia. El buda historico va a denominar a la muerte como un "ladron que llega en lo profundo de la noche", es un ladron pues llega a robarnos lo mas preciado, y en lo profundo de la noche pues casi siempre es no esperada.

Al considerarnos ilusoriamente como seres eternos o al menos asegurarnos en un pensamiento tranquilizador que la muerte es algo muy lejano, vamos postergando los cambios o propositos que representan a nuestro propio Ser autentico y le damos prioridad a lo que desde el ego le damos mas importancia o relevancia.
En la serie afamada Breaking bad, el protagonista vive anodinamente una existencia inautentica sumida en el "deber ser", y ante la inmiencia de morir en unos meses se activa su necesidad imperiosa de darle sentido a cada dia . luego en el final del capitulo comentaremos mas en profundidad.
En este sentido, como vimos anteriormente , para Heidegger ante la inmiencia de la muerte y el asumirla por parte del ser humano, se activa una resolucion precursora que se hace cargo de su Ser y el cuidado de su autenticidad.

En la filosofia budista se busca el punto medio entre los extremos de el idealismo y el nihilismo y ello es lo que necesitamos encontrar en la consideracion que esta vida termina para el ser en el mundo que somos nosotros y luego de ello no hay nada para el ego, y al mismo tiempo considerar la naturaleza efimera de esta vida humana y todo lo que construimos en ella.
Es en el asumirnos como dice Heidegger como seres para la muerte, lo que va a permitir una motivacion trascendental y al mismo tiempo real frente al mundo.

Es frente a la muerte, explicitamente representada por las tumbas que contempla el Hamlet de Shakespeare, que se cuestiona sobre el engaño en que nos vemos tentados a vernos sumidos en una actitud nihilista de confiar en la compensacion de lo eterno: 
"Ser o no ser, esa es la cuestion.
Se es mas noble por sufrir en el atico los tiros y flechazos de la insultante fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitacion, y desafiandolas, luchar contra ellas.
Morir, dormir, nada mas, y con un sueño decir que acabamos con el sufrimiento del corazon....".
El budismo de caracter mas filosofico nunca estimula la actitud nihilista ni tampoco materialista frente a la existencia, busca un equilibrio que esta representado por el camino medio de consideracion y valor de la vida y todas sus experiencias pero siempre en la conciencia clara de la impermanencia de todo lo fenomenico.

El hecho entonces de que es una inminencia, como quiere conducirnos estas tres reflexiones o contemplaciones nos cuestionan como estamos invirtiendo nuestro limitado tiempo vital : Cuantas veces por dia, semana , pensamos en la urgencia de realizar nuestros propositos, de desarrollar nuestro Ser?.
Al contemplar la inevitabilidad de la muerte nos vemos confrontados con el sentido de la vida y que es lo realmente valioso , desde lo que es nuestro Ser autentico.
Que falta por hacer ?, estoy preparado?, estas y otras preguntas que pueden despertarse , activando lo que Heidegger llama la resolucion precursora como se explico anteriormente , ante la posilibidad mas propia e irrebasable.
En este punto quiero mensionar una pelicular " Antes de partir" , donde los protagonistas se cuestionan sobre el sentido de sus vidas ante un diagnostico de cancer terminal. Llegando a elaborar una lista de objetivos a cumplir antes de partir.
Esos objetivos o sueños que los protagonistas ante la inminencia explicita de la muerte redescubren siempre estuvieron alli pero ante el ajetreo de la vida cotidiana y la eternalizacion de esta  por parte de la conciencia se ven postergados, y los dos compañeros en esa situacion de enfermedad terminal se ven urgidos a hacerse cargo de ser autentico y realizarlos.

Estas tres primeras reflexiones, entonces , se refieren claramente a la inevitabilidad de la muerte, luego se desarrollarn tres razonamientos para convencernos de que el momento de la muerte es incierto, que es, en terminos de Heidegger, una inminencia.
1) El espacio de vida de los seres no es fijo.
2) hay muchas mas condiciones que nos conducen hacia la muerte que hacia la superviviencia.
3)) El cuerpo del ser humano es muy fragil.

#" El espacio de vida de los seres de este mundo no es fijo: 

Solemos alimentar y reforzar de una forma no conciente la tranquilizadora aunque ilusoria idea "hoy no me voy a morir", o tambien , aun mas irracional y tranquilizadora: " la muerte es algo muy lejano". En base a la experiencia repetida de no morir en diversas situaciones, y de que habria condiciones de seguridad o salud que nos indicarian o queremos interpretar que nos indican que es un hecho muy lejano del presente, activando con este razonamiento o concepcion la actitud de postergacion.
Con la meditacion en la incertidumbre sobre el momento de la muerte, con la reflexion en lo que Heidegger denomina, como analizamos antes, el caracter inminente de esta, el irracional y negador"hoy no me voy a morir" que nos apega a lo inmediato, a lo colectivo es sustituido por el valiente y honesto"hoy puedo morir" que nos abre a el cielo infinito del cielo de todas las posibilidades de Ser.
2) hay muchas mas condiciones que podrian conducirnos hacia la muerte que hacia la supervivencia.
Es sin dudas otro razonamiento fuerte de sostener pero no por ello menos real, hay cantidad de condiciones de todo tipo que nos podrian conducir hacia la muerte, claramente eso varia de acuerdo a la edad, salud, medio ambiente, etc. 
Noam Chomsky expresaba, refiriendose a geopolitica, que los seres humanos tendemos, casi por naturaleza, a creernos un relato endulzado de la realidad y nos es muy dificil verla tal cual es. En esto tan existencial que es asumir el caracter fragil de nuestra vida biologica , ocurre sin dudas lo mismo, y nos apoyamos contemporaneamente en la medicina y otras ciencias.
Junto con el hecho de que la muerte es una fuerte certeza y de que el espacio de tiempo hacia esta es una incertidumbre, se integra como una unidad el hecho de que son innumerables las condiciones externas e internas que pueden precipitar la muerte.
El filosofo huidu Nagarjuna al respecto afirmaba: "Nuestra vida esta rodeada de miles de condiciones que la amenazan con causarle su fin, nuestra fuerza vital es como una llama expuesta al viento, la llama de nuestra experiencia se apaga con facilidad , pues el viento de la muerte sopla en todas las direcciones.

En la practica del budismo tibetano, se plantean distintas tecnicas para prepararnos para la llamada por esta tradicion de transicion, como ser la visualizacion,  el proyectarse en ese momento, etc.
Tambien el estudio de las etapas o fases como son descriptas en el libro tibetano de los muertos es sin dudas tambien otra forma de preparacion que permite incorporar cada vez mas a la conciencia el caracter impermenente de la existencia humana.

No podelmos liberar a nadie de la muerte y tampoco nadie nos puede salvar.

Es natural y hasta inevitable la tendencia de refugiarnos en los seres queridos al momento de la muerte, pues es un momento tremendamente vulnerable, pero lo real es que nadie puede atravesar por este proceso por nosotros, ni nosotros por alguien querido aunque lo decearamos sinceramente.

Este hecho nos puede despertar varias reflexiones, como el hecho de que siempre somos solos frente a la existencia,, por mas que estemos rodeados en la mejor de las circunstancias tanto en el nacimiento como en la muerte de seres queridos siempre es solos en nuestra individualidad , que nos morimos y nacemos, pues es sin duda , como lo expresa Heidegger , la posibilidad mas propia.
De alli que este acontecimiento puede ser en nuestro asumirnos como seres para la muerte causa de individuacion , de nihilizacion, o al menos limitar la tendencia humana a sumirnos en el colectivo "se dice" como expresa Heidegger en el concepto de existencia inautentica o Dasmain.
Hay soledad interior frente a la existencia y el fin de esta.
 Nuestra existencia es solo nuestra en la misma medida que lo es la muerte.


El final de la existencia es irrebasable: 

Es un hecho inevitable, y luego de el, mas alla de las distintas creencias, nosotros como el ser en el mundo que somos ahora, con este sentido de indentidad ya habremos finalizado, respecto a lo que somos ahora, luego de la muerte no hay nada para la filosofia existencialista dura de Heidegger.
La muete es la unica certeza que no podemos rebasar, es la que sobredetermina todas las otras posibilidades de ser, que hace que luego de ella no haya ya posibilidad, y como vimos anteirormente, cuando ya no hay posibilidad el ser humano ya es una cosa, un objeto.

Mas alla de las creencias en el mas alla o no , de la concepcion metafisica, el hecho es que el ser en el mundo tal cual es ahora, nuestra propia identidad o ego va a terminar, a llegar a su finitud con la muerte.
Es una inminencia que en definitiva tendemos a negar,
Como se afirma en el texto budista " el bello ornamento de la triple vision":
"Habiendo entrado en la red de renacimientos, que fue lanzada por los pescadores de las aflcciones, has llegado hasta las fauces del señor de la muerte, y a estas alturas, aun no lo sabes?".

La red de renacimientos nos atrapo por nuestras aflicciones, por nuestra ignorancia, para la filosofia budista, de esa red que es el mundo fenomenico solo se puede salir y entrar a traves de la puerta de la muerte.
En los textos tradicionales de el budismo tibetano se sugiere reflexionar sobre lo efimero de los placeres cotidianos. Del mismo modo como en el momento de maxima gloria en la antigua roma   se recordaba" tu tambien moriras".

























martes, 22 de diciembre de 2020

Crisis existencial. Serie " the good place"

La crisis existencial -una oportunidad.

En la serie que se describe en este link. 
Hay una intencionalidad explicita de ensenar etica a sus estudiantes por parte del profesor de filosofia llamado Chiddi. Uno de los protagonistas llamado Mike se muestra claramente despectivo de la etica y el cuestionamiento que implica.
Entonces es que decide provocarle una crisis para asi abrirse a la filosofia.
La crisis existencial es la que es inducido a vivir Mike al ser confrontado con la propia finitud.
" Chidi:" imagina que te retiras, todos los demas siguen aqui.. y tu?, la nada, un vacio negro, se acabo".
Mike: "Entonces dices que yo seria .... no!!!.. yo?".
El profesor lo confronta con el hecho de la extincion de su ego y de la realidad a la cual se refiere.
Para Socrates, la reflexion filosofica surge como consecuencia de la confrontacion con la propia finitud, con la propia muerte.
Al contemplar la propia muerte, vemos tambien que todo lo demas sigue su curso, independiente de nosotros, nuestra identidad se disuelve.
Es la llamada medtacion sobre la impermanencia del budismo, es la meditacion de la muerte " meditatio mortis" de los cristianos contemplativos.


La pregunta que se formula Mike es que somos si no somos ya este yo. Porque se formula esta pregunta? porque natural y hasta profundamente nos identicamos con la construcción que es nuestra identidad personal o yo y la realidad fenomenica y conexiones a las cuales referimos de forma mas o menos concientemente.
Sino hay esto, sino soy lo que soy, que sere?,quedara algo o me extinguire?.

Chiddi:"Tiene una crisis existencial, un estado que se tiene al contemplar la indiferencia silenciosa del universo vacio".
La "indiferencia" del universo, nos sume en un estado de soledad de nuestra propia existencia, y en el sin sentido, en el vacio de la misma.
Nietzsche afirma en su filosofia nihilista que el contemplar el sin sentido de la existencia es algo aterrador y liberador a la vez.
La crisis existencial es un concepto que surge de la filosofia del existencialismo y describe con su nombre las caracteristicas de una etapa especial de la vida de los seres humanos. Una etapa, que a diferencia de las etapas como la adolescencia, etc no esta causada por condiciones biologicas o de edad sino que puede darse o no por circunstancias externas o internas que las provocan.

Una de las caracteristicas principales es el cuestionamiento de las razones que motivan los actos, desciones o creencias que estructuran, que componen la existencia.
La crisis existencial, si esta adecuadamente resuelta, le permite a quien la haya sufrido, adquirir autosuficiencia moral, perspetiva o vision amplia y otras cualidades que dependen de la persona que la sufre y de la causa externa de la crisis , etc.
La crisis existencial surge a partir de diversas causas como pueden ser la confrontacion con la muerte o por otras situaciones limites como una perdida u otras que no son limites pero inspiran preguntas de tipo existencial como: quien soy realmente?, que sentido tiene todo si vamos a morir?.
Mike esta absorbido, alienado, sobre el sentido de todo al saber que moriremos y lo lleva a un estado de total desmotivacion para las acciones que antes eran hechas sin cuestionamiento. 
Ante la confrontacion con la propia finitud el se ve nihilizado, vacio de sentido.

Vacios de sentido.

En el estado de crisis existencial nos cuestionamos y en voz alta para nosotros mismos que nihilizan, anulan la negacion de la finitud o de otras cuestiones que de preguntarlas honestamente nos conmoverian.
Por ello Mike en pleno estado de crisis existencial afirma:" buscar el significado es un suicidio filosofico".

Mike entonces se transforma en un "filosofo existencialista" que cuestiona la intension de todos :" como puedes hacer algo cuando comprendes la naturaleza efimera de la existencia".
Pregunta fundamental que denota, explicita la funcion nihilizadora del sentido ya dado a la existencia, cuestionadora , al confrontarnos con la finitud de la propia existencia y de la propia identidad.
Que sentido tiene lo que hacemos si todo se termina con la muerte?.
Las acciones y emprendimientos humanos en todos los aspectos tienen para el filosofo Shopenhauer la intencion de afirmar la voluntad del ego individual frente a la muerte :
" de la misma manera que la marcha no es mas que una caida siempre impedida, asi tambien la vida del cuerpo no es mas que una muerte suspensa".

Luego afirma:"solo somos cadaveres que no han empezado a descomponerse".
En la naturaleza misma de la composicion que es el cuerpo humano, y de lo que es su identidad o yo personal ya esta la causa de su composicion.
Ya el propio nacimiento es la semilla o causa de la muerte segun el buda historico.

Para el filosofo Heidegger somos seres para la muerte, siempre en la concepcion del tiempo si finitud, nuestra propia muerte, de forma conciente o no.
Luego se describe una situacion en la cual Mike evade en eatado maniatico euforico la crisis sumergiendose en las actividades del se dice como lo describe Heidegger con el concepto de dasmain:" Gracias por tu consejo de guardarme mis sentimientos, me siento muy bien".
Heidegger afirma que la existencia inautentica se vive de espaldas a la propia finitud.
Tapando el miedo y la angustia de saber que vamos a morir nos sumimos en una vida publica de apariencia y afirmacion del ego.
 
En este articulo hay una descripcion de la analitica existencial de la muerte de Heidegger

Luego Chiddi va a afirmar respecto a lo que le ocurre a Mike:" Una crisis existencial es reconocer que la vida es absurda y debes afrontarlo".
La vida es absurda pues todas las empresas humanas tienen un final, toda la existencia humana termina y con ella todo lo que hacemos.
El vacio de sentido de la existencia humana la hace absurda, y el asumir eso conlleva naturalmente una crisis.
Para Shopenhauer el mundo es un mundo del azar pues no hay sentido en lo que pasa y el error humano al buscar refugio y felicidad permanente donde no lo hay:
" Todo hombre que a despertado de los primeros suenos de la juventud .... llegara a comprender que este mundo y el de los hombres es el del azar y el error, los cuales lo gobiernan sin piedad alguna".

Tanto en la concepcion de la filosofia budista como en el pesimismo existencialista de Shopenhauer a la existencia humana se la considera ya en su esencia condicionada en un sufrimiento de base pues estamos siempre con la certeza de la muerte en el horizonte. 
Es asi que en otra exteriorizacion de su crisis afirma:"El nacimiento es una maldicion y la existencia una prision."

La existencia es si una prision dentro de la cual no eligimos estar pero que salimos unicamente muriendo.
Si bien hay otras causas para la naturaleza condicionada y dolorosa de la existencia humana la muerte es la pricipal .
Shopenhauer afirma:" La vida es un mar lleno de escollos y remolinos, que el hombre solo evita a fuerza de prudencia y cuidados .....no puede retardar el grande, el total, el inevitable naufragio, la muerte".

Ante la aparente indolencia de su amiga ante la muerte, Chiddi le cuestiona:" No hubo un momento que no te aterrarra la presencia de la muerte"?.

LA NEGACION.

A la muerte tenemos la tendencia a negarla considerandola como algo lejano en el tiempo y sobre todo no presente en nuestra vida, sin embargo para Heidegger la muerte esta omnipresente, en cada posibilidad de ser, es en sus palabras, la posibilidad inminente que anula todas las otras posibilidades. Ahora estoy escribiendo este texto porque no mori anoche, pero, no obstante, es algo inminente, es la unica certeza.

En este link  Heidegger. ser para la muerte. hay un pequeno articulo sobre la concepcion del ser para la muerte de la filosofía de Heidegger.
En la tradicion budista se busca despertar la motivacion y el desapego de los seres humanos mediante la contemplacion de la omnipresencia de la muerte.

En una de las contemplaciones sobre la muerte del filosofo Hindu Atisha  Atisha y las contemplaciones sobre la muertese contempla..." hoy puedo morir", tomando conciencia de que es la inmienencia omnipresente y ello provoca temor, temblor para sacidirnos de la zona de confort del ego.


domingo, 1 de noviembre de 2020

La impermanencia y la muerte en el existencialismo de Heidegger y en la filosofia budista

El hombre ante la muerte desde la perspectiva del existencialismo de Heidegger y la filosofia budista.
Hay varias similitudes y complementariedades en la perspectiva de el hombre contemplando su propia muerte, tambien en la descripcion de los distintos metodos para el proposito de contemplar la propia muerte hay en si lecciones importantes sobre como es cotidianamente esta relacion.







EL SER PARA LA MUERTE DE HEIDEGGER.
El dasein (ser ahi) es un ente existencial que esta arrojado al mundo, esta arrojado al mundo y las posibilidades que nos plantea .
Tenemos muchas posibilidades de ser, pero tenemos un posible que habita y que fundamenta todos los posibles que es la posibilidades de morir.
En cada una de mis posibilidades yo puedo morir , tambien es posible en cada una de ellas no ocurra si es la muerte la que anula toda otra posibilidad.
El libro dentro del cual se desarrollan estas reflexiones es Ser y tiempo , que es su obra mas importante. El libro comienza reflexionando sobre el Ser, y quien es el que se pregunta por el Ser ?, es el hombre individual, concreto e historico, el que solo puede morir por si mismo.
Porque existe la muerte para el Dasein?
En el ejemplo de la obra de Cesare le pregunta cuando va a morir y cuando le dicen que morira mañana siente un terrible horror, porque? porque todos pensamos que los que mueren son los otros .

Vivimos refugiados en el " mueren los otros , yo no", tambien nos refugiamos en el " aun no", en la historia de Cesare , estas dos excusas o ilusiones en las cuales nos refugiamos se ven anuladas, nihilizadas.

Porque existe la muerte para el Dasein?
Vivimos arrojados , proyectados hacia nuestros posibles, hacia nuestras posibilidades de ser o existir.
Vivimos proyectados hacia nuestros posibles , lanzados hacia nuestra posible existencia. En cada una de las posibilidades esta siempre la posibilidad de morir, es siempre posible y nunca decimos sinceramente:"puedo morir".
El dasein muere pues esta arrojado hacia el futuro. Todos morimos, junto con los otros entes animales y mas , pero los seres humanos somos los que nos proyectamos hacia esta posiblidad.
En cada posibilidad del futuro siempre esta implicita la posibilidad de que deje de ser posibilidad , es por ello que esa posibilidad de muerte constituye a el Dasein como un ser frente a una existencia.que le es propia al igual que la muerte.
Para Heidegger la diferencia entre una existencia autentica y una existencia inautentica esta en que la existencia inautentica vive negando , de forma mas o menos inconciente, que va a morir, el hombre se atosiga de habladurias, etc para anesteciar, silenciar la idea de la muerte.
El ser autentico por el contrario asume honestamente: " voy a morir, y es mi muerte la que me es propia".

En que sentido la muerte implica un  dejar de Ser ?

El ser humano es el unico que puede morir por el mismo, la muerte es intranferible , no puede morir por los otros, los otros no pueden morir por mi. Este hecho , asumido, individualiza, aisla al ser en esta experiencia, en su propia existencia.
La posibilidad de la muerte la niega, la anestecia a traves de la habladuria, de la futilidad de la vida con los otros , a traves de un " aun no" y un " se muere" , buscando ocultarse la inminencia de su propia muerte , y por ende de su propia existencia individual.

La muerte no es para Heidegger la aniquilacion del ser, sino el dejar de ser, dejar de ser posibilidad. Al morir pasamos a ser una cosa, no mas un dasein, pues ya no tenemos posibilidad hacia cual vernos arrojados.

Que significa que la muerte sea una inminencia?
La muerte es una inminencia, pues esta implicigta en todas las posibilidades, hay muchas posibilidades , pero la que es fundante de todas es la posibilidad de morir.
Si el ser se asume como un ser para la muerte, va a asumirse como una totalidad unica, como un ser que existe en referencia a su propio existir.
La muerte no tiene referencialidad, no se refiere a nada especifico necesariamente. Tan solo se va a referir a mi, que soy el que muere.
La muerte es propia , irreferente e irrebasable, porque es irrebasable?, porque mas alla de la muerte no hay nada .
El ser autentico es el que vive sabiendo que va a morir, pudiendo asi trascender el "deber ser" compartido y refiriendose solo a su ser autentico.

La muerte como inminencia, como algo que puede acontecer en cualquier dia, o momento, hasta el mas seguro, no es consecuencia de un pensamiento morbido, sino una necesidad profunda de comprender la posibilidad de la vida humana, de la propia existencia frente a todo lo existente en el mundo compartido. La filosofia budista establece un metodo que procede del mismo buda historico que consiste en afirmar en estado de contemplacion" hoy puedo morir" .  Tambien reflexionar sobre el hecho de que el dia de manana puede estar mas lejos que el de la proxima vida, tan lejos que puede no ocurrir.Mas adelante veremos las meditaciones para con la muerte.

Heidegger considera que el ser que se capta como totalidad es un ser posible, que esta siempre llegando a ser, siempre siendo como ser concreto y al mismo tiempo siempre llegando a ser.
" En la temporalidad se sintetizan los tres tiempos , pasado , presente y futuro. Todo se comprende en el presente en direccion al futuro". El ser despierta su sentido de cuidado, de su propia existencia en la medida que puede proyectarse a su propio futuro , siempre esta presente, de forma no conciente, la mayoria, la finitud, la posibllidad de dejar de ser.

Heidegger tambien afirma: " la existencia es la temporalizacion de si mismo por parte del dasein". Esto es lo que habilita el sentido del cuidado de la propia existencia. Un ser que ha sido, que es y sera, en una unidad que es su propia existencia , cuando comenze a ser?, cuando y como dejare de ser?, que pasa despues ?.

" El cuidado es estar vuelto hacia la muerte, la resolucion precursora es definida como un haber asumido la posibilidad de la absoluta imposibilidad del dasein".
El cuidado surge cuando asumimos la condicion de vueltos hacia la muerte. Asumimos una resolucion sobre la propia existencia, activamos un cuidado autentico, genuino, la haber asumido la inminencia de la posibilidad de dejar de ser.
El cuidado se despierta como consecuencia de la comprension de la existencia real de la finitud en la temporalidad. Cuando asumimos que en la temporalidad infinita tenemos un tiempo finito, que en estado constante estamos arrojados hacia alli. 
En la filosofia budista se reflexiona sobre la aproximacion cada dia mayor a la muerte, ya sea que estemos o no preparados para ello.
" El preser se manifiesta siempre en la posibilidad inminente de la muerte". 
Cada uno de nosotros nos anticipamos a cada posibilidad de ser, por ejemplo que voy a ser en enero del proximo año, asumiendo la temporalidad y la posibilidad de la finitud de la temporalidad, por ejemplo, asumiendo el fin de uno mismo como por ejemplo antes de que termine el año.
Cuando nos asumimos y encaramos, cuando nos cuidamos , como seres existentes, cuando nos anticipamos a nuestro ser, estamos asumiendonos como seres temporales y por ende como seres finitos.

El enpoderarnos de la propia existencia es sinonimo de el asumir la temoralidad de nuestra existencia y ello siempre implica el asumir , el mirar a la cara el futuro hacia el cual nos vemos lanzados " En la temporalidad se sintetizan los tres tiempos, pasado presente y futuro. Todod se comprende en el presente en direcciona al futuro".
El ser despierta su sentido de cuidado, de su propia existencia , en la medida que puede proyectarse a su propio futuro , siempre esta presente, de forma no conciente, la mayoria , a la finitud de su temporalidad , a la posibilidad de dejar de ser siempre latente.

" El cuidado es un estar vuelto hacia la muerte, la resolucion precursora es definida como un haber asumido la posibilidad de la absoluta imposibilidad del Dasein".
El cuidado surge cuando asumimos la condicion de seres vueltos hacia la muerte, asumimos una resolucion sobre la propia existencia, activamos un cuidado autentico, geniuno, al haber asumido la inminencia de la posibilidad de dejar de ser.
"El cuidado se despierta como consecuencia de la comprension de la existencia real de la finitud en la temporalidad".
Cada uno de nosotros nos anticipamos a cada posibilidad de ser, por ejemplo que voy a ser en enero del proximo año, asumiendo la temporalidad y la posibilidad de la finitud de la temporalidad, por ejemplo
antes de que termine el año.
Cuando nos asumimos y encaramos, cuando nos cuidamos como seres existentes, cuando nos anticipamos a nuestro ser , estamos asumiendonos como sertes temporales ly por ende como seres finitos.
Para Heidegger la influencia de la angustia existencial es un sintoma claro, prueba cabal de que el Dasein en si mismo es habitualmente oculto para si mismo.
El hombre se oculta para si, la verdad de su finitud, la verdad de que a lo que mas se apegaba, el cuerpo, se descompondra, se terminaran todos los vinculos a los cuales nos vemos referidos.


LA IMPERMANENCIA Y LA MUERTE EN LA FILOSOFIA BUDISTA

En la filosofia budista hay mucha reflexion sobre la muerte y la impermanencia en la existencia de los seres humanos.
Constituye una de los cuatro pensamientos basicos que nos conducen a buscar sinceramente el renunciar al mundo fenomenico.
Es la reflexion que comienza el buda historico para fundamentar la primera de las cuatro nobles verdades, la verdad del sufrimiento, que causa la busqueda de la liberacion se fundamenta en la muerte , ademas de la enfermedad y la vejez. Tambien en el sutra del paranirvana que se desarrolla en el dia antes del morir expresa y recalca la naturaleza impermanente de todo lo que fue compuesto.
El nombre en sanscrito de la conciencia de la muerte es maranasati , se usa varias reflexiones y practicas sobre la naturaleza de la muerte.
Aqui se desarrolla una practica que se desarrolla dentro de la filosofia de el budismo tibetano, se denomina la practica de los nueve puntos de contemplacion sobre la muerteDescribimos algunos metodos que proceden de otras formas de budismo .

El satipatthana sutta instruye al meditador a que reflexione sobre la base de las siguientes afirmaciones:" ese cuerpo mio, es de la misma naturaleza que el cuerpo este, va a estar como este cuerpo y va a sufrir el cambio de las condiciones al igual que este cuerpo".
De acuerdo al maranassatti sutra el practicante debe reflexionar sobre las dustintas posiblidades de morir que hay y sobre los defectos morales con los que no deberiamos morir.
Asi como una persona que tiene el cabello o el gorro en llamas debera salir de esa situacion y apagar urgentemente el fuego, el practicante debera salir urgente del circulo del mundo fenomenico.

En el budismo therabada los monasterios del sudeste de asia tienen esqueletos en el salon de meditacion y realizan meditaciones sobre la base de contemplar un esqueleto , concientizando que el propio cuerpo es de la misma naturaleza que ese cadaver, etc.
Los sutras de satipathana sutta y hayagatasatisutta incluye secciones que contempla la propia muerte como espejo en el cual uno se ve reflejado con el proceso que vivio el otro ser " yo al igual que el voy a morir".
En las contemplaciones sobre la muerte de este filosofo budista fundador de la escuela de eruditos de los panditas tenemos que considerar que el texto esta dirigido a monges, aqui te dejo un link sobre la biografia de Atisha que explica lo fundamental y un poco de bibligrafia para los que les interesa profundizar.
Atisha.biografia

El texto que comenta , Joan Halifax y adapta para este texto nos inspira a realizar estas reflexiones desde una intension de compatir lo mas abiertamente posible y desde un aporte y dialogo filosofico con el existencialismo.
Ella fue esposa de un famoso autor y psiquiatra S. Grof , nos da una vision vivencial y hasta terapeutica sobre la aceptacion de la muerte que aqui reestructuramos para la reflexion filosofica sobre la muerte como aclare antes.
Aqui queda el link para conocer algo de sus aportes y el trabajo que realiza como practicante de budismo y antropologa con pacientes terminales.
Halifax, joan. 
Ella, analiza las llamadas nueve contemplaciones de Atisha, que fue un importante filosofo de la tradicion budista,
aqui en el link hay un articulo mio sobre las nueve comtemplaciones de Atisha sobre la muerte .


Las nueve contemplaciones de Atisha.

Bibliografia:

# Wikipedia : Maranasati( mindfullness of deafh).
#Heidegger. " Ser y tiempo", editorial Trotta (1998), 


lunes, 19 de octubre de 2020

Tesis Ser para la muerte en Heidegger

Heidegger y el ser para la muerte


Introducción

Independientemente del juicio de valor que nos merezca Ser y tiempo, su lectura 
es considerada imprescindible para llegar a una adecuada formación filosófica en 
nuestra época. Si bien hay dos principales perspectivas para abordar su interpretación, 
este trabajo se limitará a una descripción de los contenidos de la obra con la finalidad de
facilitar su acceso a los lectores y permitir que ellos sean quienes elaboren sus juicios 
con base en la comprensión obtenida.
La perspectiva existencialista y la ontológica tienen argumentos para sustentar 
las interpretaciones que se desprenden de Ser y tiempo, pero por ello no se descarta que 
pueda ser interpelado con otras miradas (por ejemplo, la hermenéutica), por lo cual es 
preferible intentar una explicación que procure un máximo de objetividad.
Esta explicación es necesaria porque Ser y tiempo es un texto extenso, complejo 
y cargado de términos difíciles, en su mayor parte neologismos creados por su autor 
para expresar lo que el lenguaje habitual no le permite: construcciones lingüísticas 
inusitadas ―prefijos inusuales y sufijos poco comunes revelan los significados ocultos 
y las connotaciones no explícitas de las conversaciones cotidianas―. En cualquier caso,
para muchos lectores, el lenguaje en principio extraño y difícil de Ser y tiempo está 
plenamente justificado por la constatación de que Heidegger está pugnando por decir las
cosas para las que los términos convencionales y construcciones lingüísticas habituales 
son inadecuados. De hecho, para algunos pensadores que han trabajado en su misma 
trayectoria, el lenguaje de Heidegger se convierte en el lenguaje de la filosofía.
No obstante, visto desde la perspectiva de las propias intenciones de Heidegger, 
su trabajo está incompleto. Proyectó la elaboración de dos partes, cada una de las cuales
se dividiría en tres. La publicación realizada bajo el título de Ser y tiempo corresponde a
las dos primeras divisiones de la pretendida primera parte. Las razones de esta falta de 
un cierre definitivo se estudiarán más adelante.

CAPÍTULO I
i. i Análisis existencial como consecuencia del establecimiento de la diferencia ontológica 
entre el ente y el ser
El propósito de Heidegger es renovar la pregunta sobre el ser. Su inquietud nace 
al constatar que es la investigación olvidada por los filósofos.
Sobre la base de los comienzos griegos de la interpretación del ser, llegó a 
constituirse un dogma que no solo declara superflua la pregunta por el 
sentido del ser, sino que, además, ratifica y legitima su omisión. (Heidegger,
1926, p.13)
 Se dice: el concepto de ser es el más universal y vacío. Como tal, opone 
resistencia a todo intento de definición. El concepto de ser es indefinible. En este punto 
es comprensible la imposibilidad de arribar a una definición si nos atenemos a los 
preceptos de Aristóteles:
 Es lo que se ha concluido de su suprema universalidad. Y con razón —si 
definitio fit per genus proximum et differentiam specificam. En efecto, el 
“ser” no puede ser concebido como un ente. (Heidegger, 1926, p.14) 
Esta imposibilidad de definir lo que es el ser lleva a Heidegger a cuestionarse 
por el sentido del ser. La pregunta nace porque el sentido está envuelto en oscuridad, 
aunque el concepto de ser sea “un concepto evidente por sí mismo”. Nadie puede 
objetar que:
 (…) en todo conocimiento, en todo enunciado, en todo comportamiento 
respecto de un ente, en todo comportarse respecto de sí mismo, se hace 
uso del “ser”, y que esta expresión resulta comprensible sin más. […]El ser 
se encuentra en el hecho de que algo es y en su ser así, en la realidad, en el 
estar ahí [Vorhandenheit], en la consistencia, en la validez, en el existir [
Dasein] a, en el “hay”. (Heidegger, año, ps. 15-17)
Estamos ante una contradicción: aquello que más creemos entender ―por el 
modo en que nos comportamos ante los entes― nos resulta lo más inexplicable.

Esto no es extraño si reconocemos que el Dasein posee siempre una 
comprensión preliminar y rudimentaria de todo lo que pregunta o interpreta. Elaborar 
interpretaciones del mundo y luego cuestionarse la propia existencia es admisible y 
posible porque esta comprensión previa inspira, guía y se lo permite al Dasein.
Heidegger afirma luego que “como ente de este ser”, o sea, por el hecho de tener
este ser, el Dasein está entregado a su propio ser. Esto quiere decir que el Dasein no 
escoge el ser que tiene ni tampoco se da a sí mismo su ser, sino que se encuentra 
instalado en él, sin intervención propia. El ser mismo, del que aquí se habla, es el ser
del propio Dasein, que consiste en tener que ser-ahí, y tener que afirmarse en el ser en 
cuanto tal. El ser del Dasein lo fuerza a estar en la apertura de las cosas, ante el mundo 
y ante sí mismo. Esta apertura es la apertura del ser en cuanto tal.
Se señaló que la esencia del Dasein consiste en su “tener que ser”. Con esto 
Heidegger da a entender que su esencia implica, necesariamente, la forzosidad de ser, o 
sea, la existencia.
Los caracteres destacables de este ente no son, por consiguiente, “propiedades”
que estén ahí de un ente que este ahí en cuanto tal o cual aspecto, sino siempre maneras 
de ser posible para él, y solo eso. En esto queda instalado el ser del Dasein en cuanto 
proyección, en dirección hacia un futuro, en dirección a la posibilidad de ser, de 
existencia, sobre la cual se ve arrojado.
Por eso el planteamiento de esta pregunta, como modo de ser de un ente, está, él 
mismo, determinado esencialmente por aquello por lo que en él se pregunta ―por el 
“ser”― generándose una marcada diferencia entre aquel que pregunta, que es el que 
pregunta y los entes que meramente son.
A este ente que somos en cada caso nosotros mismos, y que, entre otras 
cosas, tiene esa posibilidad de ser que es el preguntar, lo designamos con el
término Dasein. (Heidegger, 1926, p. 18)
Para Heidegger es su propia comprensión la que le revela al Dasein que “en su 
ser le va su ser”. Con esta frase destaca que el Dasein tiene incertidumbre acerca de su 
propio ser, y también nos presenta la idea de que este se da cuenta de tal incertidumbre. 
No debemos apartarnos de la idea que Heidegger considera más relevante según la cual
al ser del Dasein le va su ser: significa que el Dasein, en cuanto Dasein, tiene un cierto

conocimiento o comprensión de su propio ser que consiste en la noción de que es finito 
o incompleto y quizás el sentimiento de que su ser es incierto y está amenazado. 
El Dasein no es tan solo un ente que se presenta entre otros entes. Lo que 
lo caracteriza ónticamente es que a este ente le va en su ser este mismo ser
. Es propio de este ente el que con y por su ser éste se encuentre abierto 
para él mismo. La comprensión del ser es, ella misma, una determinación de
ser del Dasein. El Dasein se comprende siempre a sí mismo desde su 
existencia, desde una posibilidad de sí mismo: de ser sí mismo o de no serlo
. (Heidegger, 1926, ps. 22-23)
A partir de estas ideas Heidegger establece la diferencia entre Dasein y el resto 
de los entes, lo que le permite esclarecer las características definitorias el primero. Estas
labores están, por tanto, inextricablemente unidas, pero procuraremos separarlas.
El ser-con es un rasgo ontológico, por lo que aunque pueda “parecer” que el 
Dasein está solo, este estado óntico no contradice necesariamente su constitución 
ontológica. Por otro lado, la situación óntica del Dasein no confirma tampoco la citada 
estructura ontológica. Esta es la diferencia crucial que existe entre “óntico” y 
“ontológico”. Exterior u ónticamente, el Dasein podría ser (estar) o no con otros, pero 
esta última circunstancia no altera el hecho de que su ser sea un ser-con. Por tanto, el 
Dasein es siempre ser-con, aun cuando este ser-con tenga lugar de un modo deficiente. 
El Dasein, pues, no puede apartarse del otro —excepto en el sentido óntico que 
acabamos de examinar.
 Esta circunstancia lleva a deducir que la pregunta por el ser nos conduce a 
las condiciones a priori de la posibilidad no solo de aquellas ciencias que 
investigan el ente en cuanto tal sino a la condición de posibilidad de las 
ontologías mismas que anteceden a estas ciencias ónticas y constituyen su 
fundamento.(Heidegger, 1926, p.21)
 En esta parte del texto se puede vislumbrar el problema respecto a la 
diferenciación entre lo ontológico y lo óntico, ya que se tiene que definir por lo que no 
es. El argumento fundamental para suponer que los entes se muestran como utensilios, 
se basa en la misma estructura del mundo en el que se encuentra el Dasein y que 
capacita a este para ver las cosas como tales. El ser del Dasein tiene la condición de
estar constantemente persiguiendo alguna meta. Las condiciones suficientes para 
distinguir al ser del Dasein, de lo que Heidegger llama el carácter no-Dasein de todo lo 
que no es Dasein. Esto no solo permite que las características del Dasein definan lo que 
este es, sino que permite determinar los que son los otros entes en función de lo que 
significan en el mundo del Dasein. Sabemos que ni la filosofía ni la naturaleza son entes
, sino creaciones del Dasein para orientarse en el mundo. 
Con relación a las condiciones que determinan las posibilidades de una idea del 
mundo, las posibilidades a priori de la percepción, el espacio y el tiempo, tenemos que 
la visión derivativa del espacio que nuestro filósofo sostiene, poco puede decirnos 
acerca de la Naturaleza fundamental del mundo. La idea de Heidegger es precisamente 
que tal visión del mundo es una “tematización” y solo es posible cuando los entes a los 
que se hace frente están despojados de su “mundanidad”. En esta visión la temporalidad
adquiere un especial relieve.
¿Qué podemos decir de la diferencia ontológica? El sentido principal del ser era,
en principio, verbal, pero a veces también era utilizado para referirse al sentido nominal 
de sustancia o “ser supremo”. Desafortunadamente, aunque los primeros filósofos 
eligieron el primer sentido, Platón y sus discípulos optaron por la ultima interpretación 
de esta palabra: “ser supremo o sustancia”. Esta interpretación originó un movimiento 
que se alejaba del radical “pensamiento sobre el ser”, conduciéndose hacia una 
búsqueda del sentido del ser en algún principio último o en un agente divino. Con esta 
denominación se evade la comprensión de la naturaleza distintiva del Dasein respecto a 
los demás entes. Heidegger consideraba que fuera cual fuera la búsqueda de un origen
del ser (ya sea en algún tipo de sustancia o en un ser trascendental como Dios) era una 
evasiva a la pregunta fundamental.
A pesar de que los planteamientos previos a Heidegger estaban basados en el 
intento de cuestionar al ser ónticamente, la ontología de Heidegger se ocupa de la más 
fundamental de las cuestiones, y su pregunta, ¿cuál es el sentido del ser?, es anterior al 
resto de los interrogantes, ya que el ser es anterior a todo. Por este motivo llama a este 
planteamiento ontología fundamental. Esta estudia qué clases de cosas existen y cómo 
caracterizarlas. Por su parte, Heidegger señala que no puedo mirar al mundo 
objetivamente porque el mundo no está, y quizá no pueda estar fuera de mí, ya que 
estoy, y siempre he estado, desde el nacimiento, en el mundo existente, como parte de él
. Estoy inextricab1emente unido a todos los demás entes en una red de significado que 
abarca a todo. Esto permite a Heidegger establecer la imposibilidad del solipsismo, la 
necesidad del mundo exterior en la comprensión de la propia identidad y también 
viceversa. 
Podemos decir que la diferencia entre ser y ente es de singular importancia, y 
que la distinción entre estos dos términos define toda la filosofía de Heidegger. Un ente 
es todo lo que tiene una existencia de algún tipo (humanos, animales, cadenas, sillas, 
moléculas, procesos químicos). Es cualquier acontecimiento o cosa que existe. Por el 
contrario, Heidegger usa la palabra ser para referirse a la esencia de estas entidades: la 
condición primordial, el fundamento que permite que todo en el universo llegue a la 
existencia.
Algunos autores considera que los conceptos de ser y el de ente se necesitan 
entre sí para tener sentido, igual que la noción de noche no tiene sentido sin la 
existencia del día, sin embargo la noción de ser y de ente se necesitan más bien como el 
concepto de flor y el de planta o el de vertebrado y el de animal: no puede haber entes 
sin ser y no hay ser sin entes. A pesar de la diferencia entre estos dos conceptos de ser y
ente, cada uno necesita del otro para tener sentido. Tal vez se pueda comprender mejor 
la relación si comparamos al ser con la luz y los entes con la visión. La primera es la 
condición previa necesaria para ver: sin luz, la visión sería imposible. Esto nos conduce 
a lo que podríamos considerar la principal dificultad que enfrenta la ontología (la 
filosofía del ser): como el ser no es un ente o “cosa”, no tiene ninguna propiedad ni 
característica mensurable. No se puede ver, oír o saborear, por tanto el proceso de 
comprensión es muy diferente de la sencilla observación, medida y clasificación que se 
utiliza para entender las cosas. Heidegger llama a esta diferencia entre el ser y los entes 
diferencia ontológica. Esta constituye no solamente la diferencia ontológica, sino 
también la raíz de la dificultad para encontrar el sentido del ser, y por ende el sentido de
la existencia humana. Esto nos lleva a una paradoja: el ser está más cerca del hombre 
porque es la esencia de su existencia, y simultáneamente está más lejos de él, porque no 
es un ente con el que se pueda relacionar de modo directo; lo que lo aleja del sentido al 
mismo tiempo que posibilita que la existencia propia lo tenga, es la diferencia 
ontológica.
fin pag. 7
Siendo el ser imperceptible, porque está oculto en los entes que nos resultan del 
todo opacos, no puede revelarse fuera de los entes en lo que habitan. Una ciencia óntica,
como la geología, estudiaría la composición material y la historia de la roca, mientras 
que la ontología intenta pensar en el ser de la roca, comprender qué es lo que le ha dado 
la existencia y cómo se manifiesta. Heidegger se aproxima a la pregunta por el ser 
investigando al ser de los entes.
Esta línea de pensamiento pone de relieve que solo los humanos pueden 
cuestionar y querer comprender el ser y solo nosotros nos preguntamos qué es. Entonces
, tenemos que concluir que el simple hecho de formular esa pregunta demuestra que 
tenemos algún tipo de conocimiento previo del ser aunque el mismo no sea muy claro. 
Es obvio que para poder componer una pregunta, es necesario tener un atisbo de 
comprensión sobre el contenido por el que nos interrogamos. Esto conduce al resultado 
que Heidegger obtiene a partir de la pregunta por el sentido del ser: si bien el ser
caracteriza cualquier ente, esta posibilidad de preguntarnos nos obliga a actuar en 
consecuencia, y deberíamos comenzar a interrogarnos sobre la forma en la que el ser se 
expresa a sí mismo a través de nosotros, o sea, lo primero a cuestionar es nuestra propia 
forma de ser. Tan solo el hombre puede plantearse este cuestionamiento, lo que deja en 
evidencia el potencial de cuidado que tiene, y se manifiesta en toda posibilidad de ser. 
Sin embargo, Heidegger no va a emplear la palabra hombre, la sustituye por el término 
Dasein. La palabra Dasein va a designar, en primer lugar, al ente que somos nosotros 
mismos (significado óntico) y, al mismo tiempo, designa al ser de ese ente (
significación ontológica). En consecuencia, al tomar al Dasein como punto de partida 
para su investigación del ser, Heidegger no excluye a los otros entes, porque cualquier 
investigación de nuestro ser incluirá automática y necesariamente una investigación del 
mundo de los entes en el que habitamos. En este sentido también funcionamos como 
enlace unificador con los entes que existen en nuestro mundo. Por tanto nuestro ser es, 
en gran medida, un desenlace para nosotros. Por el contrario, otras formas de vida (
animales y plantas, por ejemplo) son lo que son. 
La historia de la filosofía muestra que este proceso se había invertido: los 
primeros filósofos buscaron el conocimiento en la naturaleza para luego reflexionar 
sobre cómo conocemos y comprender que el punto de partida es conocerse a sí mismos. 
Como ocurre en el relato Historia de los dos que soñaron, se ha descubierto que el
tesoro está en nuestro jardín y Heidegger, en su refundación de la filosofía opta por ir 
hacia lo que hubiera debido ser desde un principio. Encontrará en el Dasein todas las 
respuestas sobre el ser, tanto de este como de los otros entes, no en un mundo absoluto, 
sino en el tiempo, en la historia. Como se puede constatar de inmediato, la existencia 
humana tiene como eje cardinal de su constitución el hecho de que transcurre en una 
temporalidad. Esto tiene como corolario, entonces, que en la conciencia de su propio ser
habita la conciencia de la propia finitud.
En primer lugar, este nombre también es la forma infinitiva de un verbo (existir),
que sugiere uno de los aspectos constitutivos diferenciadores que Heidegger atribuye a 
la humanidad es que somos una actividad o proceso más que otro tipo de cosa. Ello 
implica entonces el hecho de que la atribución de la temporalidad como parte de la 
existencia es lo que hace que Heidegger asocie, en carácter de necesidad, al ser con el 
tiempo. Heidegger lo resume de modo simple:
La tarea de una analítica existencial del Dasein ya se encuentra bosquejada 
en su posibilidad y necesidad en la constitución óntica del Dasein. Ahora 
bien, puesto que la existencia determina al Dasein, la analítica ontológica 
de este ente requiere siempre una visualización de la existencialidad. (
Heidegger, 1926, p. 23) 
Una vez que el Dasein comprende su ser, ello conduce naturalmente a la 
comprensión del ser del ente. Hay un mundo en el que se da el Dasein, que no es un ser 
en cualquier parte, sino un ser-ahí, y este mundo torna accesible el ser de los entes que 
lo pueblan. Por eso la analítica existencial del Dasein posibilita la ontología 
fundamental, base de todas las otras.
Como ya anticipamos esto tiene apariencia de paradoja: el Dasein es 
ontológicamente lo más lejano porque está ónticamente cerca y es lo más cercano (
podemos saber sobre nosotros mismos sin poder tener una total comprensión de nuestro 
ser). Tal característica se nos revela en nuestra finitud, implícita en nuestra temporeidad
, lo que se mostrará como el sentido del ser de ese ente llamado Dasein. En función del 
tiempo deberán reinterpretarse las estructuras del Dasein que serán comprendidas como 
modos de la temporeidad. El tiempo nos permite visualizar el ser del Dasein. El ser
debe concebirse a partir del tiempo y sus diferentes modos y derivados. Solo se vuelven 
efectivamente comprensibles en sus modificaciones y derivaciones cuando se los
considera desde la perspectiva de temporal. Esto quiere decir entonces que “el ser 
mismo —y no solo el ente en cuanto está ʻen el tiempo̕ —se ha hecho visible en su 
carácter ʻtemporal̕.” (Heidegger, p. 28) 
A partir de la exposición de la problemática de la temporeidad se dará la 
respuesta concreta a la pregunta por el sentido del ser. Dicha respuesta a la pregunta por
el ser nos ofrece el hilo conductor para toda futura investigación.
Con respecto a la necesidad de considerar al Dasein desde su ser en el tiempo, 
Heidegger afirma que él es su pasado:
 Y esto no solo en el sentido de que su pasado se deslice, por así decirlo, 
“detrás” de él y que el Dasein posea lo pasado como una propiedad que 
esté todavía ahí y que de vez en cuando vuelva a actuar sobre él. El Dasein 
“es” su pasado en la forma propia de su ser, ser que, dicho elementalmente
, “acontece” siempre desde su futuro. (Heidegger, 1926, p.30)
Quien soy yo ahora y, paradójicamente, el futuro también puede ser el origen de 
mi pasado. En definitiva, vivimos proyectados hacia el futuro; la temporalidad es donde 
se es en el sentido de la proyección de la posibilidad y del cuidado heideggeriano. Todo 
se sintetiza en esa proyección desde el presente hacia el futuro. 
Según Heidegger, quienes somos, nuestra forma de ser y el significado que 
nuestra existencia tiene para nosotros, solo se puede comprender dentro del contexto de 
la totalidad del proceso extendido de nuestra vida: de dónde venimos y a dónde vamos. 
Poseemos una rudimentaria comprensión de nuestra existencia, anterior a cualquier 
experiencia vital, que nos permite dar sentido al mundo en el que vivimos. Heidegger 
explica esta comprensión en función de varios existenciarios previos. Cada 
existenciario se refiere a un específico modo previo del ser y de la comprensión del 
Dasein.
El primer existenciario previo del Dasein que Heidegger describe es el ser-en-el-
mundo. Para Heidegger, ser-en representa nuestra capacidad a priori de comprender, 
relacionar, cuidar y preocuparnos por las cosas del mundo que nos rodean. El uso de los 
guiones en la construcción “ser-en” resalta su idea del mundo y del Dasein como una 
unidad indivisible.
El Dasein está unido al mundo ―es su “órgano más vital”―, el origen 
fundamental de su existencia. Aunque puede haber grandes diferencias entre los 
diversos mundos en los que puede vivir el Dasein, se puede hablar de una 
infraestructura básica subyacente que todos ellos comparten. Heidegger la llama la 
mundanidad del mundo. El Dasein tan solo será comprensible como 
consecuencia del desarrollo de un análisis de lo que se denomina la estructura de la 
relación del ser con el mundo, es la vía valida para acceder a ello y, por lo tanto, al 
sentido de su ser. 
Los estados de ánimo constituyen una parte primordial del carácter esencial del 
Dasein y una forma de ser. El Dasein nunca se encuentra en un estado de desánimo, 
porque siempre está en un estado de ánimo u otro. Incluso estados aparentemente 
carentes de ánimo, como la indiferencia, son una forma de estado de ánimo: El estado 
de ánimo está siempre presente en el Dasein y constituye el fundamento de la relación 
del ser con el mundo.
Sin lugar a dudas, el Dasein está no solo ónticamente cerca, no solo es lo 
más cercano —sino que incluso lo somos en cada caso nosotros mismos. Sin
embargo, o precisamente por eso, el Dasein es ontológicamente lo más 
lejano. (Heidegger, 1926, p. 26)
Puesto que la cotidianidad mediana constituye la inmediatez óntica de este ente, 
ella ha sido pasada por alto, y sigue siéndolo siempre de nuevo, en la explicación del 
Dasein. Lo que se presenta entonces como lo más cercano en lo cotidiano es en realidad
está más lejos de una comprensión de la verdadera naturaleza del Dasein. Y como estos 
caracteres de ser del Dasein se determinan desde la existencialidad, los llamamos 
existenciales. Se los debe distinguir rigurosamente de las determinaciones de ser del 
ente que no tiene la forma de ser del Dasein, a las que damos el nombre de categorías.
Existenciales y categorías son las dos posibilidades fundamentales de los 
caracteres del ser. El respectivo ente exige ser primariamente interrogado en forma 
diferente cada vez: como quién (existencia) o como qué (estar-ahí, en el más amplio 
sentido). Sobre la conexión de ambas modalidades de los caracteres del ser solo se 
podrá tratar una vez aclarado el horizonte de la pregunta por el ser.
El ser humano tendrá características distintivas que lo hacen esencialmente
distinto de cualquier otro ente, y la fundamental constituye su ser en el 
mundo.
El estar-ahí “en” un ente que está-ahí, el co-estar-ahí con algo del mismo 
modo de ser, en el sentido de una determinada relación de lugar, son 
caracteres ontológicos que nosotros llamamos categoriales, un género de 
caracteres que pertenecen al ente que no tiene el modo de ser del Dasein. (
Heidegger, 1926, p. 63)
Heidegger plantea que el Dasein comprende su ser más propio como un cierto
“estar-ahí-de-hecho’’. Y sin embargo, el carácter fáctico del hecho del propio existir (
Dasein) es, desde el punto de vista ontológico, radicalmente diferente del estar presente 
fáctico de una especie mineral. No tiene nada que ver con la aflicción, la tristeza ni las 
preocupaciones de la vida, estados que pueden darse ónticamente en todo Dasein. Todo 
esto es ónticamente posible, al igual que la despreocupación y la alegría, porque el 
Dasein, entendido ontológicamente, es cuidado. 
En la angustia el Dasein se siente extraño y alienado de su ordinaria forma de ser
. Se siente incómodo, sin familiaridad y poco seguro, lo que en este caso equivale a un 
“no-estar-en-su-casa”. El autor propone que el ser (su sentido) solo podía explorarse y 
comprenderse en relación a, o en términos del tiempo. Heidegger nos advierte sobre la 
necesidad de la historicidad, pues “el preguntar por el ser, cuya necesidad óntico-
ontológica ya ha sido señalada, está caracterizado, también él, por la historicidad” (
Heidegger, 1926, p. 31). Además, si el Dasein quiere responder a la pregunta por el 
sentido del ser en general, descubrirá que esta historicidad revierte la opacidad de su 
propia existencia para sí mismo y puede considerar incluso la posibilidad de contestar a 
la pregunta por el sentido de la misma existencialidad.
Como ya señalamos, la historia de la ontología griega, que ha determinado el 
aparato conceptual de la filosofía, prueba que es a partir del “mundo” que el Dasein se 
comprende a sí mismo y al ser en general.
Una característica que señala Heidegger sobre el Dasein puede sintetizarse en la 
siguiente afirmación: “el ser de este ente es cada vez mío”. Esto se relaciona con el ser 
para la muerte, puesto que la propia muerte es intransferible. La muerte es el corolario
de la finitud. Por ello se convierte en trágica la fórmula heideggeriana: 
En el ser de este ente se las ha este mismo con su ser. Como ente de este 
ser, él está entregado a su propio ser. […] La “esencia” de este ente consiste
en su tener-que-ser [Zu-sein]. El “qué” (essentia) de este ente, en la medida
en que se puede siquiera hablar así, debe concebirse desde su ser (
existentia). (Heidegger, 1926, p. 51)
De todas las determinaciones del Dasein, las más significativas son las que 
resaltan su finitud, y por ende, parece más importante lo que no es que lo que es, o tal 
vez debiera decirse que su ser es la posibilidad perenne de no ser, su ser es un constante 
camino hacia la nada. El filósofo nos advierte que: 
 Para evitar la confusión usaremos siempre para el término existentia la 
expresión interpretativa estar-ahí [Vorhandenheit] y le atribuiremos la 
existencia como determinación de ser solamente al Dasein. […] la 
referencia al Dasein —en conformidad con el carácter de ser-cada-vez-mío 
de este ente— tiene que connotar siempre el pronombre personal: “yo 
soy”, “tú eres”. (Heidegger, 1926, ps. 51-52) 
Heidegger insiste en que al “ente al que en su ser le va este mismo, se comporta 
con relación a su ser como con relación a su posibilidad más propia. El Dasein es cada 
vez su posibilidad, y no la tiene tan solo a la manera de una propiedad que estuviera-ahí.
Sin duda, aunque no lo explicite en cada frase, es inquietante suponer que “la 
posibilidad más propia” es la muerte, que el autor concibe como un disolverse en la 
nada.
Ambos modos de ser, propiedad e impropiedad —estas expresiones han 
sido adoptadas terminológicamente en su estricto sentido literal—, se 
fundan en que el Dasein en cuanto tal está determinado por el ser cada-vez
-mío [… y aunque] los dos caracteres del Dasein que hemos esbozado, la 
primacía de la existentia sobre la essentia y el ser-cada-vez-mío, indican ya 
que una analítica de este ente se ve confrontada con un dominio 
fenoménico sui generis, que este ente no tiene ni tendrá jamás el modo de 
ser de lo que solamente está-ahí dentro del mundo. (Heidegger, 1926, p. 52
)
Todo esto se choca contra la inevitable finitud que convierte a la búsqueda del 
ser en una huida hacia la barricada que los entes puedan interponer, vanamente, ante la 
inexorabilidad del final. Esto genera que “la cotidianidad media del Dasein no deb[a] 
empero tomarse como un mero aspecto. También en ella, e incluso en el modo de la 
impropiedad, se da a priori la estructura de la existencialidad”. (Heidegger, 1926, p.53
)
 A los caracteres de ser del Dasein debemos denominarlos existenciales, pues 
son determinados desde la existencialidad “porque todas las explicaciones [Explikate] 
que surgen de la analítica del Dasein se alcanzan mirando hacia su estructura de 
existencia.” (Heidegger, 1926, p.53). 
Aunque pueda parecer reiterativo volvemos poner en juego que cuando 
Heidegger dice que “en el ser del Dasein le va su ser,” significa que el Dasein, tiene 
siempre ante sí la posibilidad de comprensión que consiste en el sentimiento de que su 
ser es incierto y que está amenazado, que cada avance en una mejor comprensión señala
hacia su finitud o incompletitud y que cuanto más intuye de su esencia, más le resulta su
ser una nada.
Es notorio que un ente perfecto no tendría ninguna necesidad de otra cosa 
aparte de sí mismo, pero el Dasein se comprende “como siendo su 
ʻdestino’ estar vinculado con el ser de los entes que le hacen frente dentro 
del mundo que es peculiar de él”. (Heidegger, 1926, 68.) 
De ahí que el cuadro que se presenta del Dasein sea siempre el de un ente que de
alguna manera está unido o ligado a otros dentro del mundo, y consecuentemente, al 
menos hasta cierto punto, depende de ellos. Nuestra experiencia del mundo del diario 
vivir, en el que estamos inmersos, se revela a nuestra comprensión como un mundo de 
cosas o utensilios a-la-mano. Desde el momento en que entendemos este mundo como 
un mundo de utensilios, comprendemos que estamos ya en un mundo de otros Dasein. 
De manera tal es así la comprensión del mundo que no existe la posibilidad del 
solipsismo.
En este punto del desarrollo de la argumentación puede parecer legítimo 
preguntarse sobre qué tienen que ver los utensilios con las limitaciones del Dasein. Sin 
embargo, este modo de enfrentarse a las cosas revela, por lo menos, dos limitaciones
fin de 14
significativas: el hecho de que el Dasein vea las cosas como utensilios se entiende 
porque está siempre tratando de hacer algo, generar algo a partir de alguna otra cosa, 
alcanzar alguna meta, llevar a cabo algún propósito, como una ineludible manera de 
soportar su precaria existencia; por otra parte, el Dasein necesita lo que no tiene, con 
una necesidad que no es ocasional, sino constante. Por eso el Dasein siempre está yendo
más allá de sí mismo, en el sentido de que continuamente se está dirigiendo hacia algo 
que no es él. De este modo se demuestra que no es autosuficiente.
El comportamiento del Dasein frente a los entes nos indica cómo es él, además 
de cómo son los entes. Heidegger nos aclara que la constitución de ser, llamada estar-en
-el-mundo, nos permite comprender las determinaciones de ser del Dasein. No debemos
confundirnos ante la multiplicidad de las determinaciones: la expresión compuesta estar
-en-el-mundo indica, en su forma misma, que con ella se refiere a un fenómeno unitario.
Se debe considerar también que la necesidad de ver lo primariamente dado como 
íntegro, no excluye la realidad, cuyos múltiples momentos estructurales y constitutivos 
son irreductibles a elementos heterogéneos.
A la constitución de ser del Dasein, referida al estar-en, Heidegger la llama 
existencial. Este estar-en-el-mundo es una constitución esencial del Dasein. Para el 
autor:
La expresión “ocuparse de algo” se usa en la presente investigación como 
término ontológico (como un existencial) para designar el ser de una 
determinada posibilidad de estar-en-el-mundo… [ello nos conduce a 
responder que] quién es el que es en el modo de la cotidianidad media del 
Dasein. (Heidegger, 1926, p. 52) 
Heidegger señala que el modo primario del estar-en-el-mundo da en el 
conocimiento del mundo o, correlativamente, en el hablar del “mundo” y decir algo de 
él. En el Dasein, y para él mismo, esta constitución del ser siempre es conocida de 
alguna manera. Ahora bien, si ha de llegar a ser reconocida, el conocer (Erkennen) que 
asume explícitamente esta tarea se toma a sí mismo —en cuanto conocimiento del 
mundo— como relación ejemplar del alma con el mundo. ¿Cómo deberá referirse al ser 
mismo del Dasein? Heidegger responde: “El ser mismo del Dasein debe mostrarse 
como cuidado. A su vez, esta expresión deberá comprenderse como concepto 
estructural ontológico”. (Heidegger, 1926, p. 66)
El cuidado nos conduce a las distintas formas de relacionarse del Dasein. El 
modo de ser propio del Dasein ―que lo va a diferenciar del modo de ser de los entes―
, es designado por Heidegger con el término existencia, procurando designar su 
característica de aperturidad. Esta posibilidad propia del Dasein será la que genera la 
angustia. La angustia es un estado que se produce frente al mundo, a los otros y a sí 
mismo; a su vez, ese estado describe el modo de relación del Dasein respecto del ser. La
aperturidad se va a constituir ―paradójicamente― en el horizonte insuperable en el 
que siempre nos encontraremos en nuestro ser. Antes de Ser y tiempo, en las lecciones 
del verano de 1923, Heidegger consideró que el estar abierto no es meramente una 
opción, sino que es el estado que configura el mundo en tanto horizonte de referencias 
significativas. El Dasein no está en el mundo, es un ser-en-el mundo. 
Si alguien nos preguntara qué es el Dasein, deberíamos responder, en primer 
lugar, que “es el mismo existir”. En segundo lugar, otra característica esencial a resaltar 
del Dasein podría formularse de este modo: “el ser que está en cuestión para este ente es
cada vez el mío”. 
A partir de estas afirmaciones podríamos realizar algunas consideraciones: 
1-En primer lugar tenemos que el ser del Dasein es en esencia individual, porque se está
construyendo en sus propios actos, y pertenece a la esencia del Dasein ser este 
determinado ente y no otro. La singularidad de las cosas es siempre una singularidad 
que nos enfrenta, es un estar ahí de lo singular. Heidegger afirma que “el ser que está en
cuestión para este ente es cada vez el mío”. En el cuidado ―en la acción cotidiana cuyo 
móvil es el cuidado― la comprensión de esta singularidad se expresa en el hecho de ser 
cada vez la más propia posibilidad, que se contrapone y en definitiva anula la 
posibilidad colectiva del uno. 
¿Qué es el uno para Heidegger? En cierto sentido es una matrix o paradigma que
establece cómo verse, y que ese modo de verse es siempre en relación al mundo. 
Determina también cómo se justifica en su lugar o actitud frente a sí mismo y cómo huir
. Cuando el uno deja de ejercer su poder de escape o caída frente a la angustia, el Dasein
se percibe solo en el mundo, vacío.
El uno gobierna todas las formas que tenemos de mirar al mundo, tanto las cosas
en las que no tenemos ningún interés como aquellas hacia las que dirigirnos nuestra
atención, porque las conocemos, porque son las que consideramos significativas, dignas 
de nuestra devoción o nuestro estudio. En el sentido más general, lo que el uno hace es 
determinar cómo el Dasein ha de ver las cosas, al mundo y a sí mismo. Dispone cómo el
Dasein ha de considerar, evaluar, pensar, etc., las cosas. Dicho de otra manera, establece
límites: si el uno dice que esto y aquello no es pertinente, entonces el Dasein ya no 
averigua más; si afirma que algo es significativo, entonces el Dasein se interesa por ello.
2- El segundo aspecto implicado en el ser-cada-vez- mío es que al Dasein le pertenece 
su propio ser. La impropiedad no anula el-ser-cada-vez-mío, sino que se constituye en 
una modalidad de este, fundada precisamente en su estructura. Por estar entregado a sí 
mismo como propio, el Dasein tiene una doble posibilidad de existir en posesión de sí 
mismo, puesto que se comporta con relación a su ser como con relación a su posibilidad
más propia.
La idea de que el Dasein es ser-en-el-mundo señala que no se puede aceptar la 
separación entre el Dasein y el mundo, o si se prefiere, entre el sujeto y el objeto. 
Heidegger cree que las formas positivas y negativas de la conducta se hallan rodeadas 
de la solicitud. De ahí que los modos de comportamiento, como por ejemplo estar contra
alguien o estar sin la otra persona, sean modos de solicitud. El otro se constituye, así, en
la referencia ineludible para la creación de la concepción del Dasein tanto respecto del 
mundo como de sí mismo.
Afirmar que la solicitud es un existenciario significa, en un sentido fundamental 
(no heideggeriano), que el Dasein siempre “guarda conformidad con” o está relacionado
con el otro. El Dasein no puede separarse nunca de esta relación y, por tanto, no puede 
verse a sí mismo como un ente autosuficiente o independiente. Del mismo modo que el 
Dasein no puede enfrentarse con objetos como si fueran simplemente algo “ante-los-
ojos” o por completo neutrales, así tampoco puede enfrentarse con otros Dasein como 
entes neutrales, sino que se los encuentra siempre en un modo u otro de solicitud. Al no
existir un ser apartado del mundo, su identidad necesariamente tiene el tiempo como eje
cardinal. Por eso cuando Heidegger plantea que no hay mundo sin Dasein, resulta obvio
que no está haciendo una ingenua y absurda afirmación de que no hay mundo físico sin 
hombre. El término mundo denota algo aparte del mundo físico. El hecho de que para 
Heidegger el mundo incluya otros Dasein indica que no entiende al mundo solo en 
términos de entes físicos. Decir que el mundo es lo que hay, y los modos en los que lo
que hay está organizado, equivale a decir que el Dasein es el “hacedor del mundo”, 
porque este es quien organiza, ordena o interpreta el mundo. El mundo “ocurre” solo a 
través de él.
La “comprensión” y este “encontrarse” (en un estado) no están completamente 
separados, ya que la comprensión se encuentra siempre en tal o cual estado, y el 
hallarse en tal o cual estado es siempre una comprensión. No habría posibilidad de 
ánimo sin comprensión. Ello implica siempre la conciencia de uno en el mundo y en el 
transcurso de una temporalidad. Según nuestro autor, cuando se le comprende 
ontológicamente, “el estado de ánimo hace patente”. Los estados de ánimo colocan al 
Dasein ante el “que es”, en su “ahí”. 
Evidentemente, ser yecto no designa un acontecimiento específico, ni siquiera 
una situación particular en la que el Dasein se halle, sino una forma en la que existe: 
una forma de ser. El Dasein “se encuentra” en su estado de yecto, cuando a través de un 
estado de ánimo descubre que este es no se corresponde con lo que acaba de acontecer, 
sino con algo que está siendo o, en otras palabras, como algo que ya es. Lo que el 
Dasein capta por tanto es su facticidad, la facticidad de que es y ha de ser como es. Al 
captar esto se ve en su finitud y como ser en el mundo. Tal apreciación puede hacerse a 
través del temple o estado anímico de la angustia. El Dasein es un ente con 
posibilidades de ser de muchas maneras, y aunque tiene ciertas preferencias en cuanto a 
las formas particulares en las que él quiere moverse, no ha elegido ser un ente cuyo ser 
es mera potencialidad. El ser potencialidad es, en definitiva, el ser fáctico del Dasein. El
hecho de ser en el mundo se constituye en pura potencialidad; la muerte se constituye en
la más propia de las circunstancias del ser que anula otra posibilidad de ser.
El Dasein no construye su propio ser ni tampoco lo controla por completo, pero 
por estar entregado a la responsabilidad de su ser, debe vivir como si lo hubiera 
construido. Así, el estado de yecto expone el ser del Dasein como un “no ser”.
El sentimiento ocasional del absoluto sin sentido de la vida, que casi todo el 
mundo ha experimentado alguna vez, la prueba de que el sentido del ser es interrogado
. El cuestionamiento de Heidegger sobre el sentido del ser está activo en nosotros: 
intuitivamente lo reconocemos como una auténtica pregunta, a pesar de que 
consideremos que no se puede contestar. El mero hecho de preguntarse por el sentido 
del ser, revela no solo que yo existo, sino que mi vida tiene sentido, lo que constituye un
claro rechazo a la amenaza del nihilismo. 
Parece imposible reflexionar sobre que quién soy en este momento sin tener en 
cuenta todo lo que he hecho en el pasado y mi orientación en la vida, que se encuentra 
en el futuro. Aunque estas observaciones pueden parecer obvias, definen un aspecto 
crucial planteado por Heidegger: el pasado, el presente y el futuro forman una parte 
inextricable y significativa de nuestra forma de ser.
Heidegger sostiene que el futuro es la dimensión más importante de mi tem
poralidad, porque las elecciones que hago para él son vitales, nos permiten dar sentido
al mundo en el que vivimos. El autor explica esta comprensión en función de varios 
existenciarios previos. Cada uno de ellos se refiere a un específico modo previo del ser 
y de la comprensión del Dasein. 
ii: La angustia existencial como un modo fundamental de apertura del Dasein
ii.i: La necesidad del conocimiento de la totalidad del Dasein
El Dasein existe fácticamente. Heidegger se pregunta, entonces, por la unidad 
ontológica de la existencialidad y la facticidad, o por la esencial pertenencia de esta a 
aquella. El Dasein tiene, en virtud de la disposición afectiva que esencialmente le 
pertenece, un modo de ser en el que es llevado ante sí mismo y abierto para sí en su 
condición de arrojado. El Dasein existe y es fácticamente en virtud de un modo de ser
que le es propio. Se va a cuestionar la pertenencia de su existencialidad o vivencia de sí 
en tanto que humano, a su facticidad. En virtud de su naturaleza tiene una tendencia a 
enfrentarse a su propia condición de arrojado y es conducido ante sí mismo en función 
de ello.
En la estructura misma del Dasein se halla la facticidad como posibilidad 
permanente de estar siendo. En función de ello se va a cuestionar cómo se constituye la 
relación entre esta facticidad y su propio modo de ser o su existencialidad.
Pero la condición de arrojado es el modo de ser de un ente que siempre es, 
él mismo, sus posibilidades, de tal suerte que se comprende en y desde ellas (
se proyecta en ellas). (Heidegger, 1926, p. 182)
La condición de arrojado para Heidegger, se constituye en un modo de ser 
conformado por sus posibilidades, y es desde estas se comprende a sí mismo y se 
proyecta el Dasein. Toda comprensión y toda proyección a partir de sus posibilidades de
ser, se produce en función de la disposición afectiva del Dasein para enfrentarse a sí 
mismo en su condición de ser arrojado en el mundo. 
La cotidianidad media del Dasein puede ser definida, por consiguiente, como
el estar-en-el-mundo cadentemente abierto, arrojado-proyectante, al que en 
su estar en medio del “mundo” y coestar con otros le va su poder-ser más 
propio. (Heidegger, 1926, p. 182)
La cotidianidad media es definida por Heidegger como el estar en el mundo del 
Dasein, de un modo abierto y enfrentado a su condición de arrojado, y en función de 
ello, proyectado siempre en la posibilidad de ser en el mundo de los entes, de coestar 
con los otros. 
El ser del Dasein en el mundo debe ser conocible en su totalidad mediante una 
mirada que abarque y atraviese todo su ser. Llegar a conocerlo en su unicidad original o
propia constituye el fundamento de cada uno de los momentos de posibilidad de ser que
constituye siempre el ser en el mundo. 
El ser del Dasein, sobre el cual se apoyan ontológicamente la totalidad de las
estructuras, se nos hace accesible en una mirada completa que atraviesa este 
todo en busca de un fenómeno unitario, que ya está presente en el todo y que
funda ontológicamente cada uno de los momentos de la estructura en su 
posibilidad estructural. (Heidegger, 1926, p. 182)
Es en función de su ser que él está abierto para sí mismo. Tanto la disposición 
afectiva como el comprender están siempre enrabados con su propia aperturidad. Esta 
aperturidad para sí mismo tiene que permitirle el acceso a su propio ser, de una manera
que Heidegger entiende como simplificada.
La disposición afectiva que cumple estas exigencias y que permitiría al Dasein
presentarse ante sí mismo de forma simplificada y única es, según Heidegger, la 
angustia. La disposición afectiva de la angustia, en tanto que posibilidad de ser del 
Dasein, presenta lo que por ella fue abierto y al mismo tiempo es el fundamento que 
permite la captación de su propio ser por parte del Dasein. 
La posibilidad de ser que constituye la angustia, no solamente muestra al Dasein
abierto por medio de esta disposición afectiva, del mismo modo que ocurre con 
cualquier disposición afectiva, sino que se constituye en el fundamento de la posibilidad
de la captación de la totalidad del ser del Dasein que originariamente se expresa en el 
cuidado. 
La angustia junto con presentar al Dasein mismo en ella abierto, presenta 
también el fundamento fenoménico para la captación explícita de la totalidad
originaria del ser del Dasein. Este ser se revelará como cuidado. (Heidegger, 
1926, p. 183)
En la angustia se le revelan al Dasein los modos de ser de los entes 
intramundanos, tanto el estar-ahí como el estar-a-la-mano (referidos siempre a los entes 
que no son el Dasein). La analítica del Dasein que se interna hasta el fenómeno del 
cuidado debe preparar la problemática ontológico‐fundamental, es decir, la pregunta por
el sentido del ser en general.
Por medio de la analítica del Dasein, el cuidado prepara para la pregunta 
ontológica más importante que permitirá llegar al sentido del ser en general. Heidegger 
hace la distinción entre ente y ser basándose en el hecho de que el ser solo es en la 
comprensión de aquel ente a cuyo ser le es propia la comprensión del ser, el Dasein
Será menester que sometamos a examen la conexión ontológica entre cuidado, 
mundaneidad, estar-a-la-mano y estar‐ahí (realidad). Esto conducirá a una 
determinación más precisa del concepto de realidad. El llevar adelante un examen 
profundo de la relación verdadera entre la mundaneidad, la posibilidad del estar-a-la-
mano y el estar-ahí, permite una comprensión más precisa y, al mismo, tiempo más 
amplia del concepto de realidad. 
El cuidado permite o habilita una interpretación ontológica del Dasein. Como 
toda interpretación ontológica, va a trascender toda previa comprensión del ser que sea 
preontológica o el simple conocimiento del ente de tipo óntico. Esta aclaración se
realiza en base a lo que la interpretación precedente ha ganado en los fenómenos de la 
aperturidad y del estar al descubierto, que hacen al ser en mundo del Dasein.
Esta interpretación ontológica va a hacer posible el comprender el sentido del ser
del Dasein y no simplemente una comprensión del ser humano como ente físico. 
También permite un real acceso a los fenómenos de la aperturidad, del estar al 
descubierto, que hacen al ser en el mundo del Dasein.
ii.ii: Proceso de aperturidad del Dasein a partir de la disposición afectiva de la angustia
De qué modo en la angustia el Dasein es llevado ante sí mismo por su propio
ser, de tal manera que el ente que la angustia abre en cuanto tal pueda ser 
determinado fenomenológicamente en su ser. (Heidegger, 1926, p. 185)
La angustia constituye un modo de ser tal, que el Dasein es llevado por sí mismo
, por su propio ser, y mostrado en su propia aperturidad. De esta manera puede ser 
determinado fenomenológicamente en esta apertura. 
La absorción en el uno y en el mundo del que nos ocupamos, manifiesta una 
especie de huida del Dasein ante sí mismo como poder-ser-sí-mismo propio. 
(Heidegger, 1926, p. 185)
Para Heidegger, al absorberse en el mundo de uno, el Dasein va a expresar una 
especie de huida de sí mismo y, sobre todo, de su poder ser más propio. Por lo tanto es 
una huida de su poder ser auténtico en el mundo. 
Heidegger se cuestiona sobre el fundamento que permite que la disposición 
afectiva de la angustia sea la que genere la preparación suficiente para que el Dasein se 
encuentre con su ser como totalidad. 
Es cierto que en la caída el modo propio de ser-sí-mismo está 
existentivamente cerrado y repelido; pero este estar cerrado es solo la 
privación de una aperturidad que se manifiesta fenoménicamente en el hecho
de que la huida del Dasein es una huida ante sí mismo. (Heidegger, 1926, p. 
186)
En la caída el modo propio de ser del Dasein está cerrado y, en definitiva, 
negado. Para Heidegger esto implica siempre la negación de una aperturidad, que en lo 
fenoménico se manifiesta siempre como una huida ante sí mismo. En la caída el Dasein
está óntica y existentivamente cerrado, pero este estar cerrado no constituye sino la 
manifestación de una huida ante sí mismo, y por lo tanto deja en evidencia la existencia 
de aquello de lo que huye. 
Tan solo en la medida en que el Dasein es llevado por esencia 
antológicamente ante sí mismo por su propia aperturidad, puede también 
huir ante sí mismo. (Heidegger, 1926, p. 186)
ii.ii: Proceso de aperturidad del Dasein a partir de la disposición afectiva de la angustia
De qué modo en la angustia el Dasein es llevado ante sí mismo por su propio
ser, de tal manera que el ente que la angustia abre en cuanto tal pueda ser 
determinado fenomenológicamente en su ser. (Heidegger, 1926, p. 185)
La angustia constituye un modo de ser tal, que el Dasein es llevado por sí mismo
, por su propio ser, y mostrado en su propia aperturidad. De esta manera puede ser 
determinado fenomenológicamente en esta apertura. 
La absorción en el uno y en el mundo del que nos ocupamos, manifiesta una 
especie de huida del Dasein ante sí mismo como poder-ser-sí-mismo propio. 
(Heidegger, 1926, p. 185)
Para Heidegger, al absorberse en el mundo de uno, el Dasein va a expresar una
especie de huida de sí mismo y, sobre todo, de su poder ser más propio. Por lo tanto es 
un huida de su poder ser auténtico en el mundo. 
Heidegger se cuestiona sobre el fundamento que permite que la disposición 
afectiva de la angustia sea la que genere la preparación suficiente para que el Dasein se 
encuentre con su ser como totalidad. 
Es cierto que en la caída el modo propio de ser-sí-mismo está 
existentivamente cerrado y repelido; pero este estar cerrado es solo la 
privación de una aperturidad que se manifiesta fenoménicamente en el hecho
de que la huida del Dasein es una huida ante sí mismo. (Heidegger, 1926, p.
186)
En la caída el modo propio de ser del Dasein está cerrado y, en definitiva, 
negado. Para Heidegger esto implica siempre la negaciónstá óntica y existentivamente cerrado, pero este estar cerrado no constituye sino la 
manifestación de una huida ante sí mismo, y por lo tanto deja en evidencia la existencia 
de aquello de lo que huye. 
Tan solo en la medida en que el Dasein es llevado por esencia 
antológicamente ante sí mismo por su propia aperturidad, puede también 
huir ante sí mismo. (Heidegger, 1926, p. 186)
La pulsión o tendencia a huir de sí mismo es posible únicamente en la medida de
que en esencia es llevado ante sí mismo, en la medida que existe una disposición hacia 
la propia aperturidad, como posibilidad de ser, sino no habría de que huir. 
El óptico-existentivo darse la espalda, en razón de su carácter de apertura, 
ofrece fenoménicamente la posibilidad de entender ontológico-
existencialmente el ante-qué de la huida en cuanto tal. (Heidegger, 1926, p. 
186)
Es en la medida que se produce este darse la espalda, en la huida de sí mismo, 
que es posible para el Dasein, como consecuencia de la exposición que genera la huida, 
conocerse. El retroceder por miedo ante lo abierto por el miedo, ante lo amenazante, 
adquiere el carácter de huida. La interpretación del miedo como disposición afectiva 
hizo ver lo siguiente:
El ante-qué del miedo es siempre un ente perjudicial intramundano que 
desde una cierta zona se acerca en la cercanía y que, no obstante, puede no 
alcanzamos. En la caída el Dasein se da la espalda a sí mismo. (Heidegger, 
1926, p. 186)
En la huida se da un fenómeno de retroceso ante lo que fue, paradojalmente, abierto por 
el miedo. Siempre hay un ante-que (también se puede hablar de un ente que se presenta 
como amenazante en su cercanía), pero en la caída el Dasein se da la espalda a sí mismo
. Esta aperturidad propiciada por el darse la espalda, realmente posibilita una 
comprensión de sí mismo libre de las interpretaciones falsas. Esta comprensión tan solo 
será posible por la capacidad del Dasein de tener una disposición afectiva a la 
comprensión del propio ser del Dasein .
La validez metodológica entonces va a ser mayor en la medida que aumente la 
originalidad de la disposición afectiva. 
El darse la espalda, propio de la caída, se funda más bien en la angustia, y 
esta, a su vez, hace posible el miedo. […] El ante-qué de la angustia es el 
estar-en-el-mundo en cuanto tal. (Heidegger, 1926, p.187)
Lo que se presenta como amenazante en la angustia ―diferente del miedo, y 
que sirve para identificar la particularidad de esta disposición afectiva― es la
indeterminación de un objeto u ente particular que lo provoque. Por tal motivo 
Heidegger concluye que es el estar-en-el-mundo lo que genera angustia y provoca la 
tendencia a la huida. Lo que estimula la huida es el propio ser, pues este es amenazante. 
El ante-qué de la angustia no es un ente intramundano. De ahí que por 
esencia no pueda estar en condición respectiva […] Esta indeterminación no 
solo deja fácticamente sin resolver cuál es el ente intramundano que 
amenaza, sino que indica que los entes intramundanos no son en absoluto 
“relevantes”. (Heidegger, 1926, p. 187)
Esta indeterminación respecto del ente intramundano generador de la angustia 
es fundamental, pues es lo que indica la absoluta irrelevancia de los entes 
intramundanos y del mundo en su significación particular respecto del Dasein.
 La totalidad respeccional —intramundanamente descubierta— de lo a la 
mano y de lo que está‐ahí, carece, como tal, de toda importancia. Toda entera
se viene abajo. El mundo adquiere el carácter de una total insignificancia. (
Heidegger, 1926, p.187)
Toda la estructura del mundo, lo que está a la mano, pasa a carecer de 
importancia; esta repentina insignificancia de todo lo que antes era el fundamento de la 
existencia del Dasein en el mundo, pasa a ser la razón de su angustia.
“En ninguna parte” no significa simplemente “nada”, sino que implica la 
zona en cuanto tal, la aperturidad del mundo en cuanto tal para el estar‐en 
esencialmente espacial. (Heidegger, 1926, p. 187)
Reconocer que la causa de la angustia se presente en ninguna parte, no significa 
que no sea nada, sino que en realidad se constituye en la aperturidad al mundo en tanto 
tal. La rebeldía del intramundano “nada y en ninguna parte” viene a significar 
fenoménicamente que el ante-qué de la angustia es el mundo en cuanto tal. 
Aquello que genera la opresión no es algo determinado, ningún ente especifico, 
sino la posibilidad de lo a mano en sí mismo, y esta posibilidad es el mundo mismo. La 
nada, entendida como el mundo en cuanto tal, es, en definitiva, por lo que la angustia se 
angustia. Esta nada de lo a la mano, lo único que el decir cotidiano de la 
circunspección entiende, no es una nada total. La nada del estar a la mano se funda en el
más originario algo en el mundo. Sin embargo, por esencia, “este pertenece
ontológicamente al ser del Dasein en cuanto estar‐en‐el‐mundo”. (Heidegger, 1926, p. 
188)
En la angustia se abre al Dasein el mundo en tanto que mundo. El angustiarse 
abre originaria y directamente el mundo en cuanto mundo. No se trata de que primero se
prescinda reflexivamente del ente intramundano y se piense tan solo el mundo, ante el 
cual surgiría entonces la angustia, sino que, por el contrario, la angustia como modo de 
la disposición afectiva, abre inicialmente el mundo en cuanto mundo. (Heidegger, 1926, 
p. 188)
El angustiarse va a abrir el mundo en sí mismo y no el de los entes a la mano, de
los cuales huye el Dasein. No es, según Heidegger, que se prescinda del ente 
intramundano como resultado de una reflexión y que se piense en el mundo, sino que, la
angustia le impone el mundo en su completud o totalidad al Dasein desmoronando, la 
significación del ente a la mano y, por lo tanto, particular. Como la angustia no se 
constituye en algo específico, sino en algo indeterminado, remite a la totalidad del 
mundo como posibilidad.
Dado que la amenaza no constituye algo concreto, sino algo indeterminado, la 
angustia deja al Dasein en absoluta soledad y en un vacío. Esto resulta de la 
imposibilidad de comprenderse a sí mismo de forma inmediata como referencia al 
objeto intramundano. Es a través de la angustia, entonces, que el Dasein ya no puede 
escapar de sí mismo y vivir en lo que todo el mundo dice. Mediante la angustia el 
Dasein se abre como ser de posibilidad, y por lo tanto, como aquello que puede ser 
desde sí mismo.En la angustia se hunde lo circunmundanamente a la mano y, en general
, el ente intramundano. 
El “mundo” ya no puede ofrecer nada, ni tampoco la coexistencia de los 
otros. De esta manera, la angustia le quita al Dasein la posibilidad de 
comprenderse a sí mismo en forma cadente a partir del “mundo” y a partir 
del estado interpretativo público. (Heidegger, 1926, p.188)
Heidegger entiende que cotidianamente el Dasein se va a interpretar de forma 
inmediata o cadente a partir del ente intramundano y de lo que él considera que es el 
estado interpretativo público. Con la angustia se corta esta interpretación y significación
inmediata, quedando el Dasein ante sí mismo, y su propia posibilidad de ser. Es a través
de la angustia que el Dasein se abre a su más propio poder ser, y por ello se le devuelve 
la libertad de escogerse a sí mismo, de hacerse cargo de su propio ser. La angustia
conduce al Dasein hacia el poder ser libre, para ser en el mundo. 
La angustia aísla al Dasein en su más propio estar-en-el-mundo, que, en 
cuanto comprensor, se proyecta esencialmente en posibilidades. (Heidegger, 
1926, p. 188)
La angustia revela en el Dasein el estar vuelto hacia el más propio poder-ser,
es decir, revela su ser libre para la libertad de escogerse y tomarse a sí 
mismo entre manos. La angustia lleva al Dasein ante su ser libre para… (
propensio in …) la propiedad de su ser en cuanto la posibilidad que él es 
desde siempre. (Heidegger, 1926, p. 189)
La angustia se constituye en una disposición afectiva eminente. Es en ella que 
sucede algo extraordinario, pues se abre el mundo en tanto que mundo, y el Dasein en 
cuanto estar-en queda aislado en su ser aislado, puro y arrojado. La angustia conduce al 
Dasein ante su mundo, y por ello ante sí mismo.
La identidad del ante-qué y del por-qué de la angustia se extiende incluso al 
angustiarse mismo, porque éste, en cuanto disposición afectiva, es un modo 
fundamental del estar-en-el-mundo. (Heidegger, 1926, p. 189)
Así la angustia aísla y abre al Dasein como un solus ipse. Este solipsismo 
existencial, lejos de instalar a una cosa‐sujeto aislada en el inocuo vacío de un estar‐ahí 
carente de mundo, lleva al Dasein, ante su mundo como mundo, y, consiguientemente, 
ante sí mismo como estar‐en el‐mundo. La desazón es el sentimiento predominante en la
angustia. La indeterminación es una forma de nada y de en ninguna parte. La desazón 
evidencia ese no estar en casa. Debemos recordar que el estar en el mundo del Dasein
fue caracterizado como un sentirse en casa.
La cadente absorción del Dasein en el mundo del uno, en el dejarse significar 
por el estado interpretativo público, le hace sentir un estar en casa falso, que se 
evidencia en la disposición afectiva de la angustia. En la angustia uno se siente 
desazonado. 
Con ello se expresa, en primer lugar, la peculiar indeterminación del “nada m
y en ninguna parte” en que el Dasein se encuentra cuando se angustia. Pero, 
la desazón [Unheimlichkeit] mienta aquí también el no-estar-en-casa. (
Heidegger, 1926, 189)
Lo que conduce al Dasein a sumergirse en el uno es en realidad una huida de sí 
mismo, una huida ante el hecho de no estar en casa, y, como ya se planteó anteriormente
, esto se manifiesta en el estado anímico de la desazón, en el cual se encuentra el Dasein
en cuanto se ve arrojado y entregado al ser en el mundo sin la consideración de su 
propio ser.
Ahora resulta fenoménicamente visible ante qué huye la caída en tanto que 
huida. No huye ante un ente intramundano, sino precisamente hacia él, en 
cuanto ente en el que la ocupación, perdida en el uno, puede estar en 
tranquila familiaridad. (Heidegger, 1926, p.190)
La huida que lleva adelante el Dasein, en la cual se sumerge el vendido y 
artificial estar-en-casa de la publicidad, constituye una huida de la desazón de la soledad
existencial al encontrarse en el mundo entregado a su propio ser. La manera cotidiana 
de comprender la desazón es el cadente darse la espalda, que atenúa el no‐estar‐en‐casa.
 Pero la cotidianidad de este huir muestra fenoménicamente que la angustia 
pertenece, como disposición afectiva fundamental, a la constitución esencial 
del Dasein que es el estar-en-el-mundo. (Heidegger, 1926, p. 190)
Heidegger afirma que en los hechos el estado anímico de la desazón queda 
incomprendido en un sentido existentito. El predominio de la caída y del ámbito de 
interpretación de lo público conduce a tal incomprensión, y por tanto la verdadera 
angustia en realidad infrecuente. 
Por el contrario, la infrecuencia del fenómeno es un índice de que el Dasein, 
pese a quedar habitualmente oculto a sí mismo en su carácter propio, en 
virtud del estado interpretativo público del uno, puede, sin embargo, ser 
abierto en forma originaria en esta disposición afectiva fundamental. (
Heidegger, 1926, p. 190-191) 
Para Heidegger la infrecuencia de la ocurrencia de la angustia existencial es un 
síntoma claro, prueba cabal de que el Dasein en sí mismo es habitualmente oculto para 
sí. En virtud del permanente bombardeo de la interpretación impuesta sobre sí mismo y 
sobre el mundo, esta forma de aperturidad que se produce a través de la angustia, se 
constituye en fundamental. Solo en la angustia se da la posibilidad de una apertura 
privilegiada, porque ella aísla. Este aislamiento recobra al Dasein sacándolo de su caída,
y le revela la propiedad y la impropiedad como posibilidades de su ser. Estas 
posibilidades fundamentales del Dasein ―cada vez el mío― se muestran en la 
angustia tales como son en sí mismas, no desfiguradas por el ente intramundano al que 
el Dasein se aferra.
Heidegger interpreta que la apertura que se da a través de la disposición afectiva 
de la angustia es privilegiada, pues es ella la que aísla de la confusión anterior del 
mundo y de sí mismo y se le revela, como consecuencia de su aislamiento, tal como es 
en su propiedad e impropiedad de su ser. Es como consecuencia de este aislamiento, 
que el Dasein puede verse en sus posibilidades de ser sin la distorsión de la 
interpretación impuesta por sí mismo y el mundo.
fin 29
y le revela la propiedad y la impropiedad como posibilidades de su ser. Estas 
posibilidades fundamentales del Dasein ―cada vez el mío― se muestran en la 
angustia tales como son en sí mismas, no desfiguradas por el ente intramundano al que 
el Dasein se aferra.
Heidegger interpreta que la apertura que se da a través de la disposición afectiva 
de la angustia es privilegiada, pues es ella la que aísla de la confusión anterior del 
mundo y de sí mismo y se le revela, como consecuencia de su aislamiento, tal como es 
en su propiedad e impropiedad de su ser. Es como consecuencia de este aislamiento, 
que el Dasein puede verse en sus posibilidades de ser sin la distorsión de la 
interpretación impuesta por sí mismo y el mundo.
Heidegger se pregunta si con la angustia es suficiente para llevar adelante la 
comprensión de la totalidad del Dasein o si será necesaria una consideración aún mayor 
de su totalidad para lograr efectivamente esa comprensión de la totalidad.
Como se ha dicho, los caracteres ontológicos fundamentales de este ente son la 
existencialidad, la facticidad y el estar‐caído. Estas son determinaciones existenciales 
que no se pueden analizar de forma separada, pues en realidad constituyen una trama 
total que estructura ese todo que es el Dasein.
Estas determinaciones existenciales no son partes de un compositum al que 
pudiera alguna vez faltarle una de ellas, sino que conforman una trama 
originaria que constituye la totalidad del todo estructural que se busca. (
Heidegger, 1926, p. 192)
Toda la estructura del cuidado del Dasein se va a expresar en el vínculo con el 
mundo de manera de poder ser en el mundo; este será determinado por tales caracteres 
que, a su vez, son los tres éxtasis temporales. 
El Dasein ya siempre está “más allá de sí”, pero no como un comportarse 
respecto de otros entes que no son él, sino, más bien, en cuanto está vuelto 
hacia el poder-ser que él mismo es. A esta estructura de ser del esencial 
“irle” la llamamos el anticiparse-así del Dasein. (Heidegger, 1926, p. 192)
Al Dasein le corresponde siempre un comportamiento respecto de sí mismo, 
como un estar dirigiéndose hacia más allá de sí, en un dirigirse hacia un poder ser que él
mismo es en esencia. A este existencial, constituyente de la estructura fundamental del 
Dasein, se le denomina el anticiparse a sí. 
Para Heidegger, el todo remisional hacia el cual se dirige el Dasein en sus 
múltiples fines, no puede concebirse como un conjunto compuesto por un sujeto y 
objetos relacionados entre sí, sino que se constituye en una expresión fenoménica de la 
totalidad del Dasein, sintetizada en el anticiparse a sí estando ya en medio de, como un 
existencial fundamental.
 El cuidado no caracteriza, por ejemplo, tan solo a la existencialidad, 
separada de la facticidad y de la caída, sino que abarca la unidad de todas 
estas determinaciones de ser. (Heidegger, 1926, p. 193)
El cuidado, en tanto ser del Dasein, no va a abarcar únicamente a una de las 
determinaciones del ser, como por ejemplo la existencialidad, sino que en realidad va a 
abarcar a la totalidad de las determinaciones de la existencialidad, la facticidad y la 
caída, en tanto que determinaciones del ser del Dasein. 
Cuidado no puede referirse a un particular comportamiento respecto de sí 
mismo, puesto que este comportamiento ya está ontológicamente designado 
en el anticiparse-a-sí; ahora bien, en esta determinación quedan también 
incluidos los otros dos momentos estructurales del cuidado: el ya estar-en y 
el estar-en-medio-de. (Heidegger, 1926, p. 193)
Para Heidegger en todo comportamiento hay una referencia a sí mismo, en el 
sentido del anticiparse a sí mismo. Ello es cuidado en un sentido ontológico, y en ese 
anticiparse van a estar integrados los otros momentos estructurales del cuidado. En el 
estar referido a sí ya está incluida necesariamente la determinación del estar en y el 
estar en medio de, pues las abarca en su remisión al mundo implicando a los otros y a 
los entes. Heidegger considera que al constituirse en la totalidad estructural, el cuidado 
se va a dar a priori en todo comportamiento del Dasein, pues conforma el fundamento 
de su existencia. 
Tanto la inclinación como el impulso se presentan en los otros entes animales 
que no son Dasein, pero no tienen a la existencialidad como matriz condicionante y 
significativa para su desarrollo en el mundo fáctico. Inclinación e impulso, voluntad y 
deseo, tienen su trabazón necesaria en el sentido del cuidado para el Dasein, se 
constituyen en la búsqueda o lo que se llamará la inclinación que busca acercar al 
Dasein a sus supuestas necesidades. 
El poder-ser por mor del cual el Dasein es, tiene el modo de ser del estar-en-
el-mundo. Ese poder-ser implica, pues, ontológicamente, una relación con el 
ente intramundano. El cuidado es siempre, bien sea tan solo privativamente, 
ocupación y solicitud. (Heidegger, 1926, p. 194)
El motivo por el cual el Dasein es lo que es, implica necesariamente el estar-en-
el-mundo. Es ese poder ser el que permite al Dasein establecer una forma de relación 
con el ente intramundano. En ese ser en el mundo del Dasein siempre van a estar 
presentes la ocupación ―ser con los entes―, y la solicitud ―ser con los otros Dasein
―. El sentido del cuidado será propiciado por la posibilidad de analizar el proyecto de 
ser, fundamento para la interpretación del ser del Dasein en la existencia, logrando así 
que lo proyectado por el Dasein se visibilice de forma explicita. El sentido del cuidado 
siempre va a tener lugar en el mundo. Consecuentemente va a implicar la solicitud y la 
ocupación. Tanto una como la otra estarán liadas, pues hacen al ser en el mundo del 
Dasein de forma indistinguible. 
El cuidado está en la determinación precursora que busca explicitar o realizar el 
proyecto de ser implícito en la existencia humana. La comprensión, la consideración y 
anticiparse a sí son la esencia del propio ser como Dasein. El cuidado es el sentido de 
la existencia humana, se constituye en el querer que conecta con el mundo. Los 
momentos existenciales, facticidad, existencialidad y caída, todos indistinguiblemente 
implicados en el ser en el mundo del Dasein, forman parte de la estructura total del 
cuidado.
En el Dasein siempre hay una referencia al mundo que de alguna manera se va a 
ver expresada en un querer, y ello implica un sentido de cuidado como propósito de ese 
querer.
Los momentos constitutivos de la posibilidad ontológica del querer son pues 
los siguientes: la previa aperturidad del por-mor-de en general (anticiparse-
así), la aperturidad del ámbito de lo que puede ser objeto de ocupación (
mundo como el donde del ya-estar) y el proyectarse comprensor hacia un 
poder-ser relativo a una posibilidad del ente “querido”. A través del 
fenómeno del querer asoma la subyacente totalidad del cuidado. (Heidegger, 
1926, p. 195)
Para Heidegger se van a constituir varios momentos en el querer del Dasein 
respecto del mundo que son los que describe como: la previa aperturidad del por mor 
que en general implica el anticiparse a sí del Dasein; en el querer también se abre, al 
mismo tiempo, el mundo del que el Dasein puede ser objeto de ocupación, o sea, el 
estar con los entes; y por último, el proyectarse desde la comprensión del poder ser, 
relativo a un ente querido. En definitiva, para el autor, en el querer se hace patente la 
totalidad implícita del cuidado. Como se expresó anteriormente, el Dasein se acerca a lo
que cree que necesita. La aperturidad del Dasein a través de los distintos ámbitos, es lo 
que posibilita el acercamiento. Dado que el estado fundamental del Dasein es el cuidado
, todos los otros aspectos implicados en el ser del Dasein estarán enraizados y
unificados mediante esta condición fundamental. Será el cuidado, indefectiblemente, el 
que proporcionará una estructura de cohesión y unificará la vida del Dasein, 
posibilitando así el desarrollo de una existencia verdaderamente autónoma. Al darle un 
sentido a la existencia humana, se consolidará como el núcleo integrador que le da 
coherencia al ser y la vida. El cuidado, presente en la base de todo comportamiento del 
Dasein, constituye, tanto en su aspecto teórico como práctico, el fundamento de toda 
posibilidad de ser del Dasein.
El deseo es una modificación existencial del proyectarse comprensor, que, 
sumido en la condición de arrojado, se limita a añorar las posibilidades. Esta 
añoranza cierra las posibilidades; lo presente en el añorar desiderativo se 
convierte en el “mundo real”. El deseo pre-supone ontológicamente el 
Cuidado. (Heidegger, 1926, p. 195)
Para Heidegger, al proyectarse de forma comprensora bajo la influencia del 
deseo, el Dasein se limita a añorar las posibilidades de ser que anteriormente vivió. Tal 
añoranza va a cerrar las posibilidades reales de ser. Pero, aún así, propone al cuidado 
como fundamento de la posibilidad de la existencia. De alguna manera, el deseo se va a 
constituir en una forma de distorsión del proyectarse del Dasein para constituirse en la 
proyección desde la comprensión. Se constituirá así en una proyección del deseo, en el 
cual se produce la negación u obnubilación de las auténticas posibilidades de ser. El 
deseo se procura en el mundo, implicando esto una consideración de él.
Al dirigirse hacia un objeto de la inclinación, hay un movimiento, un dejarse 
arrastrar por aquello que la inclinación quiere volver a vivir. Heidegger considera que 
en ese movimiento, toda la estructura del Dasein se va a ver transformada. El Dasein 
pone en la búsqueda de ese objeto de deseo todas sus posibilidades de ser. El impulso a 
vivir es en realidad plenamente vivenciado, y no puede ser extinguido, de la misma 
manera que la tendencia a ser vivido por el mundo tampoco va a poder ser acallada. 
El “hacia-algo” de la inclinación es un dejarse arrastrar por aquello que la 
inclinación añora. Cuando el Dasein se deja absorber por una inclinación, lo 
que propiamente ocurre no es que solo se dé una inclinación, sino que la 
estructura entera del cuidado queda modificada. Enceguecido, el Dasein 
pone al servicio de la inclinación todas sus posibilidades. (Heidegger, 1926, 
p. 196)
En el dejarse arrastrar de la inclinación, el cuidado del Dasein ―en el existir en 
el mundo― se va a ver distorsionado por el deseo o la inclinación, de tal manera que 
todas las posibilidades de ser se van a ver sacrificadas o degradadas, van a 
distorsionarse debido a la inclinación. Es una forma de alienación en la cual hay un 
olvido del propio ser en función del objeto de deseo.
En la inclinación hay un dejarse arrastrar por aquello que se quiere volver a 
vivenciar. En ese proceso, toda la estructura del cuidado se ve distorsionada por una 
concepción transformada de la realidad, y en función de ello, va a sacrificar todas las 
posibilidades de ser. En la inclinación se daría una forma impropia de aperturidad al 
mundo, pues se visualizaría un abandono del propio ser al colocar al objeto de 
inclinación como lo único real. 
Los momentos constitutivos del querer son: la previa aperturidad del por-mor-de
o en-vistas-a-que; la aperturidad al mundo como el dónde del ya estar (objeto de 
ocupación); la aperturidad a los otros Dasein en su propio poder ser. Estos tres 
momentos abarcan la totalidad del cuidado. El hecho de que se fundamenten en el 
cuidado es lo que hace que puedan transformarse de tendencia a vida inauténtica, a 
cuidado auténtico del propio Dasein.
En síntesis, el deseo, la voluntad y la inclinación tienen siempre un fundamento 
ontológico en el cuidado. Este fundamento es el que habilita al Dasein a ser lo que es. 
El cuidado constituye, en función de esto, el fundamento de la relación con el mundo 
del Dasein. 
Explicar el Dasein como estructurado por el cuidado, permite que se lo piense 
como algo que está abierto en un sentido óntico y existencial, y no como algo ideado 
previamente y agregado a toda experiencia. El cuidado es, en esencia, el cuidado sobre 
el ser del Dasein, y se constituye en un estar delante de sí mismo frente a la posibilidad 
más extrema del propio poder ser. El cuidado no surge de una comprensión intelectual 
previa, sino que se va a constituir como consecuencia de la comprensión de encontrar su
posibilidad más extrema, como fundamento de toda posibilidad 
El Ser del Dasein, se nos dirá, es preocupación. Preocupación de qué, 
preocupación por sí mismo. El Dasein es un ente que cuida de sí mismo y 
vuelve sobre sí mismo. (Heidegger, 1926, p. 217)
El Dasein se encuentra necesariamente volcado hacia su poder ser más propio, y
en función de ello el ser del Dasein se anticipa siempre a sí mismo. El Dasein está 
anticipándose a sí, teniéndose a sí como referencia, en la medida que está siempre 
considerando si lo que puede ser en una situación particular, cuando valora como real la 
posibilidad más propia (la muerte), puede desarrollar un cuidado de su ser auténtico.
La historicidad del Dasein es el fundamento mismo de lo que es, procede de una 
historia y a ella retorna. Esto va a darle especial relevancia a la concepción del cuidado 
del Dasein, pues está presente preontológicamente en toda forma de existencia que 
adopte. La autointerpretación y comprensión del Dasein lo particulariza en su 
proyección compresora de la temporalidad; la historia pesa en términos de futuro para él
. El testimonio del cuidado que se da de forma anticipada a toda experiencia es lo que 
permite comprender la antigua conexión entre el cuerpo y el espíritu. 
Al decir que en su ser le va su propio ser buscamos interpretar la estructura del 
ser desde un comprender, en el sentido de un proyectante. Estar vuelto hacia el propio 
poder ser se produce en tanto hay un permanente anticiparse a sí mismo. El poder ser
no se constituye en una estructura paralela ausente, sino por el contrario, es la referencia
desde la cual se proyecta el ser del Dasein. En el estar vuelto hacia el propio poder ser, 
el Dasein siempre se anticipa a sí mismo. 
Lo que usualmente se interpreta como la perfectio del hombre, o sea, el estar 
vuelto para las propias posibilidades de ser, siempre se da como consecuencia del 
cuidado. Se podría decir quizás que es obra del cuidado, determina el cuidado, 
paradojalmente, la característica más propia de este ente que es el Dasein del estar 
enfocado en el mundo, o sea, el ser un ser en el mundo. 
La perfectio del hombre —el llegar a ser eso que él puede ser en su ser libre 
para sus más propias posibilidades (en el proyecto)— es “obra” del 
“cuidado”. Pero, el “cuidado” determina también con igual originariedad la 
índole radical de este ente, según la cual está entregado al mundo de que se 
ocupa (condición de arrojado). (Heidegger, 1926, p. 199)
En esta idea se muestra la concepción de la autointerpretación como clave en las 
pautas concretas que seguirá el Dasein para su propia existencia. Se plantea la necesidad
de un fenómeno que sea el fundamento de la unicidad del cuidado en un sentido 
ontológico, que sea entonces el fundamento del poder ser en el anticiparse a sí mismo
estando en un mundo.
iii. ii: La temporeidad como sentido ontológico del cuidado
Heidegger busca la estructura originaria que le da unidad a los fenómenos 
descriptos en el apartado anterior. Al preguntarse por la unidad estructural de estos 
fenómenos se procura dar transparencia al Dasein en su ser. Comienza su descripción 
con el sentido del cuidado, considerándolo el ser del Dasein. En función de ello va a 
describir al Dasein como ese ser al que le va su ser y que posee el potencial de forma 
auténtica o inauténtica. En este análisis de la temporalidad se va a ver cómo la 
proyección de la muerte esclarece el sentido del cuidado en la temporalidad como 
proyectante comprensor del Dasein.
El Dasein se torna “esencial” en la existencia propia, que se constituye como
resolución precursora. El cuidado, en el modo de la propiedad, contiene la 
originaria estabilidad del sí-mismo e integridad del Dasein. (Heidegger, 1926
, p. 314)
El Dasein va a considerar a la propia existencia como prioritaria, lo que se 
manifestará a través de la resolución precursora. El cuidado, cuando se expresa de 
forma propia, asumida, contiene a la integridad del Dasein. La apertura del Dasein es 
plausible al proyectarse, y abre las posibilidades de ser de este ente en el mundo. El 
sentido se constituye en el fundamento o la base desde la cual se proyecta el Dasein en 
sus posibilidades de existencia en el mundo. 
Sentido significa el fondo sobre el cual se lleva a cabo el proyecto primario, 
fondo desde el cual puede concebirse la posibilidad de que algo sea lo que es
. En efecto, el proyectar abre posibilidades, es decir, abre aquello que hace 
posible algo. (Heidegger, 1926, p. 315)
La temporalidad habilita que el Dasein se pueda proyectar hacia su ser en el 
mundo de forma íntegra o completa, habilita que de manera propia pueda anticiparse a 
sí mismo en su proyección. El sentido estará dado, en última instancia, por la búsqueda 
más fundamental del Dasein que es la comprensión de su propio ser. Sobre la base de 
ese sentido se facilita la proyección del Dasein en la apertura a sí mismo ―que 
constituye la temporalidad―. El sentido está dado por la temporalidad para ese ser, no 
como resultado de la temporalidad compartida, calificada como impropia por Heidegger
. La razón de ser del cuidado es, de forma más o menos explícita, examinar el proyecto, 
fundamento desde el cual se forja el Dasein en sus diversas posibilidades de ser. Lo 
proyectado hacia el mundo será el poder ser y estar del Dasein. 
Dilucidar el sentido del cuidado significa entonces examinar el proyecto que 
fundamenta y guía la interpretación existencial y originaria del Dasein, de tal
manera que en lo proyectado por él se haga visible su fondo de proyección. 
Lo proyectado es el ser del Dasein, en cuanto abierto en lo que lo constituye 
como modo propio del poder-estar-entero. (Heidegger, 1926, p. 315)
En el proyectarse del Dasein queda patente el sentido del cuidado, el para qué de
la proyección es en sí el sentido del ser en el mundo. El sentido de la existencia de un 
ente, para Heidegger, consiste en la accesibilidad a su ser para sí mismo, mientras su ser
se constituye en lo proyectado en el transcurso de la temporalidad. El sentido de su 
existir en el mundo se dará por el hecho de que lo proyectado por el Dasein se torne 
comprensible para su propio ser. 
Cuando decimos que un ente “tiene sentido”, esto significa que se ha hecho 
accesible en su ser, ser que, proyectado sobre su fondo de proyección, es 
quien, antes que ningún otro, “tiene” “propiamente” “sentido”. El ente no 
“tiene” sentido sino porque, estando abierto de antemano como ser, se hace 
comprensible en el proyecto del ser, es decir, desde su fondo de proyección. 
(Heidegger, 1926, p. 315) 
El sentido de un ente se adquiere en la medida que existe la comprensión de sí 
mismo, esto es, según Heidegger, lo que lo abre a su propio ser. El ser abierto en la 
proyección permitirá su constitución como proyectante del poder ser. Para Heidegger, 
el Dasein, al proyectarse, puede encarar su propia existencia en tanto integridad o 
totalidad del ser en el mundo que es en esencia. 
El ser abierto es el de un ente al que le va este ser. El sentido de este ser, es 
decir, del cuidado —sentido que lo posibilita en su constitución— es lo 
originariamente constitutivo del ser del poder-ser. (Heidegger, 1926, p. 316)
En el direccionamiento hacia el futuro el Dasein se enfrenta, de forma propia o 
impropia, a sí mismo. El porvenir tan solo es asumido como un modo de estar en 
permanente soporte de su posibilidad más eminente. En el estar vuelto hacia la propia
muerte, en la forma propia o impropia, tan solo será posible en tanto se dé la proyección
del Dasein. 
El dejar-se-venir hacia sí mismo soportando la posibilidad eminente, es el fenómeno 
originario porvenir [Zukunft]. El hecho de que al ser del Dasein le pertenezca el estar 
vuelto hacia la muerte en forma propia o impropia, sólo es posible en cuanto ese ser es
venidero. (Heidegger, 1926, p. 316)
En la posibilidad más eminente y propia que representa la muerte, el Dasein
estructura definitiva y completamente su cuidado, y se permite venir a sí mismo en toda 
su completud.
El haber-sido emerge del futuro, de tal manera que el futuro que ha sido (o 
mejor, que está siendo sido) hace brotar de sí el presente. Este fenómeno que
de esta manera es unitario, es decir, como futuro que está siendo sido y que 
presenta, es lo que nosotros llamamos la temporeidad. (Heidegger, 1926, p. 
317)
En la temporeidad se sintetizan los tres tiempos: pasado, presente y futuro. Todo 
se vive o se comprende en el presente con dirección al futuro. La existencialidad es 
temporeidad y a su vez es cuidado. A través de la disposición afectiva y su característica
particular de constante remisión al pasado, el Dasein se descubre a sí mismo como 
aquel ente que permanentemente ha sido en la medida que es. La facticidad del ser en el
presente implicará, de forma necesaria, un haber sido, que nos remite al estado de 
arrojado, según Heidegger. En la formulación del estado del cuidado, se encuentra 
incluida la posibilidad de la formulación del antes y el ahora, como expresión de la 
existencialidad y la facticidad.
En la disposición afectiva, el Dasein se sorprende a sí mismo como aquel 
ente que él, mientras es, ya era, es decir, constantemente ha sido [ist gewesen
]. El sentido existencial primario de la facticidad radica en el haber-sido. La 
formulación de la estructura del cuidado indica, con las expresiones “antes” 
y “ya”, el sentido tempóreo de la existencialidad y de la facticidad. (
Heidegger, 1926, p. 318)
Para Heidegger es la temporalidad la que hace posible la unidad de la 
existencialidad, de la facticidad y la caída. Estos momentos no se constituyen como un
armado de piezas, sino que son una totalidad integral en la cual es inadmisible pensar 
una sin la remisión a las otras. 
La temporeidad hace posible la unidad de existencia, facticidad y caída, y así
constituye originariamente la totalidad de la estructura del cuidado. Los 
momentos del cuidado no quedan reunidos por yuxtaposición, como 
tampoco la temporeidad misma se va constituyendo de futuro, haber-sido y 
presente, “a lo largo del tiempo”. (Heidegger, 1926, p. 319)
La existencia es la temporización de sí mismo por parte del Dasein. Esto es lo 
que habilita la comprensión de su propia existencia. El Dasein se encuentra a sí mismo a
nivel afectivo en los parámetros de ser y haber sido. El ser remite necesariamente al 
haber sido, y por tanto a la existencialidad y a la facticidad. La existencialidad revela la 
conciencia o comprensión de haber sido en el estado de arrojado, también el hecho de 
ser y el estado anticipatorio de ser en relación con la propia finitud. El hacerse cargo de 
la forma cómo se ha sido, muestra una especie de nihilización de la condición de 
arrojado en el uno. Esto es consecuencia del enfrentamiento a la muerte de un modo 
anticipado. Cuando nos hacemos cargo de nuestra condición de seres arrojados en la 
existencia, forzosamente nos estaremos remitiendo al futuro.
El cuidado es estar vuelto hacia la muerte. La resolución precursora fue definida 
como haber asumido la posibilidad de la absoluta imposibilidad del Dasein.
En semejante estar vuelto hacia su fin, el Dasein existe en forma propia y en 
su integridad, como aquel ente que él —“arrojado en la muerte”— puede ser.
El Dasein no tiene un fin en el que solamente termine, sino que existe de un 
modo finito. (Heidegger, 1926, p. 319)
 Expresar que el Dasein existe de un modo finito es una redundancia, ya que el 
existir humano es finito. La temporalización siempre es sobre el eje cardinal de la 
finitud. La muerte no se constituye en la única causa para el fin del Dasien. La finitud 
puede implicar el finalizarse de una actividad o etapa, y la muerte se asocia más con el 
fallecer.
 En el futuro propio, de la temporalidad originaria, esta aparece también como 
finitud. Es en la comprensión de la propia finitud que se delinea la temporalidad y por 
ello la existencialidad (haber sido).
El cuidado se despierta como consecuencia de la comprensión de la existencia 
real de la finitud en la temporalidad, por lo tanto se desprende de la infinitud del tiempo 
impropio. Heidegger la considera la muerte siempre desde dos perspectivas: desde la 
cura o el cuidado, desde la caída y la existencialidad. El pre-ser se manifiesta en la 
posibilidad inminente de la muerte. Tanto la existencialidad como la caída en el uno o 
en el ser generan la posibilidad del cuidado y lo hacen propio o auténtico.
El tiempo es originariamente temporización de la temporeidad, y en cuanto 
tal posibilita la constitución de la estructura del cuidado. La temporeidad es 
esencialmente extática. La temporeidad se temporiza originariamente desde 
el futuro. El tiempo originario es finito. (Heidegger, 1926, p. 320)
La existencialidad se delinea como consecuencia de una forma de 
temporalización, como consecuencia de la comprensión de la finitud que habilita la 
comprensión del ser y como resultado de ello, el cuidado. La temporalización, 
favorecida por la comprensión de la finitud del tiempo, es cuidado, es y, por lo tanto, 
existencia en sí y propia. La temporalidad siempre se va a remitir a la proyección, al 
futuro. El fenómeno originario que despliega todas las otras formas de temporalidad es 
el futuro. La primacía del futuro se manifestará también en el tiempo vulgar. La 
temporalidad del Dasein no es en realidad, sino que se temporaliza a sí misma. Este 
temporalizarse motiva una forma de maduración propia en el ser. Este fenómeno, a su 
vez, es el que hace posible el cuidado. La totalidad del ser del Dasein como cuidado, 
propicia un anticiparse a sí mismo estando ya en el mundo en general y de los entes que 
comparecen en el mundo al igual que nosotros. El anticiparse a sí, como indicador del 
futuro marca una actitud de riesgo, jugarse a sí mismo implica salirse de sí mismo. 
Es interesante observar cómo se lleva adelante una asociación entre la 
impropiedad del Dasein y su específica temporeidad. Dicha cuestión nos conduce a la 
relación existente entre el modo propio de ser del Dasein y la temporeidad originaria.
El sentido del cuidado está en la determinación precursora que busca la 
realización del implícito proyecto de ser de la existencia humana. La revisión y 
examinación del proyecto vital del Dasein mediante la designación del sentido de la 
temporalidad, es lo que permite esta explicitud. 
Ahora que la mismidad ha sido explícitamente reasumida en la estructura del
cuidado y, por consiguiente, de la temporeidad, la interpretación tempórea de
la estabilidad del sí-mismo y de la inestabilidad del sí-mismo adquiere un 
peso particular. (Heidegger, 1926, p. 322)
La existencia humana conlleva inevitablemente la temporalidad y como 
consecuencia de ella tienen lugar los tres tiempos implícitos en el estar en el mundo. En 
el arrojamiento del Dasein, en su ser en el mundo, están siempre en juego esas tres 
formas de la temporalidad. 
Es en la multiplicidad fenoménica se accederá a la comprensión de la 
articulación del Dasein en la estructura que constituye el cuidado. El cuidado en su 
desarrollo nos permite comprender el todo que lo sustenta. Tanto la existencialidad 
como la caída en el uno o el ser son los que generan la posibilidad del cuidado y lo 
hacen propio o auténtico. La finitud de la temporalidad originaria implica pues la 
consideración de la posibilidad de la imposibilidad de todas las posibilidades en cada 
momento del existir y por ello, constituye el sentido que esta como matriz en cada 
momento de la existencia.