Cap. La existencia humana insatisfactoria.
a. La existencia humana como insatisfacción desde la filosofía de Shopenhauer.
b. La insatisfacción de la existencia humana desde la filosofía budista.
c. Análisis simbólico del proceso de pérdida, caer , la ruina.
d. El pesimismo existencial en la serie Fargo.
La existencia humana como insatisfacción para el budismo.
La existencia humana, a menudo idealizada y engrandecida por narrativas de progreso y felicidad ininterrumpida, es fundamentalmente un estado de insatisfacción inherente. Esta verdad, lejos de ser una visión nihilista, es una piedra angular tanto en el pesimismo filosófico occidental de Arthur Schopenhauer como en la milenaria sabiduría budista. Aunque sus caminos y objetivos difieren, ambos sistemas de pensamiento convergen en la comprensión profunda de que la vida, tal como la experimentamos, está impregnada de un tipo de sufrimiento o descontento que va más allá de las meras adversidades externas.
La Dukkha Budista: Una Verdad Fundamental
En el budismo, el concepto central que aborda esta insatisfacción es dukkha. A menudo traducido como "sufrimiento", dukkha abarca un espectro mucho más amplio que el dolor físico o emocional. Tal como lo explica la Ven. Thubten Chodron en sus enseñanzas, dukkha se refiere a la insatisfacción, la imperfección, la incomodidad, la frustración y la naturaleza insustancial de toda existencia condicionada. No es solo el dolor evidente de la enfermedad o la pérdida, sino también la sutil inquietud que acompaña incluso a los momentos de placer. Como se establece en las Cuatro Nobles Verdades, la primera de ellas es que "la vida es dukkha".
El Dhammacakkappavattana Sutta (El Sutra de la Puesta en Movimiento de la Rueda del Dharma), el primer discurso del Buda, articula claramente esta verdad:
"Ahora bien, esta, monjes, es la noble verdad del sufrimiento: el nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento; la pena, el lamento, el dolor, la congoja y la desesperación son sufrimiento; asociarse con lo que uno no ama es sufrimiento; separarse de lo que uno ama es sufrimiento; no obtener lo que uno desea es sufrimiento; en resumen, los cinco agregados del apego son sufrimiento."
La Ven. Thubten Chodron subraya que existen tres tipos principales de dukkha:
* El dukkha del sufrimiento: El dolor evidente, físico y mental.
* El dukkha del cambio: La insatisfacción que surge del hecho de que incluso los placeres son impermanentes y, por lo tanto, siempre terminan, lo que lleva a un sufrimiento renovado.
* El dukkha omnipresente de las condiciones: La insatisfacción inherente a nuestra existencia cíclica (samsara), que se debe a que nuestra mente y cuerpo están bajo el control del karma y las aflicciones mentales. Este es el nivel más profundo de insatisfacción, ya que no importa cuán "bien" parezca ir la vida, siempre hay un substrato de inquietud y la semilla de un sufrimiento futuro. Los sutras budistas detallan cómo el apego, el deseo y la ignorancia son las raíces de esta insatisfacción continua, perpetuando el ciclo de renacimiento y sufrimiento.
Schopenhauer y la Voluntad Insaciable
Arthur Schopenhauer, un filósofo del siglo XIX, llegó a conclusiones sorprendentemente similares sobre la naturaleza de la existencia, aunque desde una perspectiva metafísica diferente. Para Schopenhauer, la fuerza impulsora detrás de todo es la "Voluntad" (Wille), una fuerza irracional, ciega e insaciable que subyace a toda la realidad, incluyendo la existencia humana. Nuestra vida no es más que la manifestación de esta Voluntad, y nuestra individuación como seres humanos con deseos y necesidades nos condena a un ciclo perpetuo de querer y no conseguir, o de conseguir y pronto aburrirnos o desear algo más.
Schopenhauer argumenta que el deseo es un estado de carencia y, por lo tanto, de sufrimiento. Incluso cuando un deseo es satisfecho, esta satisfacción es breve, solo para ser reemplazada por un nuevo deseo o por el tedio. La felicidad, en su visión, es meramente la ausencia momentánea de sufrimiento, una pausa transitoria en la inacabable búsqueda de la Voluntad. Célebremente, afirmó en El mundo como voluntad y representación:
"Toda satisfacción, o lo que se llama felicidad, es en realidad y esencia siempre negativa, no una gratificación original que entra por sí misma, sino solamente la satisfacción de un deseo, lo que significa que es la eliminación de un dolor. Pues si un deseo no es satisfecho, es doloroso; pero el desear en sí mismo es doloroso; por lo tanto, cada satisfacción es la eliminación de un dolor."
Y en la misma obra, Schopenhauer compara la vida con un movimiento incesante:
"La vida humana oscila, como un péndulo, de un lado a otro entre el dolor y el aburrimiento." Esta concepción resuena directamente con el dukkha del cambio budista, donde incluso el placer es inherentemente insatisfactorio debido a su transitoriedad.
Puntos de Convergencia y Divergencia
La conexión entre el pesimismo de Schopenhauer y el budismo es notable. Ambos reconocen la impermanencia, la insustancialidad y la inherente insatisfacción de la existencia tal como la conocemos. Ambos señalan el deseo y el apego como fuentes primarias de este malestar. Schopenhauer, en particular, encontró en el budismo una confirmación de sus propias intuiciones filosóficas sobre el sufrimiento y la renuncia al deseo como un camino hacia una especie de "salvación" o liberación.
Sin embargo, hay diferencias cruciales en sus soluciones. Para Schopenhauer, la liberación de la Voluntad se encuentra en la negación de la voluntad de vivir, que puede manifestarse a través de la contemplación estética, la compasión y, en su forma más radical, el ascetismo y la quietud. El camino es a menudo individual y puede llevar a una especie de resignación.
El budismo, si bien también enfatiza la renuncia al apego y al deseo (ignorancia), ofrece un camino sistemático y practicable hacia la iluminación y la liberación (nirvana) a través del Óctuple Sendero: la sabiduría, la ética y la meditación. La insatisfacción (dukkha) no es el final de la historia, sino la primera verdad que se debe reconocer para poder trascenderla. La meta no es meramente la ausencia de sufrimiento, sino la erradicación de sus causas y el desarrollo de cualidades como la compasión universal y la sabiduría. Mientras que Schopenhauer a veces se detiene en la descripción del sufrimiento, el budismo ofrece un camino claro y transformador para superarlo.
Conclusión
Tanto la Voluntad insaciable de Schopenhauer como la dukkha budista nos invitan a mirar más allá de las apariencias superficiales de la vida y a reconocer su inherente insatisfacción. Esta comprensión no es un llamado a la desesperanza, sino una invitación a la sabiduría. Para el budismo, es el punto de partida fundamental para buscar una auténtica libertad y una paz duradera. Al comprender la naturaleza de nuestra insatisfacción, ya sea a través del análisis de la Voluntad o de las enseñanzas sobre dukkha, abrimos la puerta a la posibilidad de una existencia más consciente y liberada, trascendiendo las ilusiones que nos mantienen atados al ciclo del querer y el sufrir.